?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
- Lam 2. 2. 10-14. 18-19
- Sal 73
- Mt 8, 5-17
Las lecturas que nos propone la liturgia de hoy tienen especial resonancia para nosotros en estos tiempos tan especiales que ha supuesto la crisis del coronavirus. El profeta vive y lamenta la destrucción de Jerusalén y la aniquilación de su Pueblo. Todas las estructuras sociales y personales están desmoronadas. El rey, los príncipes, los ancianos, las doncellas, los niños, todo está sometido a la devastación y ruina permitida por la mano del Señor para la conversión del pueblo. Parece que Dios ha vuelto la espalda a su pueblo. Por eso les recuerda cómo los profetas visionarios ofrecían al pueblo visiones falsas y engañosas y no denunciaban sus culpas para cambiar su suerte. No escuchar la palabra de Dios y olvidar sus mandatos supone caer en la desgracia del abandono y desprotección del destino. Pero el Señor no está lejos, Dios sigue protegiendo a su pueblo y cobijándole en su mano. Por eso el profeta les exhorta: Grita con toda el alma al Señor, levanta hacia él las manos, laméntate y llora tu desgracia mientras imploras el auxilio de Dios. Jeremías lo tiene claro. Son tiempos horribles, oscuros, nefastos, donde parece perdido todo sentido y toda esperanza; de sufrimiento y dolor por la devastación y las víctimas sufridas. Por eso es más oportuno pedir con fuerza el amor del Padre, esperar con ánimo la gracia del Dios que no abandona a su pueblo, la mano que alienta y sostiene las fuerzas caídas de sus fieles. Dios acompaña la reconstrucción y el reencuentro del Pueblo y hace posible la nueva comunidad. Cada creyente es piedra del nuevo santuario de alabanza al Señor, y Dios no puede dejar de escuchar su incansable oración.
Mateo nos presenta en este fragmento dos curaciones del Señor, dos ejemplos que atestiguan el mesianismo de Jesús. Por una parte, la curación a distancia del siervo del centurión. Por otra, la curación graciosa de la suegra de Pedro. Dos curaciones que, como es habitual, parten de la fe previa del que solicita la ayuda.
El Papa Francisco, nos invita a que nos dejemos “…encontrar por Jesús «con la guardia baja, abiertos», para que Él pueda renovarnos desde lo profundo de nuestra alma.
En verdad, no es «fácil vivir con fe», destacó el Obispo de Roma. Y recordó el episodio del centurión que, según el relato del Evangelio de Mateo (8, 5-11), se postra ante Jesús para pedirle que cure a su siervo. «El Señor, en la palabra que hemos escuchado —explicó el Papa—, se maravilló de este centurión. Se maravilló de la fe que tenía. Había hecho un camino para encontrar al Señor. Pero lo había hecho con fe. Por ello no sólo encontró al Señor, sino que sintió la alegría de haber sido encontrado por el Señor. Y éste es precisamente el encuentro que nosotros queremos, el encuentro de la fe. Encontrar al Señor, pero dejarnos encontrar por Él. ¡Es muy importante!».
Cuando sólo nos limitamos a encontrar al Señor, subrayó, «somos nosotros —pero esto digámoslo entre comillas— los “dueños” de este encuentro». Cuando, en cambio, «nos dejamos encontrar por Él, es Él quien entra dentro de nosotros» y nos renueva completamente. «Esto —reafirmó el Papa— es lo que significa que venga Cristo: rehacer todo de nuevo, rehacer el corazón, el alma, la vida, la esperanza, el camino…
Estamos en camino para encontrar al Señor, pero también y sobre todo «para dejarnos encontrar por Él». Y debemos hacerlo con corazón abierto, «para que Él me encuentre, me diga lo que quiere decirme, que no es siempre lo que quiero que Él me diga». No olvidemos entonces que «Él es el Señor y me dirá lo que tiene para mí», para cada uno de nosotros, porque «el Señor —indicó el Pontífice— no nos mira en conjunto, como a una masa: ¡no, no! Él nos mira uno por uno, a la cara, a los ojos, porque el amor no es un amor abstracto, sino un amor concreto. Persona por persona. El Señor, persona, me mira a mí, persona». He aquí por qué dejarnos encontrar por el Señor significa, en definitiva, «dejarse amar por el Señor”.
La lección de hoy en este episodio sobre la fe, nos dice el padre Yepes en el audio, es no sentirnos privilegiados, sino que con humildad, apertura de corazón y fe, acudir al Señor para que sane, renueve y transforme nuestra vida.
Palabra de Vida Mes de junio
«Quien a vosotros recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado» (Mt 10, 40)
Acoger al otro, al distinto a nosotros, es la base del amor cristiano. Es el punto de partida, el primer peldaño para construir esa civilización del amor, esa cultura de comunión a la que Jesús nos llama sobre todo hoy. https://www.focolare.org/espana/es/news/2020/05/30/junio-2020/
Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
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Recopilado por Rosa Otárola D, /
Junio 2020
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.