https://youtu.be/esaIO4mjrxI?si=XjXBFCe_8YgMqU4_
- Rom 8, 18.25
- Sal 125
- Lc 13, 18-21
Cosas grandes ha hecho por nosotros el Señor, nos dice el Salmista y con esto iniciamos el mensaje de esperanza que nos brinda en la liturgia de hoy.
De las tres virtudes teologales: Fe, Esperanza y Caridad, la virtud de la esperanza es a la que menos importancia le damos. En este pasaje de San Pablo a los Romanos nos dice el valor que tiene esta virtud, “Porque la creación expectante, está aguardando la plena manifestación de los hijos de Dios”. El Apóstol contempla a la humanidad y a la creación en el camino de la salvación, (ya realizada en Jesucristo, pero aún no concluida), con la mirada expectante y tendida hacia ese futuro de liberación que se hace ya presente en la esperanza.
El Papa Francisco afirma que la esperanza es como echar el ancla a la otra orilla. La esperanza es vivir en tensión, siempre, sabiendo que no podemos hacer el nido aquí: la vida del cristiano está “en tensión hacia”. Si un cristiano pierde esta perspectiva, su vida se vuelve estática y las cosas que no se mueven se corrompen. Pensemos en el agua: cuando el agua está quieta, no corre, no se mueve, se corrompe. Al cristiano que no es capaz de estar en tensión hacia la otra orilla, le falta algo: terminará corrupto. Para él, la vida cristiana será una doctrina filosófica, la vivirá así, dirá que es fe pero sin esperanza no lo es.
El Papa Francisco observó después cuán “difícil es comprender la esperanza”. Si hablamos de la fe, nos referimos a “la fe en Dios que nos creó y en Jesús que nos redimió y rezamos el Credo y sabemos cosas concretas sobre la fe”. Si hablamos de caridad, se trata de “hacer el bien al prójimo, a los demás, muchas obras de caridad que se hacen al otro”. Pero es difícil comprender la esperanza: es “la más humilde de las virtudes” que “sólo los pobres pueden tener”.
Si queremos ser hombres y mujeres de esperanza, debemos ser pobres, pobres, no apegados a nada. Pobres. Y abiertos hacia la otra orilla. La esperanza es humilde, y es una virtud que se trabaja – por decirlo así – todos los días: todos los días es necesario volver a tomarla, todos los días debemos tomar la cuerda y ver que el ancla está fija allí y que yo la tengo en la mano; todos los días es necesario recordar que tenemos el anticipo, que es el Espíritu que trabaja en nosotros con las cosas pequeñas.
Para hacer comprender cómo vivir la esperanza, el Papa se refirió después a la enseñanza de Jesús en el pasaje del Evangelio cuando compara el Reino de Dios con el grano de mostaza arrojado al campo. “Esperemos que crezca”, no vamos todos los días a ver cómo va, porque de lo contrario “nunca crecerá”, señaló Francisco refiriéndose a la “paciencia” porque, como dice Pablo, “la esperanza tiene necesidad de paciencia”. Es “la paciencia de saber que nosotros sembramos, pero es Dios quien hace crecer”. “La esperanza es artesanal, pequeña” – prosiguió – “es sembrar un grano y dejar que la tierra la haga crecer.
Cristo, es ese hombre que “toma y siembra en su huerto”. Nosotros somos “su” huerto. La semilla de ese amor, dejándola crecer en cada uno, transformará nuestro corazón a la medida del corazón de Cristo (cf. Fp 2,5). Seremos hechos instrumentos del Amor de Dios, dar frutos de humanidad en cada uno y cantaremos con el Salmo “el Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres”. El mundo necesita ser sanado por el amor porque es fruto del Amor…”
San Mateo añade que la mostaza “es ciertamente la más pequeña de todas las semillas, pero cuando ha crecido es la mayor de las hortalizas, y llega a ser como un árbol, hasta el punto de que los pájaros del cielo acuden a anidar en sus ramas”. Así el amor de Dios sembrado en nuestro corazón comienza siendo como una semilla casi imperceptible, pero terminará siendo el fundamento de la convivencia y concordia entre los hombres. Sólo podrá crecer la justicia y la paz si se fundamenta en el amor como don, como entrega.
Y como la levadura mezclada en la harina no se nota, así los hijos de Dios en medio del mundo no se nota su presencia, pero hace que la harina se convierta en ese pan delicioso.
Termina el Pontífice: “Además, para hablar de la esperanza, Jesús en el Evangelio de hoy utiliza también la imagen de la “levadura” que una mujer tomó y mezcló en tres medidas de harina. Una levadura que no se guarda en la nevera, sino que “se amasa en la vida”, de la misma manera que el grano va bajo tierra.
Por eso, la esperanza es una virtud que no se ve: trabaja desde abajo; nos hace ir y mirar desde abajo. No es fácil vivir en la esperanza, pero yo diría que debería ser el aire que respira un cristiano, el aire de la esperanza; de lo contrario, no podrá caminar, no podrá seguir adelante porque no sabe adónde ir. La esperanza – esto sí es verdad – nos da seguridad: la esperanza no defrauda. Jamás. Si tú esperas, no te decepcionarás. Debemos abrirnos a esa promesa del Señor, inclinándonos hacia esa promesa, pero sabiendo que hay un Espíritu que trabaja en nosotros.”
Ojalá que nos parezcamos al grano de mostaza y de la levadura para tener la verdadera esperanza en Dios, ya que El es el que nos da el crecimiento de nuestra fe para alcanzar el reino glorioso.
”Que la Gracia de Nuestro Señor Jesucristo, el Amor del Padre y la Comunión del Espíritu Santo, estén siempre con ustedes” Ef 13,3
Fuentes:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2023/10/31/la-semilla-sembrada-por-cristo-que-salva-al-mundo/
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://es.catholic.net/op/articulos/73572/cat/1267/la-esperanza-es-como-el-aire-que-respira-el-cristiano.html#modal
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=31-10-2023
Palabra de Vida Mes de Octubre 2023
“Pues lo del César devuélvanse lo al César y lo de Dios a Dios.” Mt22, 21 https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida. Octubre 2023
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Octubre 2023.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.