https://youtu.be/nXcuHvRjpEg
- Ef 3, 14-21
- Sal 32
- Lc 12, 49-53
En la liturgia de hoy el Señor nos habla del fuego que El trae a nosotros, que no es otro que El Espíritu Santo. Ese fuego de amor quiere Jesucristo que entre en todos los corazones. Lo ansía por el bien que puede generar en cada uno de los seres humanos que pisamos este mundo. El ansia divina está puesta en nuestras manos para que llevemos ese amor de Dios a todos. Ese del que nos habla San Pablo en la primera lectura cuando ora para los fortalezca interiormente.
Vemos pues, que la primera necesidad de un creyente es fortalecer y robustecer el hombre interior. Es el Espíritu Santo, que mora en nuestro interior, el que provoca un cambio desde dentro hacia fuera. Pablo entiende que el cristiano tiene que abrir su corazón y dejar que el Señor habite en él, pero no como huésped, sino como propietario, de forma definitiva. Pero solamente un hombre que haya fortalecido su ser interior será capaz de rendir su corazón a Dios. Por tanto, lo primero a observar es que el arraigo y cimentación en el amor es lo que nos va a permitir comprender el amor de Dios. Como tenemos comunión con Cristo que mora en nosotros, tenemos una experiencia viva de ese amor, pero aquellos que se empeñen en tener a Cristo en el corazón como un huésped, en realidad no experimentarán nunca el amor de Cristo sino de una forma esporádica y poco edificadora.
Todos los cristianos sabemos que Dios nos ama, pero ¿realmente nos sentimos amados por él? Si tú no te sientes amado por Dios, no es porque Dios no manifieste su amor hacia ti, sino porque muchas veces nosotros hemos cerrado la puerta a este amor: no oramos, no participamos de los sacramentos con devoción sino con prisas, no leemos la Escritura.
Sólo siguiendo este itinerario se puede llegar a la meta “ser llenos de toda la plenitud de Dios”. Dios quiere que tú experimentes este amor. Ábrete al Espíritu Santo que es el amor de Dios y pídele tener esta experiencia.
El salmista nos invita a aclamar al Señor, a darle gracias a Dios y tener la certeza de su palabra es sincera y sus acciones leales.
El Evangelio nos presenta a Jesús como una persona de grandes deseos: «He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo!» (Lc 12,49). Jesús ya querría ver el mundo arder en caridad y virtud. ¡Ahí es nada! Tiene que pasar por la prueba de un bautismo, es decir, de la cruz, y ya querría haberla pasado. ¡Naturalmente! Jesús tiene planes, y tiene prisa por verlos realizados. Podríamos decir que es presa de una santa impaciencia. Nosotros también tenemos ideas y proyectos, y los querríamos ver realizados enseguida. El tiempo nos estorba. «¡Qué angustia hasta que se cumpla!» (Lc 12,50), dijo Jesús.
Es la tensión de la vida, la inquietud experimentada por las personas que tienen grandes proyectos. Por otra parte, quien no tenga deseos es un apocado, un muerto, un freno. Y, además, es un triste, un amargado que acostumbra a desahogarse criticando a los que trabajan. Son las personas con deseos las que se mueven y originan movimiento a su alrededor, las que avanzan y hacen avanzar.
La buena nueva es profética y como todo mensaje profético recibe una variedad de respuestas. No es que Jesús haya venido a traer división, pero su mensaje lo hará, ya que algunos lo rechazarán. Paz fue su deseo, su regalo a todos sus seguidores. Paz os dejo: mi paz os doy (Juan 14:27)
Seguir a Jesús, significa en muchos casos incomodar, denunciar, ir a contracorriente de lo establecido, y también de lo que nos apetece, porque también nosotros somos del mundo y se nos pide renunciar a lo que nos vuelve ciegos. Jesús se sentía portador del fuego purificador y de la presencia del Reino. El Evangelio no sabe de parentescos, no se impone a los individuos. Declarar que el Evangelio es a toda costa un vínculo para unir a todos sería una falsedad. Ser testigo es estar dispuesto a emprender la batalla de la incomprensión y la indiferencia empezando por los de nuestra propia casa. Por todo ello, mejor aceptar estos riesgos sin llevarnos a engaño.
El Papa Francisco, explica que, para comprender mejor el llamado, Jesús usa la imagen del fuego que él mismo vino a traer a la tierra: ” He venido a traer fuego a la tierra, ¡y cuánto desearía que ya estuviera ardiendo!” (Lucas 12:49). Y continúa: “Estas palabras tienen el propósito de ayudar a los discípulos a abandonar toda actitud de pereza, apatía, indiferencia y cerrarse a recibir el fuego del amor de Dios; ese amor que, como nos recuerda San Pablo, “ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo” (Rom 5: 5)
Nos anima, el Pontífice, a ver lo que Jesús revela a sus amigos: “Su deseo más ardiente: traer a la tierra el fuego del amor del Padre, que ilumina la vida y a través del cual el hombre se salva. Él nos llama a difundir este fuego en el mundo, gracias al cual seremos reconocidos como sus verdaderos discípulos”.
El fuego del amor, encendido por Cristo en el mundo a través del Espíritu Santo, es ilimitado, universal, afirma el Papa, por eso: “El testimonio del evangelio quema toda forma de particularismo y mantiene la caridad abierta a todos, con una sola preferencia: la de los más pobres y los excluidos”. Y añade: “La adhesión al fuego de amor que Jesús trajo a la tierra envuelve toda nuestra existencia y requiere la adoración de Dios y también la voluntad de servir a nuestro prójimo. Adoración a Dios y voluntad de servir al prójimo”.
Bibliofrafía:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.espaciosagrado.com/node/186187
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2019-08/angeluls-no-se-puede-ser-cristiano-atentar-vida-projimo.html
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2022/10/20/jueves-de-la-xxix-semana-del-tiempo-ordinario-ano-par/
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=20-10-2022
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
Palabra de Vida Mes de Octubre 2022
“Porque no nos dio el Señor a nosotros un espíritu de timidez, sino de fortaleza, de caridad y de templanza».2 Tim 1,7 https://ciudadnueva.com.ar/octubre-2022/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Octubre 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.