https://youtu.be/AUiCy6PSS9Y
- Stgo 3, 13-18
- Sal 18
- Mc 9, 14-29
Hoy la liturgia nos invita a reflexionar sobre nuestra fe. Hoy podemos ver cómo la falta de fe, también en nosotros, esto nos ha impedido ver las maravillas del Señor en nuestra vida.
Creo que es importante crecer en el conocimiento humano, como muchos se aferran en hacerlo, pero lo es más, crecer en la sabiduría divina, pues ésta, al final del día, es la que nos proporcionará los criterios que mantendrán en equilibrio nuestra vida y nos permitirán conocer el pensamiento de Dios. Y así pues, balancear adecuadamente nuestra vida.
Es por eso que el texto de la carta de Santiago es todo un tratado de estilo de vida cristiana. En este breve relato el apóstol nos exhorta a ser sabios con la sabiduría que viene de arriba. Una sabiduría que no es egoísta, ni petulante, ni vanidosa, ni provoca rencillas o envidias. No está al servicio del mal, del desorden o la injusticia. Antes bien, la sabiduría que viene de arriba es pura, amante de la paz, comprensiva, llena de misericordia y buenas obras, constante y sincera. Es un don, una gracia que Dios quiere que pongamos al servicio de nuestros hermanos, del bien común. Nos debemos a los demás, poseemos los carismas y virtudes para hacer que nuestra comunidad sea más humana y verdadera, más cercana a lo que Dios pretendió iniciar al hacerse presente en este mundo: instaurar su Reino. En él no cabe ni la envidia ni el egoísmo, ni la falsedad o la maldad. Dios quiere que seamos instrumentos de paz, constructores de hermandad, amantes de una sociedad pacífica y justa, mujeres y hombres de bien. Y eso sólo se consigue luchando por la justicia en nuestro mundo. Una justicia que supera el ojo por ojo o la estricta legalidad retributiva, al inscribirse en el mandato divino del amor y el cuidado de los últimos y más necesitados. Que los últimos sean los prioritarios, la urgencia de nuestros actos. Eso significa ser sembradores de paz a favor de la justicia y la solidaridad entre los hombres y los pueblos. Ser gente de bien implicados en la creación de un mundo mejor.
Ahora bien, puede ser que nuestra fe aun es muy pequeña. Una de las ideas que nos ha metido el mundo en la cabeza, es que nuestro Dios, es un Dios pequeño, incapaz de resolver nuestros problemas. Esto ha hecho que muchos busquen otros “dioses” para resolverlos, siendo que al final se encontrarán en una situación peor. Jesús es verdadero Dios. Cierto, hay que creer, y creer como creyó la siro fenicia, el ciego y otros más.
Afirma el Papa Francisco: «Todo es posible para quien cree», ha dicho el Señor. ¿Qué respondió ese hombre al cual el Señor se dirigió para decir esta palabra —todo es posible para quien cree—? Dijo: «Creo Señor. Ayuda mi poca fe». También nosotros podemos decir: «Señor, yo creo. Pero ayuda mi poca fe». Y la oración debemos hacerla con este espíritu de fe: «Creo Señor, ayuda mi poca fe».
«He dicho a tus discípulos que lo expulsaran, pero no han podido» (Mc 9,18). Cuando escucha estas palabras, Jesús recibe un disgusto. Se disgusta, sobre todo, por la falta de fe… Y les falta fe porque han de rezar más: «Esta clase con nada puede ser arrojada sino con la oración» (Mc 9,29).
La oración es el diálogo “intimista” con Dios. San Juan Pablo II afirmó que «la oración comporta siempre una especie de escondimiento con Cristo en Dios. Sólo en semejante “escondimiento” actúa el Espíritu Santo». En un ambiente íntimo de escondimiento se practica la asiduidad amistosa con Jesús, a partir de la cual se genera el incremento de confianza en Él, es decir, el aumento de la fe.
Pero esta fe, que mueve montañas y expulsa espíritus malignos («¡Todo es posible para quien cree!») es, sobre todo, un don de Dios. Nuestra oración, en todo caso, nos pone en disposición para recibir el don. Pero este don hemos de suplicarlo: «¡Creo, ayuda a mi poca fe!» (Mc 9,24). ¡La respuesta de Cristo no se hará “rogar”!
Con el Salmista terminamos nuestra reflexión dando gracias al Señor pues Tu tienes palabras de vida eterna, tus preceptos son luz para alumbrar el camino. Tu Voluntad es santa y ara siempre estable, tus mandamientos son verdaderos y eternamente justos.
Biblografia
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
- https://www.vaticannews.va/es/evangelio-de-hoy.html
Palabra de Vida Mes de Febrero 2022
«Al que venga a mí no lo echaré fuera» (Jn 6, 37) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Febrero 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.