- Jer 11, 18-20
- Sal 7
- Jn 7, 40-53
Hoy, como en la liturgia encontramos discordia por causa de Jesús, pues en medio de una sociedad indiferente y materialista, como en la mentalidad de los fariseos, no se le concibe como el Mesías, El Salvador. Los que le aceptamos seguimos considerando sus palabras como palabras muy especiales, que contienen vida y nos lleva a la vida. “Tú solo tienes palabras de vida”.
Los hombres tenemos la posibilidad de rechazar el mejor regalo que Dios nos ha hecho, el regalo de su Hijo y de sus palabras, o decidirnos por aceptar emocionados este sublime regalo.
Tanto en el caso de Jeremías, como acabamos de leerlo en la primera lectura como en el de Jesús, en el texto del evangelio, aunque algunos les aceptaron, como los guardas del templo y Nicodemo, pero sus inmediatos opositores continuaron rechazándole hasta el final.
En el caso de Jesús, bien sabemos que después de su injusta muerte, millones y millones de hombres y mujeres le hemos nombrado nuestro Camino, nuestra Verdad y nuestra Vida. Jeremías nos habla de “mi venganza contra ellos”. La “venganza” de Jesús, después de su muerte injusta y su resurrección, se produjo y se sigue produciendo conquistando millones y millones de corazones dispuestos a seguirle donde quiera que vaya.
Afirma el Papa Francisco: “Nuestra alegría también es ir a contracorriente e ir más allá de la opinión corriente, que, como entonces, no logra ver en Jesús más que a un profeta o un maestro. Nuestra alegría es reconocer en Él la presencia de Dios, el enviado del Padre, el Hijo que vino para ser instrumento de salvación para la humanidad. Esta profesión de fe proclamada por Simón Pedro es también para nosotros. La misma no representa sólo el fundamento de nuestra salvación, sino también el camino a través del cual ella se realiza y la meta a la cual tiende.
En la raíz del misterio de la salvación está, en efecto, la voluntad de un Dios misericordioso, que no se quiere rendir ante la incomprensión, la culpa y la miseria del hombre, sino que se dona a El, hasta llegar a ser Él mismo hombre para ir al encuentro de cada persona en su condición concreta.”
Como el Salmista, proclamemos: “Tengo mi escudo en Dios, que salva a los de recto corazón. Alabaré al Señor por su justicia y cantaré el nombre del Altísimo.”
Pongamos en práctica la Palabra de Vida d este mes: “Crea en mi, oh Dios un corazón puro, renueva en mi interior un espíritu firme”. Sal 51,12.; para ello como nos dice Chiara Lubich: “Es necesario quitar del alma todo otro pensamiento. Y creer que Jesús se siente atraído por nuestra exposición humilde, confiada y amorosa de nuestros pecados. Nosotros, por nosotros mismos, no hacemos más que miserias. Él, por sí, para con nosotros no tiene sino una sola cualidad: la Misericordia. Nuestra alma puede unirse a Él solamente ofreciéndole como regalo, como único regalo, no las propias virtudes sino los propios pecados”
Fuentes:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://es.catholic.net/op/articulos/14364/cat/565/nadie-hablo-jamas-como-este-hombre.html#modal
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=16-03-2024
- https://www.focolare.org/conosur/news/2024/03/01/palabra-de-vida-marzo-2024/#:~:text=La%20frase%20de%20la%20Escritura,la%20firmeza%20de%20mi%20esp%C3%ADritu%E2%80%9D.
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
Palabra de Vida Mes de Marzo 2024. “Crea en mi, oh Dios un corazón puro, renueva en mi interior un espíritu firme”. Sal 51,12 https://www.focolare.org
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Marzo 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.