“Hay hombres de los que no se conserva memoria: murieron, y es como si no hubieran existido; vivieron, y es como si no hubieran vivido ni dejado descendencia.”
Esta frase de la primera lectura me impactó profundamente. Qué lamentable debe ser llegar al anochecer de la vida dándose cuenta que la nuestra vida ha sido como si no hubiéramos sido, o sea no estamos dejando huella.
Quisiera aquí dejar esta historia que quizá más de uno la conocen, pero que complementa mágicamente con lo que les quiero comentar: “La vida es como un viaje en un tren, con sus estaciones, sus cambios de vías, sus accidentes. Al nacer nos subimos al tren y nos encontramos con nuestros padres, y creemos que siempre viajaran a nuestro lado, pero en alguna estación ellos se bajaran dejándonos solos en el viaje. De la misma forma se subirán otras personas, serán significativas: nuestros hermanos, amigos, hijos y hasta el amor de nuestra vida. Muchos bajaran y dejaran un vacío permanente… Otros pasan tan desapercibidos que ni nos damos cuenta que desocuparon sus asientos. Este viaje estará lleno de alegrías, tristezas, fantasías, esperas y despedidas. El éxito consiste en tener una buena relación con todos los pasajeros, en dar lo mejor de nosotros. El gran misterio para todos, es que no sabemos en qué estación nos bajaremos, por eso, debemos vivir de la mejor manera, amar, perdonar, ofrecer lo mejor de nosotros… Así, cuando llegue el momento de desembarcar y quede nuestro asiento vacío, dejemos bonitos recuerdos a los que continúan viajando en el tren de la vida. Te deseo que el viaje en tu tren sea mejor cada día, cosechando éxitos y dando mucho amor. Ah! Y te doy las gracias por ser uno de los pasajeros de mi tren.”
Por otro lado, como de ordinario, Marcos, en el texto del evangelio, condensa en un breve pasaje diferentes enseñanzas y la actividad de Cristo. Centremos hoy nuestra atención en el acontecimiento del Templo. En esta cita, nos hace ver cómo la comunidad había convertido el Templo, más que en lugar de oración, en un centro de comercio. Se habían aprovechado para vender los animales necesarios para el sacrificio y cambiar las monedas romanas por monedas Israelitas de manera de no “profanar” el templo.
En pocas palabras habían buscado facilitarle las cosas a los que visitaban el templo. Esta es una actitud muy cómoda, promovida y provocada por muchos hermanos, y que de manera particular continua dándose en nuestra cultura del confort. Las necesidades han cambiado, pero en muchos casos la actitud es la misma.
Y nos indica el Papa Francisco: “Pero —nos preguntamos, y cada uno de nosotros puede preguntarse—, ¿se siente el Señor verdaderamente como en su casa en mi vida? ¿Le permitimos que haga «limpieza» en nuestro corazón y expulse a los ídolos, es decir, las actitudes de codicia, celos, mundanidad, envidia, odio, la costumbre de murmurar y «despellejar» a los demás? […] Jesús hará limpieza con ternura, con misericordia, con amor. La misericordia es su modo de hacer limpieza. Dejemos —cada uno de nosotros—, dejemos que el Señor entre con su misericordia —no con el látigo, no, sino con su misericordia— para hacer limpieza en nuestros corazones.”
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Mayo 2021
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.
Bibliografía:
Primera referencia
Segunda referencia
Tercera Referencia