https://youtu.be/_Yy3M_p8zIE
- Hch 5, 27,33
- Sal 33
- Jn 3, 31-36
Hoy la liturgia nos invita a creer en el Señor, darle prioridad en nuestra vida y caminar sus pasos y así alcanzar la Vida Eterna.
En este texto de Hechos que acabamos de leernos, viene a decirnos que quienes, como los Apóstoles, nos dejamos llenar por el Espíritu, daremos testimonio de la Resurrección, pero además, es ese mismo Espíritu, que les dejó el Resucitado a sus discípulos, por ende a nosotros, que les mueve y nos debe mover a nosotros, a ser los que demos testimonio del Resucitado, en dondequiera que estemos y muy importante, ser testigos del Resucitado soportando todo sufrimiento y todas las vejaciones y tormentos; permaneciendo fieles. El testimonio de la Resurrección llevaba a Pedro y a los Apóstoles a ser fieles a Dios, por encima de toda adversidad, entonces podríamos reflexionar ¿por qué a nosotros nos cuesta tanto?
Hoy, no sólo se discute si es o no posible vivir los mandamientos (o algunos de ellos), sino que, por la manera de actuar, para muchos, el Evangelio no pasa de ser “otra opinión”. Esto, lógicamente, hace que cuando se tiene que tomar partido o decidir entre los valores del Evangelio y los del mundo, la balanza se incline hacia el mundo.
Producto de esto es toda la injusticia que vivimos en nuestra sociedad, la falta de compromiso social, y la frialdad en muchos cristianos. Es necesario pedirle al Espíritu Santo que vitalice en nosotros el celo por el Evangelio y que fortalezca nuestra voluntad para que, como los apóstoles, podamos hacer siempre la voluntad de Dios, aunque ésta no agrade a aquellos con los que convivimos.
Hoy el Evangelio nos invita a dejar de ser “terrenales”, a dejar de ser hombres que sólo hablan de cosas mundanas, para hablar y movernos como «el que viene de arriba» (Jn 3,31), que es Jesús. En este texto vemos —una vez más— que en la radicalidad evangélica no hay término medio. Es necesario que en todo momento y circunstancia nos esforcemos por tener el pensamiento de Dios, ambicionemos tener los mismos sentimientos de Cristo y aspiremos a mirar a los hombres y las circunstancias con la misma mirada del Verbo hecho hombre. Si actuamos como “el que viene de arriba” descubriremos el montón de cosas positivas que pasan continuamente a nuestro alrededor, porque el amor de Dios es acción continua a favor del hombre. Si venimos de lo alto amaremos a todo el mundo sin excepción, siendo nuestra vida una tarjeta de invitación para hacer lo mismo.
«El que viene de arriba está por encima de todos» (Jn 3,31), por esto puede servir a cada hombre y a cada mujer justo en aquello que necesita; además «da testimonio de lo que ha visto y oído» (Jn 3,32). Y su servicio tiene el sello de la gratuidad. Esta actitud de servir sin esperar nada a cambio, sin necesitar la respuesta del otro, crea un ambiente profundamente humano y de respeto al libre albedrío de la persona; esta actitud se contagia y los otros se sienten libremente movidos a responder y actuar de la misma manera.
Servicio y testimonio siempre van juntos, el uno y el otro se identifican. Nuestro mundo tiene necesidad de aquello que es auténtico: ¿qué más auténtico que las palabras de Dios?, ¿qué más auténtico que quien «da el Espíritu sin medida» (Jn 3,34)? Es por esto que «el que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz» (Jn 3,33).
“El que cree en el Hijo tiene vida eterna” (Jn 3,36). Nos explica el Papa Francisco: “La vida eterna no es una ilusión, no es una fuga del mundo, sino una poderosa realidad que nos llama y compromete a perseverar en la fe y en el amor.
Comienza durante toda la vida hacia aquel momento de la resurrección final ¡Ya estamos resucitados! De hecho, mediante el Bautismo, estamos insertos en la muerte y resurrección de Cristo y participamos de una vida nueva, es decir la vida del Resucitado. Por tanto, en la espera de este último día, tenemos en nosotros una semilla de resurrección, como anticipo de la resurrección plena que recibiremos en herencia. Por eso también el cuerpo de cada uno es resonancia de eternidad, por tanto ha de ser respetado siempre; y sobre todo debe ser respetada y amada la vida de todos los que sufren, para que sientan la cercanía del Reino de Dios, de esa condición de vida eterna hacia la que caminamos. Este pensamiento nos da esperanza. Estamos en camino hacia la resurrección. Esta es nuestra alegría: un día encontrar a Jesús, encontrar a Jesús todos juntos.
En este tiempo pascual se nos invita a prepararnos para la fiesta de Pentecostés. Tiene la misión de recordarnos que, no caminamos solos, sino que Dios Padre, envió a su Hijo y dándonos su Espíritu, nos sentimos impulsados a hacer realidad el plan de Dios en nuestro tiempo y lugar. “Dichoso el hombre que se refugia en el Señor”, nos dice el Salmista. Refugiémonos en El en todo momento para seguir caminando junto con El hacia la Resurrección, hacia la Vida Eterna.
¡Felices Pascuas de Resurrección!
Bibliografía:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=20-04-2023
- https://es.catholic.net/op/articulos/15686/cat/566/el-que-cree-en-el-hijo-tiene-vida-eterna.html#modal
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
Palabra de Vida Mes de Abril 2023
“ Tengan el pensamiento puesto en las cosas celestiales y no en las de la tierra.” (Col 3,2) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Abril 2023.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.