https://youtu.be/DvHMXiv46c4
- Stgo 5, 1-6
- Sal 48
- Mc 9, 41-50
La liturgia de hoy, nos invita a revisar aquellos factores que en nuestra vida nos están alejando de la Gracia y erradicarlos pues nos llevan hacia la senda equivocada.
El apóstol Santiago describe la dramática infelicidad que provoca en el corazón el apego desordenado a los bienes. Llegan a convertirse para algunos en una auténtica cárcel, un infierno en la tierra a causa de la adición que provoca la codicia, ese agujero negro de deseos insatisfechos que nunca se llena por mucho que eches en él.
Es el reverso tenebroso del salmo responsorial, que recoge la primera bienaventuranza. Son la cara y la cruz del corazón humano en esa constante lucha por ordenar nuestros apegos hacia los bienes más importantes de la vida y alcanzar de este modo la felicidad, la dicha. De hecho, lo propio de tener bienes es gozarlos. Detrás de los gozos pasajeros, en realidad estamos buscando el Gozo eterno. Nos interesa mucho gozar de los dos, cada uno según su medida. Y este gozo ordenado es a lo que llamamos felicidad.
Sin duda alguna, en el camino de la vida, necesitamos bienes materiales porque nosotros mismos somos materia, formamos parte de este mundo creado. Estos bienes ayudan al desarrollo de nuestra vida: la sostienen, la hacen crecer, la llenan de variedad, la dignifican, nos ayuda a disfrutar. Pero no son fines en sí mismos, sino medios para alcanzar la felicidad. Esta diferencia entre medio y fin a veces queda ensombrecida por nuestro corazón, que no termina bien de aclararse con la diferencia.
Pero hay dos elementos que tenemos que tener siempre enfocados si no queremos que nuestra vida se pierda y destruya: Uno de ellos es la acumulación y la otra la falta de interés por los demás (las dos provienen del egoísmo). Debemos dejar que los bienes fluyan en nuestra vida, que nuestras manos estén agujeradas para que no podamos retener más de lo que necesitamos para vivir. Esto nos llevará a ponernos en los zapatos de nuestros hermanos, pues siempre habrá gente que tiene menos que nosotros. Especialmente esto, como lo dice el texto de hoy, debe de tener un lugar muy especial en la conciencia de quienes han sido bendecidos por Dios con empresas y organizaciones las cuales deben de ser consideradas como medios de creación de riquezas PARA TODOS no solo para el empresario.
La justicia, en el cristiano debe siempre de ir más allá de dar solo para que se viva, sino que hay que ver que nuestra gente pueda vivir bien, con dignidad y como hijo de Dios.
Ayer veíamos lo importante que es poner nuestras vidas en manos de Dios, y no en las nuestras; hoy se nos advierte de no poner nuestra vida en manos de las riquezas porque, lejos de salvarnos, adormecen nuestra vocación a los bienes más excelentes. Hacemos un spoiler del final de tu vida: tampoco las riquezas te pueden resucitar.
Es en este sentido que este pasaje emprende una diatriba contra los que se han enriquecido injustamente, y lo hace en la perspectiva del fin de los tiempos y del día del juicio.
Confrontar nuestra conducta con el juicio definitivo que ésta merece a los ojos de Dios es subrayar la seriedad de la vida humana, principalmente si tenemos en cuenta la novedad de la fe cristiana porque la conciencia del pecado de la humanidad hace temer el juicio definitivo de Dios.
En el Nuevo Testamento el juicio de Dios tiene lugar ya en la aceptación o el rechazo de Jesús: “el que crea se salvará, el que no crea será condenado” (Mc 16, 16). Esa aceptación o ese rechazo se manifiestan en las actitudes que se han adoptado con el prójimo, con quien Jesús se identifica (Mt 25, 40: “Cuantas veces hicisteis eso a uno de estos mis hermanos menores, a mí me lo hicisteis”). En esa perspectiva es en la que hay que juzgar del comportamiento humano. A ella se remite, en el fondo, la diatriba de Santiago contra el pecado de los ricos. El pecador siempre puede acogerse a la misericordia de Dios, de la que habla también abundantemente la Biblia; pero es cierto que persistir en la maldad es alejarse de esa misericordia.
Así, en el evangelio, Jesús nos quiere decir que hemos de saber renunciar a las cosas que nos hacen daño, aunque sean cosas que nos gusten mucho, pero que pueden ser motivo de pecado y de vicio. San Gregorio dejará escrito «que no hemos de desear las cosas que sólo satisfacen las necesidades materiales y pecaminosas». Jesús exige radicalidad. En otro lugar del Evangelio también dice: «El que quiera ganar la vida, la perderá, pero el que la pierda por Mí, la ganará» (Mt 10,39).
El Papa Francisco nos explica que “Jesús nos exhorta a no pactar con el mal con imágenes que impactan: “Si hay algo en ti que es motivo de escándalo, córtatelo” (cfr. vv. 43-48). Si algo te hace mal, ¡córtalo! No dice: “Si algo es motivo de escándalo, piensa sobre ello, mejora un poco…”. No: “¡Córtatelo! ¡Enseguida!”. Jesús es radical en esto, exigente, pero por nuestro bien, como un buen médico. Cada corte, cada poda, es para crecer mejor y llevar fruto en el amor. Preguntémonos entonces: ¿Qué hay en mí que contrasta con el Evangelio? ¿Qué quiere Jesús, en concreto, que corte en mi vida?”
Por otro lado, esta exigencia de Jesús quiere ser una exigencia de amor y de crecimiento. No quedaremos sin su recompensa. Lo que dará sentido a nuestras cosas ha de ser siempre el amor: hemos de llegar a saber dar un vaso de agua a quien lo necesita, y no por ningún interés personal, sino por amor. Tenemos que descubrir a Jesucristo en los más necesitados y pobres. Jesús sólo denuncia severamente y condena a los que hacen el mal y escandalizan, a los que alejan a los más pequeños del bien y de la gracia de Dios.
Finalmente, todos hemos de pasar la prueba de fuego. Es el fuego de la caridad y del amor que nos purifica de nuestros pecados, para poder ser la sal que da el buen gusto del amor, del servicio y de la caridad. En la oración y en la Eucaristía es donde los cristianos encontramos la fuerza de la fe y del buen gusto de la sal de Cristo. ¡No quedaremos sin recompensa!
Bibliografía.
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2022/02/24/jueves-de-la-vii-semana-del-tiempo-ordinario/
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
- https://www.vaticannews.va/es/evangelio-de-hoy.html
Palabra de Vida Mes de Febrero 2022
«Al que venga a mí no lo echaré fuera» (Jn 6, 37) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Febrero 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.