?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
- Is 60, 1-6
- Sal 71
- Ef 3, 23. 5-6
- M7 2, 1-12
La liturgia de hoy nos invita a reflexionar sobre: Cómo debemos reconocer a Dios? Qué significa ser luz en nuestra vida y en la de los demás? Y, a quién llega la salvación?
El Diccionario Bíblico, nos define Epifania como, de una palabra gr. que significa aparición, el término originalmente marcaba una fiesta para celebrar el bautismo de Cristo (Mat 3:16-17); y lo sigue haciendo en las iglesias ortodoxas de Oriente. Sin embargo, a partir del siglo IV se ha relacionado la epifanía con la manifestación de Cristo a los reyes magos, los primeros gentiles que creyeron en él (Mat 2:1-12).
En la Homilía del Santo Padre en la celebración Eucarística, en la Solemnidad de la Epifanía del Señor, invitó a ser un adorador cristiano y al igual que los Magos descubramos, “el significado de nuestro camino. Y, como los Magos, experimentemos una inmensa alegría.
El Santo Padre en su mensaje del 2020, comentando el Evangelio que la liturgia presenta para esta Solemnidad señaló que, los Magos comienzan manifestando sus intenciones. “La adoración es la finalidad de su viaje, el objetivo de su camino. De hecho, cuando llegaron a Belén, «vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron». Si perdemos el sentido de la adoración, perdemos el sentido de movimiento de la vida cristiana, que es un camino hacia el Señor, no hacia nosotros. Es el riesgo del que nos advierte el Evangelio, presentando, junto a los Reyes Magos, unos personajes que no logran adorar.
Uno de estos personajes que no logra adorar al Señor es el rey Herodes, que usa el verbo adorar, pero de manera engañosa. “En realidad – precisó el Pontífice – Herodes sólo se adoraba a sí mismo y, por lo tanto, quería deshacerse del Niño con mentiras”. El Papa se pregunta: ¿Qué nos enseña esto? Que el hombre, cuando no adora a Dios, está orientado a adorar su yo. E incluso la vida cristiana, sin adorar al Señor, puede convertirse en una forma educada de alabarse a uno mismo y el talento que se tiene. Es un riesgo grave: servirnos de Dios en lugar de servir a Dios.
Otras personas en el Evangelio que no logran adorar, afirmó el Santo Padre, son los jefes de los sacerdotes y los escribas del pueblo, ellos sabían con extrema precisión dónde nacería el Mesías, conocían las profecías y las citan exactamente. Saben a dónde ir, pero no van. “En la vida cristiana no es suficiente saber: sin salir de uno mismo, sin encontrar, sin adorar, no se conoce a Dios. La teología y la eficiencia pastoral valen poco o nada – precisó el Pontífice – si no se doblan las rodillas; si no se hace como los Magos, que no sólo fueron sabios organizadores de un viaje, sino que caminaron y adoraron”. Cuando uno adora, se da cuenta de que la fe no se reduce a un conjunto de hermosas doctrinas, sino que es la relación con una Persona viva a quien amar.
Al inicio del año, recordó el Papa Francisco, redescubrimos la adoración como una exigencia de fe. Si sabemos arrodillarnos ante Jesús, venceremos la tentación de ir cada uno por su camino. “De hecho, adorar es hacer un éxodo de la esclavitud más grande, la de uno mismo. Adorar es poner al Señor en el centro para no estar más centrados en nosotros mismos. Es poner cada cosa en su lugar, dejando el primer puesto a Dios. Adorar es poner los planes de Dios antes que mi tiempo, que mis derechos, que mis espacios”. Adorar es experimentar que, con Dios, nos pertenecemos recíprocamente. Es darle del “tú” en la intimidad, es presentarle la vida y permitirle entrar en nuestras vidas. Es hacer descender su consuelo al mundo.
Asimismo, el Santo Padre dijo que, adorar es encontrarse con Jesús sin la lista de peticiones, pero con la única solicitud de estar con Él. Es descubrir que la alegría y la paz crecen con la alabanza y la acción de gracias. “Cuando adoramos – subrayó el Pontífice – permitimos que Jesús nos sane y nos cambie. Al adorar, le damos al Señor la oportunidad de transformarnos con su amor, de iluminar nuestra oscuridad, de darnos fuerza en la debilidad y valentía en las pruebas”. Adorar es ir a lo esencial: es la forma de desintoxicarse de muchas cosas inútiles, de adicciones que adormecen el corazón y aturden la mente.
El Santo Padre también señaló que, al adorar uno aprende a rechazar lo que no debe ser adorado: el dios del dinero, el dios del consumo, el dios del placer, el dios del éxito, nuestro yo erigido en dios. “Adorar es hacerse pequeño en presencia del Altísimo, descubrir ante Él que la grandeza de la vida no consiste en tener, sino en amar. Adorar es redescubrirnos hermanos y hermanas frente al misterio del amor que supera toda distancia: es obtener el bien de la fuente, es encontrar en el Dios cercano la valentía para aproximarnos a los demás·.
Finalmente, el Papa Francisco invitó a que hoy cada uno de nosotros se pregunte: “¿Soy un adorador cristiano?”. Muchos cristianos que oran no saben adorar. Hagámonos esta pregunta. ¿Encontramos momentos para la adoración en nuestros días y creamos espacios para la adoración en nuestras comunidades? Depende de nosotros, como Iglesia, poner en práctica las palabras que rezamos hoy en el Salmo: «Señor, que todos los pueblos te adoren». Al adorar, nosotros también descubriremos, como los Magos, el significado de nuestro camino. Y, como los Magos, experimentaremos una «inmensa alegría» (Mt 2,10).
Palabra de Vida Mes de Enero 2021
““Permanezcan en mi amor: darán mucho fruto.” (cf. Juan 15, 5-9) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida
Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
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Recopilado por Rosa Otárola D, /
Enero 2021
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.