https://youtu.be/en0Squui6XI
- Stgo 2, 1-9
- Sal 33
- Mc 8, 27-33
Hoy la liturgia nos insta a no tener favoritismos, ni a juzgar con criterios torcidos, lo vemos en el texto de la primera lectura y en el del evangelio cuando Jesús reprende la actitud de Pedro y le dice: “tu no juzgas según Dios, sino según los hombres.
Santiago acaba de decirnos: “no mezcléis la fe en nuestro Señor Jesucristo glorioso con la acepción de personas.” La contundencia del apóstol no deja lugar a dudas sobre la imposibilidad de afirmar un talente evangélico y mantener un criterio selectivo.
Es cuestionable que, después de casi dos mil años de cristianismo, todavía no hayamos aprendido a valorar a las personas por lo que son y que todavía nos dejemos llevar por las apariencias.
La llamada de atención del apóstol Santiago, advirtiendo comportamientos que no son conformes con las enseñanzas de Jesús, recogidas en los Evangelios, ha de conducir a una revisión de actitudes por parte de quienes se consideran discípulos. Una llamada de atención para que no se dé cabida a la acepción de personas. Con frecuencia tenemos talante selectivo. Nos acercamos a aquellos grupos y personas que pueden reportarnos mayor lustre y se hace gala de ello.
El Salmista nos dice: “Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha”
Repetir este versículo nos ayudará a entender que, de igual modo que Dios permanece a la escucha del clamor de los pobres, de los afligidos, de los marginados, de todos aquellos que son vejados, a cada uno se nos exige mantener la misma actitud de Dios. Siempre a la escucha. Siempre abierto a acoger. Si de verdad Jesús significa algo en la propia vida, se tendrán que producir significativos cambios para situarnos ante los pobres de la tierra como se situó Jesús.
Es tarea para cada uno de nosotros pues al igual que Pedro, nosotros probablemente muchas veces le respondemos: “Tú eres el Mesías” Esa verdad es conocida bajo la guía del Espíritu. No es fruto de la especulación sino de la escucha interior y de permitir que la luz que viene de lo alto, penetre en lo íntimo y se reconozca la cercana presencia de Dios en la Persona de Cristo.
Esa afirmación es silenciada por el mismo Jesús. No procede hablar de ello con nadie antes de que suceda la entrega de su vida en favor de todos los hombres. Ahora lo que toca es asimilar el modo como se ha de desarrollar la misión. Jesús lo explica: “El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser reprobado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días». Esto es lo que hay que buscar asimilar. No es fácil asumir que para dar vida hay que entregar la vida. Hay que perder para ganar.
Y el mismo Pedro que antes ha dicho tú eres el Mesías, cuando escucha la explicación, la rechaza porque a su entender, no es compatible con ser el Mesías. Pedro, como cada uno, tiene que desprenderse de las imágenes preconcebidas para abrirse a la novedad que en Jesús se revela y en la que Dios mismo se está manifestando.
Nos explica el Papa Francisco que “en la Biblia y la historia de la Iglesia nos enseñan que muchas veces, incluso los elegidos, andando en el camino, empiezan a pensar, a creerse y a comportarse como dueños de la salvación y no como beneficiarios, como controladores de los misterios de Dios y no como humildes distribuidores, como aduaneros de Dios y no como servidores del rebaño que se les ha confiado. Muchas veces ?por un celo excesivo y mal orientado? en lugar de seguir a Dios nos ponemos delante de él, como Pedro, que criticó al Maestro y mereció el reproche más severo que Cristo nunca dirigió a una persona: “¡Ponte detrás de mí, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!” (Mc 8,33).»
El reproche de Jesús señala el camino que se ha de seguir: pensar como Dios piensa, mirar como él mira, amar como él ama, acoger como él acoge y entregarlo todo como él lo ha entregado.
¿Quién es Jesús? San Marcos, con este texto, nos ofrece un buen camino de contemplación de Jesús. Primero, Jesús nos pregunta qué dice la gente que es Él; y podemos responder, como los discípulos: Juan Bautista, Elías, un personaje importante, bueno, atrayente. Una respuesta buena, sin duda, pero lejana todavía de la Verdad de Jesús. Él nos pregunta: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» (Mc 8,29). Es la pregunta de la fe, de la implicación personal.
Que nadie te responda a la pregunta que sólo en intimidad se responde. Date tiempo, date la vida para responder. La respuesta sólo la encontramos en la experiencia del silencio y de la oración. Es el camino de fe que recorre Pedro, y el que hemos de hacer también nosotros.
Bbliografía
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2022/02/17/date-tiempo-date-la-vida-para-responder/
- https://www.vaticannews.va/es/evangelio-de-hoy.html
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
- https://es.catholic.net/op/articulos/72392/cat/1036/y-empezo-a-instruirlos.html#modal
Palabra de Vida Mes de Febrero 2022
«Al que venga a mí no lo echaré fuera» (Jn 6, 37) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Febrero 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.