?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
https://youtu.be/QczpqCqKNGg
- 1 Jn 2, 29-3-6
- Sal 97
- Jn 1, 29-34
Quizás el regalo mayor que nos ha hecho Dios después de darnos la vida, y del que se derivan todos los demás, es que nos ha hecho hijos suyos. “Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, ¡pues lo somos!”.
La vida de un cristiano consiste en vivir como hijo de Dios. Entonces entendemos las expresiones de san Juan en esta epístola y a lo largo de todo el evangelio: “Todo el que permanece en él, no peca”. El hijo de Dios nunca peca. ¿Cómo explicar entonces que nosotros de vez en cuando pecamos, encontrándonos con el pecado entre nuestras manos? La explicación es sencilla. Empujados por nuestra libertad, que también nos regaló Dios, dejamos de ser hijos suyos, no nos portamos como hijos, hacemos lo contrario de lo que él nos pide. “Todo el que peca, no le ha visto ni conocido”.
Como Juan Bautista que lo señala físicamente hablando a todos los que se acercaban a él y decía: “¡Mirad, este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo!”. Lo hacía como una llamada de atención, como quien da un grito para que nadie se lo pierda. En la mente de sus oyentes la palabra cordero tenía un claro significado, se trata de la víctima que el sacerdote sacrificaba como expiación por los pecados propios, los de los demás sacerdotes y los de todo el pueblo. Es también el cordero de la pascua que recuerda el paso liberador de Dios que hizo pasar al pueblo hebreo de la esclavitud de Egipto a la libertad y la vida abundante de la Tierra Prometida. Ese es Jesús. Por eso en la eucaristía cristiana, el sacerdote toma con su mano el Cuerpo de Cristo y lo eleva atrayendo la mirada de los comensales mientras dice esas mismas palabras y añade estas otras: “¡Dichosos los invitados a la cena del Señor!”.
Tenemos que pedir a nuestro Padre Dios, en este tiempo de navidad y siempre, que no nos deje de su mano, que en este primer tiempo de nuestra vida, donde nuestra libertad nos puede jugar una mala pasada, nos haga vivir como lo que realmente somos, como hijos de Dios.
El Papa Francisco nos invita a eso: “Jesús quiere personas que han experimentado que estar con Él nos da una felicidad inmensa, que se puede renovar cada día de la vida. Un discípulo del Reino de Dios que no sea gozoso no evangeliza este mundo, es uno triste.
[…] Por favor, les pido: no escuchemos a personas desilusionadas e infelices; no escuchemos a quien recomienda cínicamente no cultivar la esperanza en la vida; no confiemos en quien apaga desde el inicio todo entusiasmo diciendo que ningún proyecto vale el sacrificio de toda una vida; no escuchemos a los viejos de corazón que sofocan la euforia juvenil.
Vayamos donde los viejos que tienen los ojos brillantes de esperanza. Cultivemos en cambio, sanas utopías:
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p data-removefontsize=”true” data-originalcomputedfontsize=”17″>Dios nos quiere capaces de soñar como Él y con Él, mientras caminamos bien atentos a la realidad. Soñar en un mundo diferente, por eso con el salmista, aclamemos con júbilo al Señor nuestro rey.
Mes de enero
Servir, servir y servir
/Por la evangelización: Promoción de la paz en el mundo. Recemos para que los cristianos, los que siguen otras religiones y las personas de buena voluntad promuevan la paz y la justicia en el mundo.
Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
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Recopilado por Rosa Otárola D, /
Enero 2020
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.