https://youtu.be/LKfId1T1Rbk
- Jer 20, 10-13
- Sal 68
- Rom 5, 12-15
- Mt 10, 26-33
La reflexión de la liturgia de hoy nos deja la certeza de que el Señor aunque el camino del cristiano, no es fácil, El siempre estará a nuestro lado y tomados de su mano encontraremos la verdadera felicidad y la salvación.
Comenzamos compartiendo la experiencia del profeta Jeremías. Algunos han denominado a este pasaje como “las confesiones de Jeremías”. El profeta vive en tiempos de crisis, de incertezas y desorientación. Desde su vivencia de Dios denuncia las causas que han llevado a este estado de cosas y propone la necesidad de cambiar. Jeremías sufre en primera persona las consecuencias de esta misión, que no es comprendida ni aceptada por las autoridades que lo persiguen, lo encarcelan e intentan matarlo. Jeremías nos abre su corazón y nos muestra como el sufrimiento lejos de desalentarlo, lo hace renovar su confianza en Dios que nos salva.
La segunda experiencia nos las brinda el apóstol Pablo en su carta a los romanos. La salvación que Dios ofrece no se realiza a espaldas de la historia de la humanidad, sino en dialogo con ella. El pecado y la muerte no tienen la última palabra sobre la historia humana, sino la vida manifestada en Cristo muerto y resucitado. La gratuidad de Dios siempre nos abre caminos de esperanza.
El evangelio de hoy se comprende a la luz de todo el discurso misionero de Mateo que estamos leyendo. Jesús después de enseñar a sus discípulos, los envía y los orienta en la tarea que van a emprender. Compartir el Evangelio implica arriesgo y conlleva dificultades. Es la confianza en Dios la que nos da la fuerza para hacer frente a este desafío.
Nos explica el Papa Francisco: “Miedo y tristeza enferman a las personas y también a la Iglesia, porque paralizan, hacen egocéntrico y acaban por viciar el aire de las comunidades que sobre la puerta exponen el cartel de «prohibido» porque tienen miedo de todo. Sin embargo, es la alegría, que en el dolor llega a ser paz, la actitud valiente del cristiano, sostenido por el temor de Dios y el Espíritu Santo…”
Quisiera detenerme en estas frases del Evangelio: “no tengáis miedo a los hombres” y, un poquito más adelante, insiste de modo parecido: “no tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma”.
«El miedo —explicó el Papa— es una actitud que nos hace mal, nos debilita, nos empequeñece, e incluso nos paraliza». En tal medida que «una persona con temor no hace nada, no sabe qué hacer: es medrosa, miedosa, concentrada en sí misma para que no le suceda algo malo, algo feo». Por lo tanto «el miedo lleva a un egocentrismo egoísta y paraliza». Precisamente «por eso Jesús dice a Pablo: no tengas miedo, sigue hablando».
El miedo, en efecto, «no es una actitud cristiana», sino «una actitud, podemos decir, de un alma encarcelada, sin libertad, que no tiene libertad de mirar adelante, de crear algo, de hacer el bien». Y, así, quien tiene miedo continúa repitiendo: «No, está este peligro, está este otro y ese otro», y así sucesivamente. «¡Qué lástima, el miedo hace mal!» comentó de nuevo el Papa Francisco.
El miedo, sin embargo, «hay que diferenciarlo del temor de Dios, con el que no tiene nada que ver». El temor de Dios, afirmó el Pontífice, «es santo, es el temor de la adoración ante el Señor; y el temor de Dios es una virtud». Esto, en efecto, «no empequeñece, no debilita, no paraliza»; por el contrario, «lleva adelante hacia la misión que el Señor nos da». Y al respecto el Pontífice añadió: «El Señor, en el capítulo 18 del Evangelio de san Lucas, habla de un juez que no temía a Dios ni le importaban los hombres, y hacía lo que quería». Esto «es un pecado: la falta de temor de Dios y también la autosuficiencia», porque «aleja de la relación con Dios y también de la adoración».
Surge entonces, el de la fe que está implícito en las frases del texto de Mateo que acabo de compartirles. Y para iniciar quizá conviene recordar dos aspectos: el primero y principal que la fe es un don de Dios y, por tanto, cabe la actitud por nuestra parte de agradecimiento si la tenemos, y de petición si notamos que nos falta; pero en segundo lugar, hay también que recordar que, junto al don, la fe es una virtud y que, como todas las virtudes, pueden crecer o disminuir según nosotros realicemos actos que vayan consolidando esta virtud o que, por el contrario, si no realizamos actos encaminados al crecimiento de la virtud, aquella vaya menguando e incluso desaparezca. Esto sucede en todas las virtudes y, por tanto también en la virtud de la fe.
Tan importante es acrecentar la fe que debe de haber un momento que vivamos de fe. No hemos dicho un momento en que “no perdamos la fe”, sino “vivir” de fe. La fe es el alimento, la vida del alma, lo que da fortaleza, seguridad, entereza, alegría, sentido a la vida, ganas de vivir hasta el encuentro con nuestro Padre Dios.
Todo esto viene a propósito de una frase que nos dice el Señor: “no tengáis miedo a los hombres” y, un poquito más adelante, insiste de modo parecido: “no tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma”.
Hemos de fundamentar mejor el “no-miedo”, es decir, la seguridad, la entereza, la alegría, el vivir sonriendo a la vida y el no tener miedo a nada ni a nadie, que la fe.
No tengamos miedo a ser vulnerables: a la frustración, a la enfermedad, al sufrimiento, al dolor o a la muerte. A través de ellos podemos experimentar la necesidad de que nos cuiden o la capacidad de cuidar. Todos somos frágiles y allí está la posibilidad de reconocernos humanos. En esas realidades es donde más claramente percibimos que Dios nunca nos deja solos, que siempre está con nosotros en el camino de la vida, que nos toma de su mano: “Cuando vean esto los pobres que te buscan, se pondrán muy alegres, y recobrarán el ánimo” (Sal 69,32).
No tengamos miedo a la utopía del Reino que impregne la misión que el Señor ha querido compartir con nosotros. A no dejarnos ganar ni por la comodidad, ni por el desgano.
”Que la Gracia de nuestro Señor Jesucristo, el Amor del Padre y la Comunión del Espíritu Santo, estén siempre con Ustedes.” Ef 13,13
Fuentes:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/pautas/
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2023/06/25/cuando-se-pierde-la-fe/
- https://www.vatican.va/content/francesco/es/cotidie/2015/documents/papa-francesco-cotidie_20150515_sin-miedo.html
Palabra de Vida Mes de Junio 2023
“Alégrense, trabajen para alcanzar la perfección, anímense unos a otros, vivan en armonía y en paz. Y entonces, el Dios del amor y de la paz permanecerá con ustedes.” (2 Corintios 13, 11) https://ciudadnueva.com.ar/junio-2023/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Junio 2023.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.