?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
- Stgo 1, 12-18
- Sal 93
- Mc 8, 14-21
La carta de Santiago anima a los cristianos, nos anima a todos, a no rendirnos ante las diversas pruebas/tentaciones a las que nos vemos sometidos. Aclara que las pruebas no proceden de Dios. “Dios no conoce la tentación”. De Dios sólo procede todo lo bueno aunque, con frecuencia, no sepamos leerlo así.
Entonces ¿de dónde procede todo el mal que nos arrastra y empuja? De forma clara Santiago afirma: “Es nuestro mal deseo el que arrastra y seduce”.
Un buen motivo de reflexión para nosotros. ¿Cuáles son mis deseos, todo eso que bulle en mi corazón? ¿Tiene su origen en Dios o, por el contrario, es fruto de la oscuridad, de mi egoísmo?
Ante todo ello, siendo conscientes de lo que hay dentro de cada uno, Santiago nos invita a resistir. A no olvidar que Dios nos ha puesto en el mundo “para que seamos como la primicia de sus criaturas”. Un sello de nuestra dignidad como personas. Desde esa seguridad, tendremos fuerza para no desviarnos en nuestro camino de seguidores dignos de Jesús.
La Paalabra de vida de este mes (ver nota abajo), nos plantea una paradoja: reconocer nuestra debilidad, los límites y las fragilidades como punto de partida para entrar en relación con Dios y participar con él en la tarea más grande, la fraternidad universal.
Y el texto del evangelio, nos invita a reflexionar en la conversación de los discípulos que se centra en la falta de pan, suponemos que por un olvido. A Jesús no le pasa desapercibido el tema de su conversación y aprovecha la circunstancia para hacerles caer en la cuenta del riesgo que corren, no por el pan que han olvidado, sino por la posibilidad de dejarse llevar por otras “levaduras”.
Esas levaduras que nos habla el padre Yepes en el audio: La del legalismo, cuando ubicamos las leyes sobre la fe.
- La del racionalismo, cuando no nos damos cuenta que en el conocimiento no terminan las cosas; la fe esta por encima de todo racionalismo.
- La del secularismo, cuando pretendemos construir la vida separando a Dios de ella.
- La del relativista que nos lleva a pensar que no hay nada absoluto en la vida, ni siquiera Dios.
- La del materialismo, ese consumismo que nos separa de la trascendencia.
El Papa Francisco nos habla al respecto: …”hay una levadura buena, que hace crecer y una levadura mala, en la cual no hay verdad y esta es la hipocresía…
Estén atentos a la levadura mala, a la de los fariseos”.
¿Y cuál es? Es la hipocresía. Estén bien atentos ante la levadura de los fariseos, que es la hipocresía.
La hipocresía es cuando se invoca al Señor con los labios, pero el corazón está lejos de Él.
Es una división interna, la hipocresía. Se dice una cosa y se hace otra. Es una especie de esquizofrenia espiritual. Además, la hipocresía es un simulador: parece bueno, cortés, pero detrás de sí tiene un puñal, ¡eh!…
Los niños, cuando están ante Dios y ante los demás, dicen cosas concretas. ¿Por qué? Porque tienen la levadura buena, la levadura que los hace crecer como crece el Reino de los Cielos.
Y que el Señor nos dé, a todos nosotros, el Espíritu Santo y la gracia de la lucidez para decirnos cuál es la levadura con la que yo crezco; cuál es la levadura con la cual yo actúo. ¿Soy una persona leal, transparente o soy un hipócrita?
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p data-removefontsize=”true” data-originalcomputedfontsize=”17″>Digamos con el salmista ‘Señor dichoso aque a quien tu educas… cuando lleguen las horas de la desgracia, no perderá el sosiego…”
Mes de Febrero
Intención de oración universal
Escuchar los gritos de los migrantes.
Recemos para que el clamor de los hermanos migrantes víctimas del tráfico criminal sea escuchado y considerado.
Palabra de Vida .
“Creo, ayúdame porque tengo poca fe’” (Marcos 9, 24)
El Evangelio presenta una paradoja: reconocer nuestra debilidad, los límites y las fragilidades como punto de partida para entrar en relación con Dios y participar con él en la tarea más grande, la fraternidad universal.
Dios confía en el hombre y no actúa sino con su contribución, su libre sí.
Creer y sentirse mirados y amados por Dios es saber que toda oración nuestra, toda palabra o gesto, todo advenimiento triste, alegre o indiferente, toda enfermedad… todo es visto por Dios. Y si Dios es amor, la confianza en él es la lógica consecuencia.
Y luego, a fuerza de amar, nuestra fe se volverá inquebrantable, muy sólida. No solo creeremos en su amor, sino que lo sentiremos de manera tangible en nuestro ánimo y veremos realizarse ‘milagros’ a nuestro alrededor”.
https://ciudadnueva.com.ar/febrero-2020/
Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
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Recopilado por Rosa Otárola D, /
Febrero 2020
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.