https://youtu.be/Eqhr0vV33DQ
- Is 49, 8-15
- Sal 144
- Jn 5, 17-30
Yo te formé y te he destinado para que seas alianza del pueblo: para restaurar la tierra, para decir a los prisioneros: “Salgan”, y a los que están en tinieblas: “Vengan a la luz”, nos dice la primera lectura de hoy.
Esta es también nuestra misión como bautizados: ser un instrumento de Dios para todos aquellos que viven aún prisioneros de sus vicios y defectos; ser luz para aquellos que viven en las tinieblas del pecado; ser alianza para que, los que no conocen a Jesús, no sólo lo conozcan, sino lo lleguen a amar profundamente y de esta manera tengan vida y la tengan en abundancia.
En el tiempo de la misericordia te escuché, en el día de la salvación te auxilié, nos dice también el texto. Mensaje de Jesús que sabe que nosotros podemos caer en la tentación de abandonarle y, por eso, nos suplica: “Permaneced en mi amor”. En la misma línea, en cada eucaristía, quiere adentrarse hasta el fondo de nuestro corazón: “Tomad y comed esto es mi cuerpo, tomad y bebed esta es mi sangre”.
Dios nunca abandona a su pueblo. Firmó una alianza de amor con él: “Yo seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo”. Y Dios se mantiene fiel a la palabra dada.
Bien lo dice el Salmista: “El Señor es compasivo y misericordioso… su amor se extiende a todas las creaturas.. es fiel a sus palabras y bondadoso en todas sus acciones…da apoyo al que tropieza y al agobiado alivia,,, es justo en sus designios y están llenas de amor todas sus obras.”
Por diversas que sean las circunstancias por las que atraviesa su pueblo, él nunca le va a abandonar. Nunca se olvida de lo que se ha comprometido con su palabra de amor. Se acerca a los de su pueblo como “El Compasivo”.
Tú y yo, en el medio en el que nos desenvolvemos diariamente debemos, primero que nada con nuestro testimonio de vida y luego si es posible con nuestra palabra profética, ser portadores del Evangelio y del amor de Dios para los demás. Él cuenta con nosotros.
Afirma el Papa Francisco que “Dios con su amor llama a la puerta de nuestro corazón ¿Por qué? Para atraernos, para atraernos a Él y llevarnos adelante por el camino de la salvación. Dios está cerca de cada uno de nosotros con su amor, para llevarnos de la mano a la salvación. ¡Cuánto amor hay detrás de todo ello! Así, rezando “hágase tu voluntad”, no estamos invitados a bajar servilmente la cabeza, como si fuéramos esclavos. ¡No! Dios nos quiere libres; y es su amor el que nos libera… Si rezamos es porque creemos que Dios puede y quiere transformar la realidad venciendo el mal con el bien.”
El evangelista Juan nos presenta muchas veces a Jesús discutiendo con “los judíos”, también en este pasaje de su evangelio, del que podemos sacar algunas de sus sabrosas enseñanzas. Jesús nos indica cuál es su relación con Dios, es la de ser su Hijo. Algo que a los judíos les quedó claro y les sonó a una auténtica blasfemia. ¿Cómo Jesús, un hombre como ellos, se atrevía a proclamarse como Hijo de Dios? Y querían matarle por ello.
Para entender el misterio de la Cruz –que se revelará en su plenitud y majestad el Viernes Santo– tenemos antes que entender el porqué del rechazo de los judíos a Jesús. Los judíos no negaron a Jesús porque fuera un liberal que quería acabar con todas las antiguas tradiciones, tampoco porque fuese un revolucionario que quería cambiar todo el orden establecido, ni porque fuera un gran sabio que deshacía todas sus mentiras. Los judíos rechazaron a Jesús porque tenía una pretensión única e inaceptable: se hacía igual a Dios. Al llamar a Dios Padre suyo, se autoproclamaba Hijo de Dios. Y esta pretensión una de dos: o es verdad o es una blasfemia intolerable. Esta fue la razón del odio, de las burlas, de los castigos, de la cruz. Jesús murió porque decía ser Dios, y no por ninguna otra razón.
Jesús afirma que su naturaleza y la del Padre son iguales, aun siendo personas distintas. Manifiesta de esta manera su divinidad. Es éste un fragmento del Evangelio muy interesante de cara a la revelación del misterio de la Santísima Trinidad.
El tema central de este pasaje es escuchar la palabra de Jesús y creer que él es verdaderamente el Hijo de Dios. Estos son dos elementos que están íntimamente relacionados entre sí
Entre las cosas que hoy dice el Señor hay algunas que hacen especial referencia a todos aquellos que a lo largo de la historia creerán en Él: escuchar y creer a Jesús es tener ya la vida eterna (cf. Jn 5,24). Ciertamente, no es todavía la vida definitiva, pero ya es participar de la promesa. Conviene que lo tengamos muy presente, y que hagamos el esfuerzo de escuchar la palabra de Jesús, como lo que realmente es: la Palabra de Dios que salva. La lectura y la meditación del Evangelio ha de formar parte de nuestras prácticas religiosas habituales.
Bibliografía
- PildorasdeFe.com
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2022/03/30/porque-te-haces-igual-a-dios/
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.htt
Palabra de Vida Mes de Marzo 2022
«Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden» (Mc 6, 12) https://www.focolare.org/espana/es/news/2022/02/27/marzo-2022/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Marzo 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.