https://youtu.be/AloUFxxBVh8
- Jl 2, 12-18
- Sal 1
- 50
- 2 Cor 5, 20-6,2
- Mt 6, 1-6. 16-18
El significado del miércoles de ceniza no se limita a recordarnos la muerte y el pecado; es también una fuerte llamada a vencer el pecado, a convertirnos. Lo uno y lo otro expresa la colaboración con Cristo. ¡Durante la Cuaresma tenemos ante los ojos toda la «economía» divina de la gracia y de la salvación!
Convertirnos cada jornada. Esto supone aprender a moverse habitualmente en la amistad de Dios que es requisito indispensable para acceder a su intimidad. Este es el centro de este tiempo: crecer en la intimidad con Dios, en abrir el corazón y dejarnos renovar cada día.
A las puertas de la cuaresma, el profeta Joel, en la primera lectura, nos recuerda nuestra condición de pecadores. Pero, al mismo tiempo, nos da una gran alegría. Nos presenta a un Dios continuamente perdonador, que siempre está dispuesto a perdonar nuestras faltas.
Es, como nos los dice hoy el profeta, regresar a Dios, como el hijo pródigo que, después de experimentar la miseria que produce el pecado en el corazón humano, deja que el amor misericordioso del Padre sane sus heridas y lo restablezca como hijo querido. Cuaresma, en definitiva, es un camino a recorrer que se presenta como una nueva oportunidad para avanzar y crecer en la santidad. ¡Aprovéchalo! Para eso solo tenemos que acudir a él, no con nuestras vestiduras rasgadas, sino con nuestros corazones rasgados, arrepentidos y doloridos, sabiendo que nos regalará su perdón: “porque nuestro Dios es compasivo y misericordioso”, como nos dice el Salmista.
Nuestro Dios no se conformó con hablarnos del pecado y de su perdón a través de sus profetas en el Antiguo Testamento, llegada la plenitud de los tiempos, nos envió a su propio hijo Jesús a reparar nuestros pecados. Vino con la mano levantada para ofrecernos siempre, hasta setenta veces siete, su perdón movido por el gran amor que nos tiene. “Donde abundó el pecado sobreabundó la gracia”, sobreabundó el perdón y el amor.
Reconocer nuestra fragilidad, nuestro pecado para que Dios nos salve. “Éste es el momento para decirle a Jesucristo: «Señor, me he dejado engañar, de mil maneras escapé de tu amor, pero aquí estoy otra vez para renovar mi alianza contigo. Te necesito. Rescátame de nuevo, Señor, acéptame una vez más entre tus brazos redentores” (Papa Francisco, “Evangelii Gaudium.” 3).
“Acerquémonos, por tanto, confiadamente al trono de la gracia, a fin de que alcancemos misericordia y encontremos la gracia que nos ayude en el momento oportuno (Hb 4, 16). Es, con palabras de San Pablo, “como si Dios os exhortara por medio de nosotros. Por Cristo os rogamos: Reconciliaos con Dios” (2Cor 5, 20-21). En este tiempo, una vez más, acudamos al trono de la Misericordia para en él ser recreados. Con confianza porque no acudimos confiados en nuestros méritos. «Mi único mérito – decía San Bernardo, en el “Sermón sobre el Cantar de los Cantares” – es la misericordia del Señor. No seré pobre en méritos, mientras él no lo sea en misericordia. Y, porque la misericordia del Señor es mucha, muchos son también mis méritos».
Iniciamos la Cuaresma y el Papa Francisco nos explica que la Cuaresma es un tiempo favorable para la renovación personal y comunitaria que nos conduce hacia la Pascua de Jesucristo muerto y resucitado. Para nuestro camino cuaresmal de 2022 nos hará bien reflexionar sobre la exhortación de san Pablo a los gálatas: «No nos cansemos de hacer el bien, porque, si no desfallecemos, cosecharemos los frutos a su debido tiempo. Por tanto, mientras tenemos la oportunidad (kairós), hagamos el bien a todos» (Ga 6,9-10a).
1. Siembra y cosecha
En este pasaje el Apóstol evoca la imagen de la siembra y la cosecha, que a Jesús tanto le gustaba (cf. Mt 13). San Pablo nos habla de un kairós, un tiempo propicio para sembrar el bien con vistas a la cosecha. ¿Qué es para nosotros este tiempo favorable? Ciertamente, la Cuaresma es un tiempo favorable, pero también lo es toda nuestra existencia terrena, de la cual la Cuaresma es de alguna manera una imagen.
El primer agricultor es Dios mismo, que generosamente «sigue derramando en la humanidad semillas de bien» (Carta enc. Fratelli tutti, 54). Durante la Cuaresma estamos llamados a responder al don de Dios acogiendo su Palabra «viva y eficaz» (Hb 4,12). La escucha asidua de la Palabra de Dios nos hace madurar una docilidad que nos dispone a acoger su obra en nosotros (cf. St 1,21), que hace fecunda nuestra vida.
2. «No nos cansemos de hacer el bien»
La resurrección de Cristo anima las esperanzas terrenas con la «gran esperanza» de la vida eterna e introduce ya en el tiempo presente la semilla de la salvación (cf. Benedicto XVI, Carta enc. Spe salvi, 3; 7). Frente a la amarga desilusión por tantos sueños rotos, frente a la preocupación por los retos que nos conciernen, frente al desaliento por la pobreza de nuestros medios, tenemos la tentación de encerrarnos en el propio egoísmo individualista y refugiarnos en la indiferencia ante el sufrimiento de los demás:
- No nos cansemos de orar.
- No nos cansemos de extirpar el mal de nuestra vida. No nos cansemos de luchar contra la concupiscencia.
- No nos cansemos de hacer el bien en la caridad activa hacia el prójimo.
3. «Si no desfallecemos, a su tiempo cosecharemos»
La Cuaresma nos recuerda cada año que «el bien, como también el amor, la justicia y la solidaridad, no se alcanzan de una vez para siempre; han de ser conquistados cada día» (ibíd., 11). Por tanto, pidamos a Dios la paciente constancia del agricultor (cf. St 5,7) para no desistir en hacer el bien, un paso tras otro.”
El Evangelio nos recuerda los deberes fundamentales del cristiano, no sólo como preparación hacia un tiempo litúrgico, sino en preparación hacia la Pascua Eterna: «Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial» (Mt 6,1). La justicia de la que habla Jesús consiste en vivir conforme a los principios evangélicos, sin olvidar que «si vuestra justicia no supera la justicia de los doctores de la ley y de los fariseos, no entraréis en el Reino de los cielos» (Mt 5,20).
Bibliografia.
- https://www.vatican.va/content/francesco/es/messages/lent/documents/20211111-messaggio-quaresima2022.html
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2022/03/02/acerquemonos-al-trono-de-la-misericordia/
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/
Palabra de Vida Mes de Marzo 2022
«Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden» (Mc 6, 12) https://www.focolare.org/espana/es/news/2022/02/27/marzo-2022/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Marzo 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.