https://youtu.be/dmxGRgt6V70?si=BYfKSGxkNJDNj72a
- Jer 17,5-8
- Sal 1
- 1 Cor 15,12. 16-20
- Lc 7, 17. 20-26
La liturgia de hoy nos insta a estar en vela, esperando con esmero al Señor, haciendo su Voluntad: el bien, amando y perdonando a los demás.
Nos dice San Pablo hoy que Cristo venció al pecado y a la muerte con su adhesión a la voluntad de Dios, de igual modo nuestra relación de obediencia a Dios tiene que desprender salvación y gracia para los demás.
Para ello, en el texto de la primera lectura, vemos que si Pablo es fecundo en afirmaciones que bien dibujan la debilidad de la condición humana (todos los humanos estamos bajo el pecado), no lo es menos a la hora de subrayar el bello poderío de la gracia por mor de Jesucristo, el que, cual nuevo Adán, nos libera de todas las servidumbres que nos deshumanizan. El apóstol cifra en el pecado y en la muerte la irresponsable acción del hombre, expresión del primer y desobediente Adán; pero es el segundo Adán, Jesucristo, quien personifica la obediencia al Padre y recaba para todos nosotros la justicia, la salvación. Pablo no silencia la inmensa asimetría existente entre el delito humano y la gracia que, por la generosidad del perdón de Cristo, recibimos. Y sin mérito alguno por nuestra parte, sino por pura generosidad de un Dios que es Padre que ha puesto todo el peso de su amor en la servicial entrega de su Hijo: desobediencia del primer hombre al plan de Dios frente al cumplimiento total de su voluntad por parte del segundo Adán, Cristo, el único nombre que nos salva. Al panorama desolador de una historia de pecado, nuestro Padre, y en su Hijo Jesús, nos ofrece un derroche de amor y bendición, de perdón y de ternura. Así suele hacer las cosas nuestro Padre Dios. Así, Dios nos da la posibilidad de vivir y ser felices, siguiendo su plan de salvación. El gran error de muchos hoy en día es pensar que podemos darnos a nosotros mismos la felicidad plena, la vida eterna, la salvación. Y no es así, es Dios quien nos da la vida eterna a través de su Hijo Jesucristo, a nosotros nos toca mantenerla escuchando su Palabra, haciendo su voluntad, orando, etc…
El Salmista nos invita a decirle al Señor: “Aqui estoy, Señor para hacer tu voluntad”… Porque hacer su voluntad implica hacer y ser como El quiere y permanecer en El pase lo que pase… y así decimos en la oración del Padrenuestro y así se lo dijo Jesús al Padre en el Huerto de los Olivos, “que se haga Tu voluntad y no la mía”. Esa voluntad donde para cumplirla y acatarla hay que poner el corazón adolorido en sus manos y poco a poco el dolor se va suavizando, se va aquietando, va llegando el bálsamo de la paz. Ya en los ojos solo queda el temblor de las lágrimas que han cesado de correr y los labios repiten una y otra vez “aquí estoy , Señor, para hacer tu voluntad” y se muy bien cual fue tu voluntad y solo quiero pedirte fuerza y ánimo para seguir alabándote, y amándote por siempre.
Y es por eso que hoy, es preciso fijarse en estas palabras de Jesús en el texto del Evangelio: «Sed como hombres que esperan a que su señor vuelva de la boda, para que, en cuanto llegue y llame, al instante le abran» . ¡Qué alegría descubrir que, aunque sea pecador y pequeño, yo mismo abriré la puerta al Señor cuando venga! Y vemos entonces, como la exhortación a la vigilancia y a la responsabilidad se repite con frecuencia en la predicación de Jesús; esto por dos razones obvias: porque Jesús nos ama y nos “vela”; el que ama no se duerme. Y, porque el enemigo, el diablo, no para de tentarnos. Vemos la importancia de que el pensamiento del cielo y el infierno aunque no podrá distraernos de las obligaciones del presente, es un pensamiento saludable y encarnado, y merece la felicitación del Señor: «Si llega a medianoche o en la madrugada , si los encuentra así, ¡dichosos de ellos!»
Nos dice el Papa Francisco, que cada uno debe preguntarse: «¿Cómo espero a Jesús?». Pero sobre todo: «¿Espero o no espero» a Jesús? Muchas veces, en efecto, también nosotros cristianos «nos comportamos como paganos» y «vivimos como si nada debiera suceder». Tenemos que estar atentos a no ser como el «egoísta pagano», que actúa como si él mismo «fuera un dios» y piensa: «yo me las apaño solo». Quien actúa de esta manera «acaba mal, termina sin nombre, sin cercanía, sin ciudadanía». En cambio, cada uno de nosotros se debe preguntar: «¿Creo en esta esperanza de que Él vendrá?». Y aún más «¿Tengo el corazón abierto, para sentir el ruido cuando toca a la puerta, cuando abre la puerta?»
Vigilar es vivir el seguimiento del Maestro con confianza, con la alegría que nos da el saber que hicimos la mejor opción que es capaz de humanizar cada minuto nuestro y de los hermanos. Vigilar es sentirnos capaces, por la fuerza del Espíritu, de dar razones de nuestra esperanza en un mundo que mucho la necesita y de actualizar nuestra condición de testigos de Jesús el Señor.
“Que la Gracia de Nuestro Señor Jesucristo, el Amor del Padre y la Comunión del Espíritu Santo, estén siempre con ustedes”. Ef 13,13
Fuentes:
- Folleto La Misa de Cada Día
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
- https://www.vatican.va/content/francesco/es/cotidie/2014/documents/papa-francesco_20141021_espera-esperanza.html
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/20-10-2015/
- https://es.catholic.net/op/articulos/4674/cat/841/aqui-estoy-senor-para-hacer-tu-voluntad.html#modal
Palabra de Vida Mes de Octubre 2023
“Pues lo del César devuélvanse lo al César y lo de Dios a Dios.” Mt22, 21 https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida. Octubre 2023
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Octubre 2023.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.