?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
- 1 Cor 3, 18-23
- Sal 23
- Lc 5, 1-11
Hoy que recordamos a San Gregorio, Papa y doctor de la Iglesia, misión en que se distinguió por su oratoria, política tolerante, administración atinada, interés misionero en Inglaterra y España y tacto en la reforma del clero y la liturgia. Su acción pastoral se refleja en varias de sus obras: Regla pastoral, Diálogos, Sacramentario y Antifonario. Se distinguió, también, por su obra bíblica (varios comentarios), ascética (su Moralina) y epistolar (859 cartas). Apenas muerto, fue venerado como santo y la tradición lo asumió como Patrón de los liturgistas, sabios e investigadores, por su amplia erudición; de los músicos, chantres y cantores, por la escuela de canto que fundó (cantos gregorianos); Defensor contra la enfermedad de la gota y la peste; y Abogado de las almas del purgatorio por las “misas gregorianas” que hasta él se hicieron remontar.
En la Oración Colecta pedimos, le pedimos al Señor que por su intercesión le des sabiduría a quienes Ha encomendado el gobierno de la Iglesia, a fin de que El Progreso de las ovejas en la santidad sean el gozo eterno de sus pastores.
Y es que precisamente en el evangelio el Señor nos exhorta como a Pedro a llevar nuestra barca a tierra, dejarlo todo y seguirlo.
Pedro, un experimentado pescador, se pone a escuchar lo que para un hombre de su experiencia resultaría una ilógica petición, la cual proviene de un carpintero. Sin embargo, la Escritura nos dice que antes de invitar a Pedro a pescar, Jesús había predicado a los que se reunieron en torno a la barca. Seguramente que lo que escuchó Pedro de labios de Jesús, lo animó a intentar una acción fuera de toda lógica dentro de su oficio.
Los pescadores, nos dice el texto, estaban lavando las redes. Tal vez no sepamos mucho de pesca pero, ¿Cuándo un equipo de pesca lava las redes? Si fuésemos pescadores, podríamos pensar que lavamos las redes porque están sucias después de una jornada de trabajo o también porque nunca más se volverán a usar. Y hay una gran diferencia entre lavar las redes después de una gran pesca, a lavar las redes después de no haber pescado nada.
Hay un sabor amargo de derrota, de resignación cuando uno solo tiene que lavar redes y no pescar nada. Y Hay gente que hoy se encuentra así: lavando redes en algún área de su vida. Que dice: “ya no intento nada, estoy resignado.”
Y si tú estás pasando por un momento así donde sientes que has cruzado la barrera de la resignación este mensaje es para ti. Nota lo que el Señor les habla en el Vs 4 y 5. Hay una palabra que dijo Pedro que hizo la diferencia entre la resignación y la fe, entre el fracaso y la victoria. Pedro dijo, daré mi último esfuerzo. La palabra más significa: intentémoslo una vez más quizá pueda pasar algo.
Yo te quiero retar a algo, vuelve a echar la red en el mismo lugar donde antes no habías pescado nada. Dale un voto de confianza al Señor y el Señor se encargará de mover las corrientes de agua hacia tu favor. Dios puede hacer que nuevas oportunidades vengan a ti. Sin la necesidad de tu ir a buscarlas.
Suponemos que la barca estaba a la orilla, ya los pescadores, posiblemente se habían resignado y consideraban Que no había más que hacer.
Llega Jesús, le pide a Simón que se aleje un poco de tierra que se adentre que profundice.
Nos explica el Papa Francisco: “Lo encuentra fatigado y decepcionado, porque esa noche no habían pescado nada. Y Jesús lo sorprende con un gesto inesperado: se sube a su barca y le pide que se aleje un poco de tierra porque quiere hablar a la gente desde allí, había mucha gente. Entonces Jesús se sienta en la barca de Simón y enseña a la multitud reunida a lo largo de la orilla. Pero sus palabras también reabren a la confianza el corazón de Simón. Entonces Jesús, con otro “gesto” sorprendente, le dice: «Boga mar adentro y echad vuestras redes para pescar» (v. 4).
Sentarse nos decía el padre Wilson en la Homilia es un signO de la posición del Maestro para enseñar.
Mar adentro es signo de ir a la profundidad, no quedarse en lo superficial.
Pedro como experimentado pescador y hablando precisamente desde su experiencia, desde su criterio, se ve sorprendido por el actuar del Señor. Y es que como nos dice el padre Yepes en el audio, Pedro da su criterio de acuerdo a su experiencia es su oficio, desde su lógica humana.
Y aquí hacemos mención a la primera lectura para nuestra reflexión. De esta última parte del capítulo tercero, destacaría dos claves que Pablo deja a los corintios:
Que nadie se crea poseedor de la sabiduría. Es necesario desprenderse de la pretensión de considerarse y declararse sabio, conocedor total de las cosas de Dios. Siempre seremos buscadores, en camino, alumnos y aprendices.
Al único al que seguimos es a Cristo. De ahí la importancia de estar atentos porque es fácil acabar siguiendo a alguien concreto, por bueno y santo que sea; e incluso llegar a considerarnos líderes o tener quien nos siga.
Toda nuestra confianza está en Jesús. Y como Pedro, que seguramente recapacita en las enseñanzas que acaba de escuchar, decir ante tal situación, “confiado en tu palabra echaré las redes”.
Y es entonces que al apartarse de la lógica humana, se da el milagro, y Pedro, reconociendo su humanidad, su falta de fe, se postra ante el Señor y le pide perdón.
Jesús lo levanta y le dice: No temas desde ahora serás pescador de hombres”
Concluyendo con el Papa, meditemos en la gran enseñanza para nuestra vida: “Es una pesca milagrosa, un signo del poder de la palabra de Jesús: cuando nos ponemos con generosidad a su servicio, Él obra grandes cosas en nosotros. Así actúa con cada uno de nosotros: nos pide que lo acojamos en la barca de nuestra vida, para recomenzar con él a surcar un nuevo mar, que se revela cuajado de sorpresas. Su invitación a salir al mar abierto de la humanidad de nuestro tiempo, a ser testigos de la bondad y la misericordia, da un nuevo significado a nuestra existencia, que a menudo corre el riesgo de replegarse sobre sí misma. A veces, podemos sentirnos sorprendidos y titubeantes ante la llamada del Maestro Divino, y tentados a rechazarlo porque no nos sentimos a la altura. Incluso Pedro, después de aquella pesca increíble, le dijo a Jesús: «Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador» (v. 8). Esta humilde oración es hermosa: “Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador”. Pero lo dijo de rodillas ante Aquel que ahora reconoce como “Señor”. Y Jesús lo alienta diciendo: «No temas. Desde ahora serás pescador de hombres» (v. 10), porque Dios, si confiamos en Él, nos libra de nuestro pecado y nos abre un nuevo horizonte: colaborar en su misión.
El mayor milagro realizado por Jesús para Simón y los demás pescadores decepcionados y cansados, no es tanto la red llena de peces, como haberlos ayudado a no caer víctimas de la decepción y el desaliento ante las derrotas. Les abrió el horizonte de convertirse en anunciadores y testigos de su palabra y del reino de Dios. Y la respuesta de los discípulos fue rápida y total: «Llevaron a tierra las barcas y dejando todo lo siguieron» (v. 11). ¡Qué la Santísima Virgen, modelo de pronta adhesión a la voluntad de Dios, nos ayude a sentir la fascinación de la llamada del Señor y nos haga disponibles a colaborar con él para difundir su palabra de salvación en todas partes.”
Para reflexionar: el Señor te dice algo hoy: Él quiere que tú hagas algo, algo por lo cual tú ya estabas resignado(a) a no esforzarte más. Si quieres un milagro vuelve a echar la red.
Palabra de Vida Mes de agosto
¿Quién podrá entonces separarnos del amor de Cristo? (Romanos 8,35
Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
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Recopilado por Rosa Otárola D, /
Agosto 2020
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.