https://youtu.be/6NwOMQISnRU
- Gen 12, 1-9
- Sal 32
- Mt 7, 1-5
Hoy hemos recibido, a través de las lecturas que acabamos de leer, una invitación a escudriñar en nuestro interior y descubrir nuestros defectos y pecados para emprender el camino de la conversión, en lugar de andar juzgando a los demás.
Así, en el texto del Génesis, Vemos parte del ciclo de Abraham, en el que nos encontramos con un hombre que, aun en medio de la oscuridad de la fe, sabe obedecer y se mantiene fiel a Dios. El pasaje inicia con la invitación de Dios a dejar su tierra, sus raíces e iniciar una nueva vida en la cual le promete que le bendecirá y hará de él un gran pueblo.
Y así, con esta promesa, el hombre se lanza en el peregrinar de la fe sin más apoyo que la promesa que Dios le hacía. De manera semejante, Jesús nos invita a dejar nuestra antigua forma de vivir y de pensar; forma de vida en la que “aparentemente” teníamos todo arreglado y que nos proporcionaba bienestar, para iniciar la aventura del amor, de la fe y de la fidelidad. La invitación se mantiene para que tú, como yo, dejemos todo lo que, en palabras de san Pablo, pertenece al hombre viejo y, movidos por el Espíritu, iniciemos una nueva experiencia a la cual llamamos conversión. Hay que salir de nuestra tierra y de la casa de nuestro padre. El camino, por tanto, nos saca de nosotros mismos, de nuestras comodidades ordinarias y nos echa a la aventura. Buena aventura de bienaventuranza. Aventura de la vida. De una vida nueva. Distinta. Inesperada. Fuera de aquello a lo que nos habíamos acostumbrado y que se nos pegaba con suavidad a la piel. Nos invita a que salgamos de ese nosotros mismos para inventarnos otro. Mejor, para que él, el Señor, nos invente otro; haga de la nuestra una vida nueva.
Somos, siguiendo a Abrahán, hombres y mujeres de fe, porque vemos con otros ojos. Ojos que se nos han regalado. Que el Señor nos dona. Para que veamos la realidad de nuestra vida. Para que vivamos la gran aventura de juzgar de la manera misericordiosa en que nosotros seremos juzgados. Unos ojos, pues, que ven otro mundo, otros colores. Que viven de otras sensaciones. Porque, también ellos, ojos de fe.
Así, se nos abre delante un mundo nuevo. Una tierra nueva y un cielo nuevo. Por eso, abiertos nuestros ojos de fe, podremos cantar con el salmo la dicha de que es el Señor quien nos ha elegido como su pueblo, como su heredad. Nuestros ojos, ahora, verán con mirada de Dios.
En el texto del Evangelio, Jesús, profundo conocedor del corazón humano, de una manera sencilla, nos relata también lo que muchas veces ocurre entre nosotros. Tenemos una mirada penetrante para ver hasta los defectos más pequeños de nuestros prójimos y no somos capaces de descubrir nuestros defectos, con frecuencia mucho mayores. La mota en el ojo ajeno y la viga en el propio. Jesús siempre nos pide que vivamos la verdad, la verdad de los demás y nuestra verdad. A lo que afirma el Papa Francisco: “
El pasaje evangélico de la liturgia (Mateo 7, 1-5), hizo notar el Pontífice, presenta precisamente a Jesús que «quiere convencernos de que no juzguemos»: un mandamiento que repite muchas veces». En efecto, «juzgar a los demás nos lleva a la hipocresía». Y Jesús define precisamente «hipócritas» a quienes se ponen a juzgar. Porque, explicó el Papa, «la persona que juzga se equivoca, se confunde y se convierte en una persona derrotada».
Quien juzga «se equivoca siempre». Y se equivoca, afirmó, «porque se pone en el lugar de Dios, que es el único juez: ocupa precisamente ese puesto y se equivoca de lugar». En práctica, cree tener «el poder de juzgar todo: las personas, la vida, todo». Y «con la capacidad de juzgar» considera que tiene «también la capacidad de condenar».
Y continuó, quien juzga se equivoca de lugar, se confunde y se convierte en un derrotado». Y obrando así «no imita a Jesús, que siempre defiende ante el Padre: es un abogado defensor». Quien juzga, más bien, «es un imitador del príncipe de este mundo, que va siempre detrás de las personas para acusarlas ante el Padre».
El Papa Francisco concluyó orando al Señor para que «nos dé la gracia de imitar a Jesús intercesor, defensor, abogado nuestro y de los demás». Y «no imitar al otro, que al final nos destruirá».
”Que la Gracia de nuestro Señor Jesucristo, el Amor del Padre y la Comunión del Espíritu Santo, estén siempre con ustedes.” Ef 13, 13
Fuente:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.vatican.va/content/francesco/es/cotidie/2014/documents/papa-francesco_20140623_nadie-puede-juzgar.html
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=26-06-2023
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2023/06/26/ver-desde-la-fe-2/
Palabra de Vida Mes de Junio 2023
“Alégrense, trabajen para alcanzar la perfección, anímense unos a otros, vivan en armonía y en paz. Y entonces, el Dios del amor y de la paz permanecerá con ustedes.” (2 Corintios 13, 11) https://ciudadnueva.com.ar/junio-2023/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Junio 2023.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.