https://youtu.be/OWS4bPAWd4I
- Ez 37, 12-14
- Sal 129
- Rom 8, 8-11
- Jn 11. 1-45
Qué bello verdad, es irnos involucrando con la liturgia de cada día en este camino de conversión que nos propone la Iglesia. Y es que hoy la liturgia nos presente cuatro párrafos que quisiera mencionarles.
- El profeta Ezequiel, nos dice: Esto dice el Señor Dios:” pueblo mío, yo mismo abriré sus sepulcros, los haré salir de ellos y los conduciré de nuevo a la tierra de Israel.” No les parece que ello es lo que encontramos en el Sacramento de la Reconciliación que la Iglesia, nos invita a practicar en esta Cuaresma. Y es que personalmente, es mi convicción que yo no puedo iniciar un proceso de conversión sino busco con la ayuda del Señor, abrir esos sepulcros en que probablemente muchos nos hemos enterrado por endurecer nuestro corazón. Hoy el Señor nos dice a cada uno de nosotros (ponga su nombre al inicio de esta frase)…, yo te conduciré de nuevo a la tierra de Israel, de nuestro Israel.
- El Salmista por si nos faltaba nos recuerda que “del Señor viene la misericordia y la abundancia de la redención.” Y el problema que yo veo aquí es que no nos creemos merecedores del perdón de Dios; ¿será porque todavía no conocemos su Misericordia, a pesar de todas las vueltas que ha dado el almanaque de nuestra existencia?
- En el texto de a los Romanos, Pablo nos responde esta última pregunta que dejamos al aire, con al Salmo. “Si el Espiritu del Padre, que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en ustedes, entonces el Padre, que resucitó a Jesús de entre los muertos, también les dará vida a sus cuerpos mortales, por obra de su Espíritu, que habite en ustedes.” Aquí entramos en otro tema que les he mencionado varias veces, sobre todo después del fallecimiento de mi esposo. Y es que mucho de nosotros no entendemos esto, San Pablo recomienda que nos dejemos seducir por el Espíritu de vida que hemos recibido en el bautismo y siempre nos acompaña. Es la clave para vencer, el espíritu de la carne: la muerte o cerrazón a la Presencia de Dios en que habitamos y nos sostiene, solo por medio del Espíritu que habita en nosotros y lo llevamos a la vida diaria, garantizamos que nuestro destino es la vida en plenitud.
- Y complementando esto que les estoy comentando, Jesús en el evangelio de San Juan afirma a Marta: “Yo Soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mi aunque haya muerto, vivirá y todo aquel que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre”. De verdad tengo que expresar lo que siento con esta afirmación: MARAVILLOSO. No es esta la respuesta a todos nuestro por qué y para qué; no es un llamado a, déjate de complicar la vida, el premio no es aquí esta en la Patria Celestial, al lado de nuestro Papa que desde el día de nuestro nacimiento, nos está esperando con el corazón palpitante de Amor, como el Padre del Hijo Pródigo.
Quisiera concluir con este comentario del Papa Francisco: “Aquí sentimos claramente que Dios es vida y da vida, pero asume el drama de la muerte. Jesús podría haber evitado la muerte de su amigo Lázaro, pero quiso hacer suyo nuestro dolor por la muerte de nuestros seres queridos y, sobre todo, quiso mostrar el dominio de Dios sobre la muerte. En este pasaje del Evangelio vemos que la fe del hombre y la omnipotencia de Dios, el amor de Dios, se buscan y, finalmente, se encuentran. Es como un doble camino: la fe del hombre y la omnipotencia del amor de Dios se buscan y finalmente se encuentran. Lo vemos en el grito de Marta y María y todos nosotros con ellas: “¡Si hubieras estado aquí!…”. Y la respuesta de Dios no es un discurso, no, la respuesta de Dios al problema de la muerte es Jesús: “Yo soy la resurrección y la vida… ¡Tened fe! En medio del llanto seguid teniendo fe, aunque la muerte parezca haber vencido. ¡Quitad la piedra de vuestro corazón! Que la Palabra de Dios devuelva la vida allí donde hay muerte”.
También hoy nos repite Jesús: “Quitad la piedra”: Dios no nos ha creado para la tumba, nos ha creado para la vida, bella, buena, alegre. Pero «por envidia del diablo entró la muerte en el mundo» (Sabiduría 2, 24), dice el libro de la Sabiduría, y Jesucristo ha venido a liberarnos de sus lazos.
Por lo tanto, estamos llamados a quitar las piedras de todo lo que sabe a muerte: por ejemplo, la hipocresía con la que vivimos la fe es la muerte; la crítica destructiva hacia los demás es la muerte; la ofensa, la calumnia, son la muerte; la marginación de los pobres es la muerte. El Señor nos pide que quitemos estas piedras de nuestros corazones, y la vida volverá a florecer a nuestro alrededor. Cristo vive, y quien lo acoge y se adhiere a Él entra en contacto con la vida. Sin Cristo, o fuera de Cristo, no sólo no hay vida, sino que se recae en la muerte.
Bibliografía:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.vatican.va/content/francesco/es/angelus/2020/documents/papa-francesco_angelus_20200329.html
Palabra de Vida Mes de Marzo 2023
“ Vivan como hijos de la luz; pues el fruto de la luz consiste en toda bondad,justicia y verdad» (Ef 5, 8-9) | https://ciudadnueva.com.ar/wp-content/uploads/2022/12/PV-03-2023_doble.doc
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Febrero 2023.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.