https://youtu.be/0BcntweXZxI?si=4F4cQ5ojBRFJ7CnG
- 1 Tes 3, 7-13
- Sal 89
- Mt 24, 42-51
Llénanos de tu Amor Señor, decimos con el Salmista hoy que el Señor nos invita a estar preparados, o sea a vivir cada día de acuerdo a la Voluntad de Dios, realizando, como nos dice San Pablo en la primera lectura, las cosas con Amor.
San Pablo afirma que se siente vivo en medio de sus luchas y aprietos por lo que está pasando, y todo es por el agradecimiento que siente en su interior por la fe que muestran los tesalonicenses. Es tanta su alegría, al saber que a pesar del poco tiempo que estuvo entre ellos, la fe en la comunidad no solo se ha mantenido sino que ha crecido, que inspira al apóstol a hacer una pequeña, pero bellísima oración: “Que el Señor os colme y os haga rebosar de amor mutuo y de amor a todos” Ante esta oración me pregunto ¿por qué no miramos y nos sentimos vivos por la fe que muestran otros cristianos, con una fe profunda, expresando su esperanza en el peregrinar de este mundo? Más que un sentirse vivo, expresamos una queja y crítica eternas que también cuestiona nuestro amor.
De ahí que esta oración paulina siga siendo necesaria contemplarla en silencio, y desmenuzarla poco a poco en nuestra oración. La fe ha de colmarnos de un amor mutuo, no egoísta, sino oblativo, entregado, sin distinciones o marginaciones. Quien reciba amor, sabrá en su fuero interno la belleza de lo que ha recibido, y lo contemplará para sí como un don, como un regalo que en la gratuidad será transformado en gratitud.
Y es que no hay premio y satisfacción más grande para quien anuncia la Buena Noticia de Cristo que el ver que ésta da fruto.
Hoy el Señor en el Evangelio nos pide estar en vela. El problema es que como afirma el Papa Francisco, “Sucede, lamentablemente «que nos olvidamos de la meta de nuestra vida, es decir, la cita definitiva con Dios», dijo el pontífice. Así se pierde «el sentido de la espera», de la bella expectativa que es el encuentro con el Señor, esa que nos «saca de las contradicciones del momento». Así, se «absolutiza el presente».
Es por ello que es necesario vivir el hoy, pero «el hoy que va hacia el mañana», es decir hacia el encuentro con Dios -subrayó el Papa Francisco: si estamos atentos y hacemos el bien correspondiendo a la gracia de Dios, podemos esperar serenamente.
Y entonces podríamos preguntarnos: Cómo vivir este “estad en vela, porque no sabéis el día de vuestro Señor”de la que nos habla San Mateo? Hay una expresión que nos sirve mucho: “Vivamos el momento presente”.
¿Qué significa “vivir el momento presente”?
Hay que aclarar una cosa: vivir el momento presente no significa en absoluto vivir despreocupados de todo, sin cumplir con nuestras obligaciones, sin orden ni concierto en la vida, solo pensando en disfrutar en cada momento, como si todo fuera un juego, sin hacer caso a que hay un tiempo para cada cosa.
¿Qué significa entonces? Vayamos por pasos: Además del presente, ¿qué tenemos?
Tenemos el pasado y tenemos el futuro. Pero el pasado y el futuro son solo de Dios: el pasado ya está solo en su corazón, y en futuro, en su mente… La diferencia con el presente es que, además de ser suyo, lo comparte con nosotros.
¿Cuándo intentamos arrebatarle a Dios el pasado?
Cuando nos quedamos pensativos en las cosas del pasado que no nos gustan, y nos entristecemos, y quisiéramos volver al pasado para cambiarlo.
¿Cuándo intentamos arrebatarle a Dios el futuro?
Cuando nos empeñamos en cambiarlo al no obedecer a los mayores con un pataleo, o cuan- do algunos adultos quieren averiguarlo sea como sea acudiendo a timadores que leen las manos o echan las cartas.
¿Cómo vivir entonces el momento presente?
No tratando de arrebatar a Dios el tiempo, que es suyo, al querer volver al pasado o adelantar el futuro, sino viviendo el presente que Dios nos regala: si el pasado y el futuro son solo de Dios, también lo es el presente, pero este lo comparte con nosotros. Por eso, el pasado está en la misericordia de Dios y el futuro en su providencia. Pero Él nos regala el presente: el único instante que tenemos para amarle a Él y para amar a los demás.
Terminemos con la Oración Colecta diciendo, Señor Dios que une en un mismo sentir los corazones de tus fieles, (orar como San Pablo para que el Señor conserve nuestros corazones irreprochables en la santidad) , impulsa a tu pueblo a amar lo que mandas y a desear lo que prometes, (Que el Señor bondadoso nos ayude y de prosperidad a nuestras obras”), para que, en medio de la inestabilidad del mundo, estén firmemente anclados nuestros corazones donde se halla la verdadera felicidad, (como el servidor al que el Señor encuentra cumpliendo con su deber).
”Que la Gracia de Nuestro Señor Jesucristo, el Amor del Padre y la Comunión del Espíritu Santo, estén siempre con ustedes”. Ef 13, 13
Fuentes:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2023/08/31/jueves-31-de-agosto-2023-semana-21-del-to-estad-en-vela/
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://www.infocatolica.com/?t=noticia&cod=39076
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=31-08-2023
Palabra de Vida Mes de Agosto 2023
“Mujer, ¡qué grande es tu fe! Que se cumpla tu deseo”. (Mateo 15, 28) https://ciudadnueva.com.ar/julio-2023
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Agosto 2023.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.