?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
- 2 Re 25, 1-12
- Sal 136
- Mt 8, 1-4
Página triste para el pueblo judío, el pueblo de Dios, la que nos relata esta primera lectura: el destierro del pueblo a Babilonia.
Este es un capítulo más de la larga historia de Dios con la humanidad, centrado en el pueblo judío, en la antigua alianza. Y nos sirve para irnos ubicando en el comportamiento de nosotros, el pueblo de Dios ante las Alianzas que El ha establecido desde siempre. Y como Dios en su infinita misericordia, posteriormente extendió su amistad a toda la humanidad con la llegada de Jesús, su Hijo a nuestra tierra, que fundó el nuevo pueblo de Dios, que estableció la iglesia hoy extendida por todo el universo, en medio de diversas vicisitudes.
En el Evangelio de hoy, Jesús nos dice el padre Yepes en el audio, se nos presenta como el Mesías de los hechos, el que sana a los excluidos. Se muestra como un marginado ( itinerante, sanador y predicador) que sana a los marginados (excluidos, en este caso al leproso) e indica el sacerdote que son los más pequeños de Dios los que más fácilmente acceden a la fe. Afirma el Papa Francisco, “vemos que este leproso sintió en su corazón un anhelo de acercarse a Jesús. Tomó coraje y se acercó. Pero era una persona marginada, y por lo tanto, no podía hacerlo. Sin embargo, tuvo fe en ese hombre, tomó coraje y se acercó, volviendo simplemente a su oración: “Señor, si quieres, puedes limpiarme”. Dijo esto “porque estaba sucio”. De hecho, la lepra era una sentencia de por vida. Y curar a un leproso era tan difícil como devolver la vida a un muerto: por eso se les marginaba. Estaban todos allí. No podían mezclarse con la gente…
El padre Yepes, también nos explica que solo la fe sana; ante la fe del leproso se da el milagro: “Y por eso el Señor extendió su mano y lo tocó diciéndole: Si quiero, quedas curado”
Sin embargo, continua el Pontífice. había también los auto-marginados. Los doctores de la ley que siempre estaban mirando con ese anhelo de poner a prueba a Jesús, de hacerlo tropezar y luego condenarlo. El leproso, sin embargo, sabía que era “inmundo, enfermo, y se acercó”. Entonces: “¿qué hizo Jesús?”. No se quedó quieto, sin tocarlo, sino que se acercó aún más, extendió su mano y lo curó…
Jesús podría haberle dicho: “¡Queda sanado!”. Pero en cambio se acercó y lo tocó. Es más: en el momento en que Jesús tocó al hombre inmundo, se volvió inmundo. Y este es el misterio de Jesús: Él toma sobre sí mismo nuestra inmundicia, nuestras impurezas…
A menudo pienso que puede ser, no diría que imposible, pero muy difícil hacer el bien sin ensuciarse las manos. Y Jesús se ensució con su cercanía. Pero entonces, cuenta Mateo, fue aún más lejos, diciendo al hombre que se había liberado de su enfermedad: “Ve a los sacerdotes y haz lo que hay que hacer cuando un leproso es curado”.
Esencialmente, ese hombre que está excluido de la vida social, Jesús incluye: incluye en la Iglesia, incluye en la sociedad. Él aconseja: “Ve, para que todas las cosas sean como deben ser”. Así, ¡Jesús nunca margina a nadie, nunca!. Además, Jesús se margina a sí mismo para incluir a los marginados, para incluirnos a nosotros, pecadores, marginados, con su vida!. Y esto es hermoso…
Deberíamos preguntarnos: “¿Sé cómo acercarme? ¿Tengo la fuerza, el coraje de tocar a los marginados“
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Palabra de Vida Mes de junio
«Quien a vosotros recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado» (Mt 10, 40)
Acoger al otro, al distinto a nosotros, es la base del amor cristiano. Es el punto de partida, el primer peldaño para construir esa civilización del amor, esa cultura de comunión a la que Jesús nos llama sobre todo hoy. https://www.focolare.org/espana/es/news/2020/05/30/junio-2020/
Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
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Recopilado por Rosa Otárola D, /
Junio 2020
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.