https://youtu.be/6cVicBJfG14
- 1 Cor 1, 26-31
- Sal 32
- Mt 25, 14-30
En esta fiesta de Santa Mónica, que, a través de la oración de petición insistente, consiguió la conversión de su hijo Agustín, nos viene bien recordar la necesidad de la oración, para el bien personal y para el bien de la Iglesia. La oración nos vendrá muy bien para descubrir lo que San Pablo nos recuerda en la primera lectura de hoy y vivir y experimentar todo lo que dice de Jesús a la comunidad de los Corintios y hoy nos las dice a la comunidad cristiana. Es la fuerza del Espíritu del Resucitado la que hace que lo que no cuenta, cuente para Dios y para la comunidad, pues como dice el texto, “por obra de Dios estàn injertado en Cristo Jesús, a quien Dios hizo nuestra sabiduría, nuestra justicia, nuestra santificación y nuestra redención”
Es por eso que el Salmista, nos insta a poner nuestra esperanza en el Señor, pues “El cuida de aquellos que lo temen y en su bondad confían.”
El evangelio por su parte, nos invita la responsabilidad, por una parte, y por otra, a no acomodarse y por miedo no arriesgar.
Responsable significa saber que hay que responder ante alguien. La responsabilidad indica que no somos los dueños y señores absolutos sino que dependemos de alguien. Responder significa dar cuentas de algo que antes hemos recibido y de su uso; por tanto saber que nuestra vida, y todo lo que esta conlleva en el orden natural y de la gracia, son un don recibido de Dios.
Muchas veces no nos sentimos responsables, lo que significa que pensamos que estamos desvinculados. Entonces, todo gira alrededor de nosotros mismos. Se tiene como un logro de la vida humana la absoluta independencia, la ausencia de vínculos con otras personas o el entender la solidaridad como algo que nace de nuestra sola voluntad y que no viene exigido por nuestra condición social. Pero no es así.
Los tiempos cambian, las circunstancias también y por eso, es necesario arriesgar, hacer siempre lo mismo no vale ni a nivel político, social y sobre todo religioso. Por vocación creyente estamos llamados a arriesgar, a no acomodarnos haciendo siempre lo mismo y no adaptar ni nuestro lenguaje, ni nuestros ritos a la situación en que nos encontramos.
Nos explica el Papa Francisco. “ Todos hemos recibido de Dios un ‘patrimonio’ como seres humanos en primer lugar la vida misma, luego las diferentes facultades físicas y espirituales. Como discípulos de Cristo hemos recibido la fe, el Evangelio, el Espíritu Santo, los sacramentos… Estos dones hay que emplearlos para hacer el bien en esta vida, como servicio a Dios y a nuestros hermanos”.
Al igual que los servidores, también nosotros hemos recibido un encargo de parte de Dios. Él nos sostiene de continuo para que podamos llevarlo a cabo. Ojalá cada noche, en el examen de conciencia, podamos presentarnos ante el Señor sin excusas. Entonces reconoceremos los bienes que Él nos ha dado y pediremos perdón por las cosas que hayamos hecho mal, sabiendo que Él va a seguir ayudándonos para salir adelante. El mismo desenlace de la parábola, en la que los siervos cumplidores dan un fruto proporcionado a lo que han recibido recuerda lo que enseña san Agustín de que Dios, cuando da la misión, da también la gracia para que podamos realizarla con éxito.
El mensaje de la parábola sigue teniendo una gran actualidad. La separación progresiva entre la Iglesia y los Estados no es mala, todo lo contrario. Sin embargo, esta mentalidad global y progresiva esconde un efecto secundario, peligroso para los cristianos: ser la imagen viva de aquel tercer criado a quien el amo (figura bíblica de Dios Padre) reprochó con gran severidad. Sin malicia, por pura comodidad o miedo, corremos el peligro de esconder y reducir nuestra fe cristiana al entorno privado de familia y amigos íntimos. El Evangelio no puede quedar en una lectura y estéril contemplación. Hemos de administrar con valentía y riesgo nuestra vocación cristiana en el propio ambiente social y profesional proclamando la figura de Cristo con las palabras y el testimonio.
Concluye el Pontifice, al final de nuestra existencia, “Dios recompensará con el Paraíso, con la vida eterna, a aquellos que han aprovechado sus dones para hacer el bien.
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p lang=”es-ES”>Si, en cambio, pretendo «hacerme el listo», dejando mis talentos encerrados en una caja fuerte, me excluyo yo solo de la fiesta de Dios, que es la fiesta del Amor.”
Palabra de Vida Mes de Julio 2022
“Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?” (Mateo 18, 21) https://ciudadnueva.com.ar/agosto-2022/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Agosto 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.