- Mi 7, 14-14. 18-20
- Sal 102
- Lc 15, 1-3. 11-32
Hoy la liturgia nos invita a recapacitar y regresar a la Casa del Padre, El que es Misericordioso, arrojará a lo hondo del mar todos nuestros delitos y como no nos tata como merecen nuestras culpas, nos espera con los brazos abiertos para celebrar que estábamos muertos y hemos vuelto a la vida.
De entrada, en esta lectura del profeta Miqueas lo que predomina es la continua presencia de Dios en su pueblo. Pero una presencia muy especial, una presencia que le lleva a perdonarle en todas las circunstancias. Miqueas le pide, en esa dirección, que pastoree a las ovejas de su heredad, de manera especial a las que “habitan apartadas en la maleza”, como hizo cuando le sacó de la esclavitud de Egipto.
Viendo al padre de la parábola descubrimos a un Dios amoroso que, como dice la Sagrada Escritura, “no lleva cuentas del mal” y que no se resigna a que ninguno de nosotros nos perdamos. Está siempre esperando que la vida nos haga ver, que lejos de su amor, de su cariño y de su casa todo será ruina, muerte y destrucción. Pero no es sino hasta que vivimos la experiencia destructiva que sufrió el hijo de este hombre, que nos hacemos concientes de nuestra realidad y de que sin Dios no podremos ser nunca felices, es cuando nos decidimos a confesarnos y a regresar al estado de gracia. Es por ello necesario valorar la vida de la gracia y todas las bendiciones que el hombre tiene cuando vive al amparo de su Padre del cielo.
Por eso quisiera compartirles una experiencia que tuve hace unos años que recibí un curso sobre un libro de Henri Nouwen , El Regreso del Hijo Pródigo: Meditaciones ante un Cuadro de Rembrandt. En él, Nouwen analiza tres fases de su vida espiritual a partir de esa parábola. La obra consta de tres grandes bloques, que van acompañados por un prólogo, una introducción, una conclusión y un epílogo. Cada uno de los tres grandes bloques aborda la visión de un personaje: el hijo menor, el hijo mayor y el padre.
En la introducción nos habla de la consciencia que ha sido constituido morada de Dios, es el templo donde El habita. Nouwen, de manera implícita y precisa, establece que es desde el interior de esa “casa’, que se desata una lucha entre los personajes de la parábola y la vida del que hace lectura de su libro. Y es así , pues uno no puede resistir a sentirse inmerso ante las diferentes fases que se nos presentan durante la trayectoria de buscar el sentido y el propósito a seguir. Entre el estudio profundo que realizó el autor y la espiritualidad perdida y a regresar al lugar del cual todos y todas nos hemos alejado. Esta experiencia de reflexión sobre como se encuentra nuestra vida espiritual en relación con nosotros mismos, con nuestro prójimo y con Dios es lo que Henri Nouwen ha llamado, El Regreso a la Casa del Padre.
Por eso les recomiendo si quieren intensificar en esta Cuaresma en la conversión, tómense un rato para leerl y meditar este libro y hagan los ejercicios de estudio, pues trae en otro tomo los ejercicios correspondientes.
Por encima de cualquier otra consideración alegrémonos profundamente de tener a un Dios Padre así.
Bendice alma mía al Señor y todo mi ser su santo nombre.
Fuentes:
- Folleto La Misa de Cada Día
- Folleto El Regreso del Hijo Pródigo: Meditaciones ante el Cuadro de Rembrandt. Henri Nouwen
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=02-03-2024
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
Palabra de Vida Mes de Marzo 2024. “Crea en mi, oh Dios un corazón puro, renueva en mi interior un espíritu firme”. Sal 51,12 https://www.focolare.org
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Marzo 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.