https://youtu.be/8LGebHsF_bw
- Hch 5, 34-42
- Sal 26
- Jn 6, 1-15
La Liturgia de hoy nos lleva a reflexionar en como el proyecto de Dios, la extensión del Reino, se realiza a pesar de todos los obstáculos humanos que se van presentando.
En la primera lectura, los apóstoles fueron perseguidos por las gentes funcionarias del templo. Sacerdotes, levitas, letrados, fariseos, todos con tintes radicales, se ponen de acuerdo para borrar el nombre de Cristo de la historia. La intervención profética de Gamaliel nos anuncia lo que va a ir sucediendo a lo largo de la historia del mundo. El pueblo ordinario, seguramente pasa de todo, pero “los buenos” son intransigentes. ¿No pasa igual hoy? El mensaje de Jesús de Nazaret es conflictivo para todas las personas que radicalizan sus mentes y se niegan a cualquier evolución.
Este pasaje nos permite destacar dos elementos importantes para nuestra vida. El primero, y que es en esencia la tesis que continuamente presenta San Lucas en su libro, es el hecho de que el proyecto de Dios, la extensión del Reino, se realiza a pesar de todos los obstáculos humanos que se van presentando. Por ello, nuestra cooperación a su propagación consiste en permanecer fieles y obedientes a la palabra de Dios. De manera que las oposiciones que a veces se presentan en nuestros centros de trabajo o de estudio no hacen otra cosa más que confirmar la palabra de Jesús: “Serán perseguidos por mi causa”. La segunda enseñanza, que se deriva precisamente de ésta, es el hecho de que los apóstoles tomaron como un HONOR el haber padecido todo esto por el nombre de Jesús.
Y hoy también leemos en el evangelio, la multiplicación de los panes. El agobio de los Apóstoles ante tanta gente hambrienta nos hace pensar en una multitud actual, no hambrienta, sino peor aún: alejada de Dios, con una “anorexia espiritual”, que impide participar de la Pascua y conocer a Jesús. No sabemos cómo llegar a tanta gente… Aletea en la lectura de hoy un mensaje de esperanza: no importa la falta de medios, sino los recursos sobrenaturales; no seamos “realistas”, sino “confiados” en Dios. Así, cuando Jesús pregunta a Felipe dónde podían comprar pan para todos, en realidad «se lo decía para probarle, porque Él sabía lo que iba a hacer» (Jn 6,5-6). El Señor espera que confiemos en Él.
Nos comenta el Papa Francisco: “Para Jesús, lo poco o nada que podemos dar es suficiente para hacer grandes cosas. La lógica del don está, pues, en la base del milagro realizado por Cristo que, con sólo cinco panes y dos peces ofrecidos por un joven, pudo alimentar a las cinco mil personas reunidas para escucharle…”
Hace unos días vi una graciosa viñeta en la que alguien enseñaba a un niño un templo lleno, mientras le decía: “Mira cuanta gente pidiendo a Dios que haga lo que tienen que hacer ellos”
He visto en la pasada Semana Santa, como desfilaban ante los ojos del pueblo esas procesiones católicas, que nacieron como un servicio catequético para enseñar al pueblo poco culto los misterios de la Pasión, muerte y resurrección del Señor. Bendito propósito que ha derivado en unas espectaculares procesiones que muestran al pueblo la riqueza de las cofradías y fraternidades. Joyas espectaculares adornan las imágenes de Cristo, Santa María y otros santos intervinientes, para las que los cristianos hemos hecho generosas donaciones, mientras las huchas de Cáritas y las colectas del “día del amor fraterno” se quedan míseras o vacías y miramos con fastidio a pedidoras y pedidores que nos acercan sus huchas y rebuscamos en los monederos las monedas más ruines que podamos entregar.
¿Así cumplimos el mandato divino “Dadles vosotros de comer”? ¿Queda nuestra conciencia tranquila? ¿Podemos hablar y alabar una supuesta piedad popular, sin tratar de cambiar las cosas? ¡A lo mejor teníamos que hacérnoslo mirar!
El Pontífice evidenció el modo en el que se produce este prodigio: “Jesús no crea los panes y los peces de la nada, sino que obra a partir de lo que le traen los discípulos. Dice uno de ellos: ‘Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es esto para tantos?‘ (v. 9). Es poco, no es nada, pero le basta a Jesús”.
E invita a continuación a ponernos “en el lugar de ese muchacho”. “Los discípulos le piden que comparta todo lo que tiene para comer. Parece una propuesta sin sentido. ¿Por qué privar a una persona, sobre todo a un muchacho, de lo que ha traído de casa y tiene derecho a quedárselo para sí? ¿Por qué quitarle a uno lo que en cualquier caso no es suficiente para saciar a todos?” Y explica “Humanamente es ilógico. Pero no para Dios. De hecho, gracias a ese pequeño don gratuito y, por tanto, heroico, Jesús puede saciar a todos. Es una gran lección para nosotros. Nos dice que el Señor puede hacer mucho con lo poco que ponemos a su disposición. Sería bueno preguntarnos todos los días: ¿Qué le llevo hoy a Jesús?”
Al contemplar esos “signos de los tiempos”, no queremos pasividad (pereza, languidez por falta de lucha…), sino esperanza: el Señor, para hacer el milagro, quiere la dedicación de los Apóstoles y la generosidad del joven que entrega unos panes y peces. Jesús aumenta nuestra fe, obediencia y audacia, aunque no veamos enseguida el fruto del trabajo, como el campesino no ve despuntar el tallo después de la siembra. «Fe, pues, sin permitir que nos domine el desaliento; sin pararnos en cálculos meramente humanos. Para superar los obstáculos, hay que empezar trabajando, metiéndonos de lleno en la tarea, de manera que el mismo esfuerzo nos lleve a abrir nuevas veredas» (San Josemaría), que aparecerán de modo insospechado.
Por último quisiera comentarles la frase “«Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados». Con sus palabras y gestos, Jesús ya anuncia la Eucaristía. Los gestos –tomar los panes, decir la acción de gracias y repartirlos– están apuntando a lo que él mismo hará de una manera sacramental pero real en la Última Cena. Ahora es sólo un signo, pero comienza a desvelarse el misterio del sacramento del Amor. En esos panes que Jesús reparte ya se intuye ese nuevo Pan de vida. El amor del Señor no tiene límites, como lo expresa la misma cifra de comensales de aquel banquete: «Solo los hombres eran unos cinco mil».
Bibliografía:
- Folleto La Misa de Cada Día.
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2023/04/21/la-espiga-y-el-pan/
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=21-04-2023
- https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2021-07/papa-francisco-angelus-jornada-abuelos.html
Palabra de Vida Mes de Abril 2023
“ Tengan el pensamiento puesto en las cosas celestiales y no en las de la tierra.” (Col 3,2) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Abril 2023.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.