https://youtu.be/9Rn_lE0D2QE
- Apoc 18, 1-2. 21-23: 19, 1-3.9
- Sal 99
- Lc 21, 20-28
El Señor en la liturgia de hoy, nos invita a recordar que debemos estar preparados para cual El regrese y entonces, levantarnos y levantar la cabeza y esperar con alegría pues se acerca la hora de la liberación.
Pero no esperemos liberaciones mágicas, a ver si nos va a ocurrir como a los apóstoles que pensaban que el Reino iba a cambiar por fuera la realidad. Eso ya ha pasado, la tecnología y el progreso han cambiado las apariencias… nuestra liberación viene de que Dios cambia las cosas por dentro y las llena de sentido porque nos hace vivir con otra profundidad, en otra dimensión. Así que, si como a mi, te deprimen las noticias, no te escondas en el sofá lamentándote, levantémonos y alcemos la mirada al futuro, porque ciertamente se acerca nuestra liberación.
Hoy el texto del Apocalipsis, aunque continúa hablándonos la caída de Babilonia, debemos notar que el énfasis en este capítulo es diferente al que encontramos en el anterior. En esta ocasión no se trata fundamentalmente de los aspectos religiosos y políticos de Babilonia, sino que la atención se dirige hacia su comercio y la acumulación de riquezas.
En este sentido, debemos notar las grandes coincidencias que hay entre este pasaje en Apocalipsis y el que encontramos en (Ez 26:1-28:19) anunciando la caída de Tiro. Recordemos que la fama que Tiro llegó a alcanzar en el mundo antiguo no se basaba tanto en su poder militar o en su religión, sino fundamentalmente le venían por su comercio y riquezas materiales. A diferencia de Roma, que se había extendido como un imperio político y militar, Tiro funcionaba como un imperio comercial.
Y en este punto debemos preguntarnos por qué Dios condenó a Tiro en el pasado. ¿Qué había de malo en que extendieran sus lazos comerciales por todo el Mediterráneo? Bueno, el comercio en sí no tiene nada de malo, el problema surgía cuando los bienes materiales con los que ellos negociaban ocupaban el lugar de Dios.
En relación a esto debemos decir que nunca ha habido a lo largo de toda la historia de la humanidad una época como la nuestra, en la que la oferta de cosas bellas y seductoras parece ilimitada. Constantemente somos bombardeados por anuncios comerciales de todo tipo en la televisión, radio, internet, correo… Y tristemente tenemos que admitir que para muchas personas, incluso para algunos creyentes, el amor por las cosas ha sustituido el amor hacia Dios, y no lo olvidemos, esto es una forma más de idolatría.
El evangelio en sus últimos versículos nos presenta la actitud que el cristiano debe tener ante el fin del mundo. Para el cristiano, como diría san Pablo: “la vida es Cristo y la muerte una ganancia”. El cristiano vive gozosamente la llegada del Reino pues para él, la llegada de Cristo es el momento más gozoso y esperado.
Este encuentro con Aquél a quien tanto se ha amado y por quien tanto se puede haber sufrido, es el momento más precioso del cristiano. Este momento puede ocurrir de manera particular, es decir, cuando una persona muere, o de manera colectiva, que será la llegada definitiva de Cristo.
No sabemos qué ocurrirá primero. Los cristianos del tiempo de Lucas pensaban que era inminente, pero Jerusalén fue totalmente destruida y todavía estamos esperando. Vivamos, pues, alegremente y con una esperanza llena de optimismo en el amor de Aquél que nos espera en la casa del Padre, pues como nos dice el Salmista el Señor es bueno, su Misericordia es terna y su fidelidad nunca se acaba.
Entonces, como nos explica el Papa Francisco, “la invitación de Jesús de estar siempre preparados, vigilantes, sabiendo que la vida en este mundo se nos ha dado para prepararnos a la otra vida, con el Padre celeste. Y para esto hay siempre una vía segura: prepararse bien a la muerte, estando cerca de Jesús. ¿Y cómo estamos cerca de Jesús? Con la oración, en los sacramentos y también en la práctica de la caridad. Recordemos que Él está presente en los más débiles y necesitados. Él mismo se identificó con ellos, en la famosa parábola del juicio final, cuando dice: “Tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, era extranjero y me acogisteis, desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, estaba en la cárcel y vinisteis a verme. Todo lo que hicisteis con estos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis”.
Estamos a pocos días de terminar el mes de noviembre, en el que hemos venido practicando la Palabra de Vida: ““Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.” (Mateo 5, 7)
Por eso como concluye el Pontífice: “Quien practica la misericordia no teme a la muerte. ¿Y por qué no teme a la muerte? Porque la mira a la cara en las heridas de los hermanos, y la supera con el amor de Jesucristo.”
Bibliografía:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=24-11-2022
- https://es.catholic.net/op/articulos/10569/cat/504/veran-al-hijo-del-hombre-venir-con-gran-poder-y-gloria-.html#modal
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://www.escuelabiblica.com/estudios-biblicos-1.php?id=451
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2022/11/24/solo-malas-noticias/
- https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Palabra de Vida Mes de Noviembre 2022
“Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.” (Mateo 5, 7) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Noviembre 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.