- Hch 8, 26-24
- Sal 65
- Jn 6, 44-51
“Todos serán discípulos de Dios”, nos dice la liturgia de hoy. Jesús insiste en que hay que aceptar la llamada de Dios, dejarse atraer por su palabra en este proceso, libre, de fe. Él nos enseña lo aprendido de Dios a quien llama el Padre. El sentido de la Eucaristía es el de aceptar a Jesús como el nuevo Pan de Vida y seguir sus enseñanzas, haciéndose discípulo suyo y viviendo el mandamiento del amor.
La primera lectura nos ayuda a darnos cuenta de cómo podemos anunciar a Jesús desde cualquier situación o acontecimiento. Hemos visto cómo Felipe, “partiendo de aquel pasaje, le anunció el Evangelio de Jesús” al etíope.
El diácono fue capaz de evangelizar al etíope en un corto periodo de tiempo, escasamente una etapa de camino, y consiguió que creyera profundamente. Frente a esto, cuántas trabas y burocracia inventamos para incorporar al Evangelio a los que no han compartido nuestra civilización cristiana.
Hemos visto cómo Felipe, “partiendo de aquel pasaje, le anunció el Evangelio de Jesús” al etíope. Si nos lo proponemos, podremos percatarnos como a lo largo de nuestro día, tenemos muchas oportunidades de hablar de Jesús, de nuestra experiencia espiritual, de lo diferente que es la vida en Cristo. Y nos daremos cuenta de cómo podemos anunciar a Jesús desde cualquier situación o acontecimiento.
La Buena Noticia de Jesús es clara y sencilla, si sabemos transmitirla con auténtico testimonio de vida, aquello de “por sus obras los conoceréis” se puede aplicar perfectamente a los que nos llamamos cristianos y queremos anunciar la alegría del Evangelio, haciendo como nos pide el salmo: “Cuantos temen a Dios, vengan y escuchen, y les diré lo que ha hecho por mí.”
El texto del capítulo seis del evangelio de San Juan que hemos que hemos venido leyendo esta semana, se le conoce como el “Sermón eucarístico”.
Jesús manifiesta a Dios como Padre, siempre preocupado por el hombre. El alimento que les promete, ofrece la vida definitiva ya desde el momento que se asume. El Cuerpo y la Sangre de Jesús son “verdadera comida”, es una comida como la que comieron junto al lago. La comida del pan, alimenta el cuerpo; la Eucaristía, el espíritu. Sin estos alimentos el hombre se debilita y puede morir.
Decía Benedicto XVI que los mejores exegetas, los mejores intérpretes de la Sagrada Escritura, son los santos, porque ellos la han entendido viviéndola, comprobando que la Palabra de Dios es Palabra de Vida. Muchos santos han vivido lo que Jesús dice, que “el que coma mi pan vivirá para siempre”.
La Pascua nos permite experimentar más fuertemente los auxilios que nos llevan a la Salvación: el Bautismo que nos hace herederos del Reino, la Palabra que nos guía y la Eucaristía que nos alimenta y nos transfigura.
Textos consultados:
- Folleto la Misa de Cada Día
- https://elevangeliohoy.blogspot.com/2016/04/seran-todos-discipulos-de-dios.html
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=18-04-2024
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2024/04/18/jueves-18-de-abril-de-2024-de-la-iii-semana-de-pascua-ciclo-b-el-que-coma-de-este-pan-vivira-para-siempre/
Palabra de Vida Mes de Abril 2024. “Los Apóstoles daban testimonio con mucho poder de la resurrección del Señor Jesús y gozaban de gran estima” (Hechos de los Apóstoles, 4,33)
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Marzo 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.