https://youtu.be/jiWbhTfX41Q
- Flp 2, 1-4
- Sal 130
- Lc 14, 12-14
La invitación que nos hace la liturgia de hoy es tener una misma manera de pensar, pensar en el Amor para que nos lleve a practicar obras de caridad, con los necesitados y excluidos, y así ser dichosos porque ellos no tienen con que pagar, pero el Señor nos promete que se nos pagará cuando resuciten los justos.
Y es que cuando nosotros tomamos esta postura propuesta por San Pablo, en la primera lectura, lo que estamos haciendo no es otra cosa que dejar que el Espíritu Santo pueda actuar en nosotros. Esto sucede ya que, al vaciarnos nosotros mismos, dejamos que el Espíritu nos llene y pueda dirigir nuestra vida. Vacíate de ti mismo para que Dios pueda llenarlo todo.
No hay nada más contrario a la fe cristiana que la actitud y la praxis del egoísmo y, sin embargo, tampoco hay nada más común, más “normal” en nuestra humana cotidianidad. San Pablo anima y estimula a la comunidad de Filipo a vivir una comunión real de amor y que sea ese su principal signo de identidad cristiana.
La clave está en lo que el propio San Pablo indica al principio: “la comunión del Espíritu”. No se trata solo de la voluntad, sino de tomar conciencia de que el Espíritu Santo está presente y activo en todos y cada uno de los que forman la comunidad de bautizados y dejarse llenar de su Amor. Por eso, celebraban la eucaristía y después se reunían para poner en común el pan, las alegrías y problemas.
Descubrir en el alma la alegría de dar, de perdonar, de compartir lo que soy y lo que tengo es vivir plenamente la fe y el amor de Cristo. La Iglesia ha de ser la comunidad de “santos” que nos ayude en este descubrimiento y en ello todos estamos implicados.
El cristiano se mueve en el mundo como una persona corriente; pero el fundamento del trato con sus semejantes no puede ser ni la recompensa humana ni la vanagloria; debe buscar ante todo la gloria de Dios, sin pretender otra recompensa que la del Cielo. «Al contrario, cuando des un banquete, llama a los pobres, a los lisiados, a los cojos, a los ciegos; y serás dichoso, porque no te pueden corresponder, pues se te recompensará en la resurrección de los justos» (Lc 14,13-14).
Nos explica el Papa Francisco que Jesús en en texto del Evangelio, “va completamente a contracorriente, manifestando como siempre la lógica de Dios Padre. Y además añade la clave para interpretar su discurso. ¿Y cuál es la clave? Una promesa: si lo haces, “te será devuelto en la resurrección de los justos”. Esto significa que quien se comporte así tendrá la recompensa divina, mucho más alta que cualquier intercambio humano esperado… Te hago este favor y espero que me lo des a cambio. No, esto no es cristiano. La humilde generosidad es cristiana”
El Señor nos invita a darnos incondicionalmente a todos los hombres, movidos solamente por amor a Dios y al prójimo por el Señor. «Si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a los pecadores para recibir lo correspondiente» (Lc 6,34).
Hemos podido leer y reflexionar en lo últimos días, las distintas parábolas del Reino y todas ellas insisten en la necesidad de salir de sí mismo para buscar al hermano que estaba perdido, al que no cuenta en nuestra sociedad ni en nuestra familia o “amigos”, al que “no cumple”. La búsqueda y construcción del Reino de Dios ha de hacernos salir de nuestras seguridades y animarnos a entrar en las sendas estrechas por las que Cristo sigue caminando hacia la Cruz. Nadie nos lo va a agradecer quizá. Al revés: nos criticarán y tratarán de descartarnos por ir precisamente en ayuda y defensa de quienes están en nuestros márgenes de corrección y, como dice el Evangelio, de retribución.
Y también insiste en la necesidad de darnos cuenta de que cuando el Señor nos habla de recompensa en la “resurrección de los justos” se está refiriendo no al final de los tiempos solamente. Con la Resurrección de Cristo, somos ya “hombres resucitados” desde el bautismo: sacerdotes, profetas y reyes que formamos el Pueblo de Dios, porque nos ha elegido personalmente a cada uno no para nuestro exclusivo beneficio de felicidad sino para precisamente para invitar a los que nada tienen, pero que esperan, nos esperan.
Término esta reflexión con el Salmista, pidiendo “Dame, Señor, La Paz junto a ti.”
Bibliografia:
- Folleto La Misa de Cada Día.
- PíldorasdeFe.com
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2022/10/31/reconocernos-pecadores/
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
Palabra de Vida Mes de Octubre 2022
“Porque no nos dio el Señor a nosotros un espíritu de timidez, sino de fortaleza, de caridad y de templanza».2 Tim 1,7 https://ciudadnueva.com.ar/octubre-2022/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Octubre 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.