https://youtu.be/3FukQfu8ats?si=DbMakv-nhGQZfVz2
- Rom 4, 13.16-18
- Sal 104
- Lc 12. 8-12
El Señor nunca olvida sus promesas, nos indica el Salmista en la liturgia de hoy y San Pablo nos habla de que por medio de la fe, que es gratuita, queda asegurada la promesa que Dios hizo a Abraham y para todos sus descendientes, no solo para aquellos que cumplen la ley, sino también para todos los que tienen fe, de que heredarán el mundo. Y en el texto del evangelio, Jesús, despierta nuestra fe y esperanza en El. Jesús nos anticipa que tendremos que comparecer ante el ejército celestial para ser examinados. Y aquel que se haya pronunciado a favor de Jesús adhiriéndose a su misión «también el Hijo del hombre se declarará por él» (Lc 12,8). Dicha confesión pública se realiza en palabras, en actos y durante toda la vida.
Esta interpelación a la confesión es todavía más necesaria y urgente en nuestros tiempos, en los que hay gente que no quiere escuchar la voz de Dios ni seguir su camino de vida. Sin embargo, la confesión de nuestra fe tendrá un fuerte seguimiento.
Dios es fiel. El Padre del cielo es fiel a sus hijos. El Hijo, nuestro hermano, es fiel a nosotros. El Espíritu Santo es el amor fiel del Padre y del Hijo, que se ha derramado en el corazón de los creyentes para colmarlos de ese mismo Amor fiel.
Que Dios Padre es fiel a sus hijos nos lo ha enseñado Jesús cuando nos reveló su corazón en la parábola del padre bueno. No se cansó de esperar. También nos dijo: “yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin de los tiempos”. Y sobre la fidelidad del Espíritu que procede del Padre y del Hijo, también nos habló el Señor cuando dijo: “cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a sus hijos que claman a él. Hoy también se nos promete esa asistencia que está incluso asegurada en las horas más duras y difíciles de nuestra vida cristiana, cuando tengamos que testimoniar ante reyes y tribunales, es decir, en el momento del martirio.
Sabemos que el Espíritu Santo, que es fiel, no nos abandonará en esa hora, al contrario, nos dará las palabras oportunas, las necesarias para cumplir nuestra misión, también la fortaleza, junto con la ciencia, la sabiduría, el consejo y el entendimiento y los demás dones. Por eso si el Padre, el Hijo y el Espíritu son fieles en su relación con nosotros, es natural y comprensible que se nos pida a nosotros ser fieles a Dios. No se trata solo de ser fieles a Dios como Dios lo es a nosotros. No, la cosa va más allá. Podemos ser fieles a Dios porque Dios es fiel a nosotros y su fidelidad hace posible la nuestra.
El Espíritu Santo que mantuvo unido al Padre y al Hijo en los días de su vida mortal, el Espíritu Santo que lo movió en su pasión para que entregara su vida libremente por amor a nosotros, el Espíritu Santo que se derramó en el momento en que Jesús cumplió con fidelidad todo lo que el Padre le había mandado hacer en la cruz, es el mismo Espíritu que lo resucitó de entre los muertos y lo glorificó sentándolo a la derecha del Padre. Ese Espíritu es el que nos hace ser fieles a Cristo.
”no se preocupen de cómo o con qué se defenderán, o qué dirán, porque el Espíritu Santo les enseñará en aquel mismo momento lo que conviene decir”. A nosotros solamente nos toca, confiando en su poder, confesar a Cristo ante los hombres y, así él nos confesará y nos reconocerá ante los ángeles de Dios en la hora del juicio.
¿Puede ser exitoso en los negocios o profesionalmente un hombre de fe? Es posible que sí, dependiendo de la Voluntad de Dios, pero no será porque se lo haya propuesto, sino por su afán de servir y atender a todo el que se lo solicita. El hombre o la mujer de fe, son personas desprendidas, que no andan atesorando privilegios, ni distinciones, ni nominaciones. Si los obtienen, no es porque se lo hayan propuesto y están igualmente dispuestos a perderlos tal como llegaron, sin buscarlas. El hombre o la mujer de fe, tienen todo su día ocupado, sin embargo siempre parece que tuvieran tiempo de sobra disponible para atender a los afligidos, a los que los buscan por algún consejo. Son muy humanos y difícilmente se equivocan con respecto a lo que debe ser el comportamiento de cada quien en las diversas situaciones que les toca afrontar. Son muy sensibles y no toleran la ambigüedad y mucho menos la mentira. Se reconocen falibles y por eso mismo siempre están dispuestos a perdonar y a actuar con misericordia, pero no soportan el engaño y mucho menos cuando es ejercido sobre los más inocentes y débiles. Las personas de fe, salen a enfrentar como único cada día, sabiendo que podría ser el último y que lo enfrentarán como tal llegado el caso, confiando en que ello dependerá de la Voluntad de Dios. Será Él quien determine cuál ha de ser el extremo de sus acciones del día y se sentirá más que honrado si en Su nombre le toca llegar hasta el fin, porque para ello siempre está listo. ¿Cómo lo logra? Orando cada mañana y cada vez que tiene un tiempo disponible y frecuentando la Eucaristía, convencido que es este el único alimento que habrá de sustentarlo para la Vida Eterna…
”Que la Gracia de Nuestro Señor Jesucristo, el Amor del Padre y la Comunión del Espíritu Santo, están siempre con ustedes”. Ef 13, 13
Fuentes:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2023/10/21/amor-fiel/
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
- https://www.roguemos.org/lucas-128-12-el-espiritu-santo-les-ensenara/#gsc.tab=0
Palabra de Vida Mes de Octubre 2023
“Pues lo del César devuélvanse lo al César y lo de Dios a Dios.” Mt22, 21 https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida. Octubre 2023
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Octubre 2023.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.