https://youtu.be/4Em73ARwsgA
- Hch 4, 32-37
- Sal 92
- Jn 3, 7-15
La liturgia de hoy nos invita a renacer de lo alto, es decir como nos indica la Oración Colecta, anunciar la victoria de Cristo Resucitado, para que alcancemos en plenitud los bienes eternos.
“Cuando el Espíritu nos hace nacer a la vida nueva, afirma el Papa Francisco, nos hace mansos y amables, no juzgadores: el único Juez es el Señor. La propuesta de callar encaja aquí. “Si tengo algo que decir, que se lo diga al individuo, no a todo el vecindario; solo al que puede remediar la situación”… Si, con la gracia del Espíritu, conseguimos no chismorrear nunca, será un gran y hermoso paso adelante y hará bien a todos. Pidamos al Señor que nos muestre a nosotros y al mundo la belleza y la plenitud de esta nueva vida, de nacer del Espíritu, de tratarnos con amabilidad, con respeto. Pidamos esta gracia para todos nosotros.”
Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte., nos dice Mt 5, 14. Y es que basta una pequeña luz para que se disipen las tinieblas en la noche. La luz que Jesús ha encendido en la pascua vence sobre la oscuridad del pecado y de la muerte.
Por eso los creyentes en Cristo no podemos esconder esa luz que Él ha encendido en nosotros. Es absolutamente necesario que esa luz sea puesta en el candelero. Como era necesario que el hijo del hombre fuera levantado sobre la tierra para atraer a todos hacia sí. La pascua es la luz que ilumina a todos los hombres de este mundo.
La resurrección de Cristo alumbra a todos los de la casa. Es el testimonio de una vida nueva y transfigurada lo que puede despertar a los hombres de su muerte cotidiana. Los creyentes no brillamos con luz propia, sino que reflejamos en nuestra vida la luz del resucitado. Son vidas luminosas, en las que las buenas obras dan testimonio de la novedad experimentada. Unos cielos nuevos y una tierra nueva que se abren paso ahora porque el primer mundo ha pasado. Y Dios todo lo hace nuevo.
En una ocasión decía Jesús: “Quien encuentra la perla preciosa, vende todo para poder comprarla”. Ésta es la gran realidad que vivían y que viven los que descubren lo que significa en realidad POSEER EL ESPÍRITU, como nos lo indica la primera lectura de hoy.
“Los apóstoles daban testimonio de la Resurrección del Señor Jesús y todos gozaban de gran estimación entre el pueblo”, termina el texto de los Hechos de los Apóstoles.
La felicidad, la paz y el gozo que Dios regala al hombre no tiene ni precio ni comparación, por lo que la libertad que se experimenta lleva al hombre a cambiar su valoración no sólo sobre los bienes, sino sobre las mismas personas. Para el cristiano que deja que Dios tenga verdaderamente un espacio en su corazón, las cosas son solo instrumentos para la construcción del Reino y para el uso de aquellos que los necesitan.
Jesús nos expone, en el texto del evangelio, la dificultad de prevenir y conocer la acción del Espíritu Santo: de hecho, «sopla donde quiere» (Jn 3,8). Esto lo relaciona con el testimonio que Él mismo está dando y con la necesidad de nacer de lo alto. «Tenéis que nacer de lo alto» (Jn 3,7), dice el Señor con claridad; probablemente Nicodemo no comprendió a fondo lo que Jesús acababa de revelarle, si bien algo habrá podido intuir. Respecto a él nosotros somos privilegiados, porque estamos en condiciones de captar mejor el significado de las palabras del Señor.
La “elevación” de Cristo es, así, el comienzo de su victoria: desde la cruz, como un imán divino, ejercerá una influencia universal, todo lo atraerá hacia Sí. Jesús será allí la nueva serpiente, de la que nos habla este pasaje, no como aquella del Génesis que en el Paraíso terrenal sedujo a nuestros primeros padres, y siguió seduciendo al pueblo elegido a lo largo de su historia.
Esto es lo maravilloso: Jesús se hizo a sí mismo serpiente para librarnos de la antigua serpiente por cuya envidia, la muerte se introdujo en el mundo. Se hizo muerte para librarnos de la muerte. Por eso su elevación sobre la cruz es ya el preludio de la victoria, es la esencia del Misterio Pascual: proceso de muerte y de glorificación. Del seno del sepulcro brota la vida, vida que de la tierra se eleva, asciende, hasta el cielo.
Es necesaria una nueva vida para poder entrar en la vida eterna. No es suficiente con un ir tirando para llegar al Reino del Cielo, se necesita una vida nueva regenerada por la acción del Espíritu de Dios. Nuestra vida profesional, familiar, deportiva, cultural, lúdica y, sobre todo, de piedad tiene que ser transformada por el sentido cristiano y por la acción de Dios. Todo, transversalmente, ha de ser impregnado por su Espíritu. Nada, absolutamente nada, debiera quedar fuera de la renovación que Dios realiza en nosotros con su Espíritu.
Bibliografía
- Folleto La Misa de Cada Dia.
- PildorasdeFe.com
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2022/04/26/por-suerte-nos-ha-tocado/
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
- https://es.catholic.net/op/articulos/41733/cat/304/el-hijo-del-hombre-sera-elevado.html#modal
Palabra de Vida Mes de Abril 2022
“ Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación.” (Marcos 16, 15) https://ciudadnueva.com.ar/abril-2022/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Abril 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.