https://youtu.be/l9AUXOkdkzo
- Hch 2, 42-47
- Sal 117
- 1 Pe 1,3-9
- Jn 20, 19-31
En este segundo domingo, comienza el tiempo pascual hasta Pentecostés. 50 días para profundizar en esa vida y dignidad nueva que tenemos todos los bautizados.
Vivamos intensamente esta cincuentena y preparémonos para que Pentecostés sea la renovación de nuestro bautismo y confirmación como personas y comunidades.
Y para que no perdamos la razón profunda que movió a la Trinidad santa a realizar este plan de salvación para toda la humanidad, este domingo se llama: “Domingo de la divina misericordia”.
Por designio del Papa San Juan Pablo II, este domingo se llama Domingo de la Divina Misericordia. Se trata de algo que va mucho más allá que una devoción particular. Como ha explicado el Santo Padre en su encíclica Dives in misericordia, la Divina Misericordia es la manifestación amorosa de Dios en una historia herida por el pecado. “Misericordia” proviene de dos palabras: “Miseria” y “Cor”. Dios pone nuestra mísera situación debida al pecado en su corazón de Padre, que es fiel a sus designios. Jesucristo, muerto y resucitado, es la suprema manifestación y actuación de la Divina Misericordia. «Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo Unigénito» (Jn 3,16) y lo ha enviado a la muerte para que fuésemos salvados. «Para redimir al esclavo ha sacrificado al Hijo», hemos proclamado en el Pregón pascual de la Vigilia. Y, una vez resucitado, lo ha constituido en fuente de salvación para todos los que creen en Él. Por la fe y la conversión acogemos el tesoro de la Divina Misericordia.
El texto de la primera lectura, corresponde al primer sumario sobre la vida de la comunidad. La consecuencia de la aceptación del Mensaje Pascual fue la constitución de una comunidad alrededor de los Apóstoles. El Misterio Pascual proclamado y aceptado crea la comunidad cristiana, el nuevo Pueblo de Dios. Vemos como los cuatro pilares de una comunidad se interrelacionan y se ayudan mutuamente: La escucha perseverante de la Palabra y la participación en la Fracción del Pan establecen y crean la comunión con el Resucitado que se manifiesta en la comunión y en la oración compartida. Sólo así la comunidad puede testimoniar ante el mundo de que Jesús está realmente vivo y es la esperanza en un mundo dividido y agresivo contrario a la comunión y a la solidaridad.
En el texto de San Pedro, el saludo solemne de la Carta. Está dirigida a comunidades perseguidas por la fe dispersas en distintas regiones.
El autor de esta carta relaciona directamente la Resurrección de Jesús con la esperanza cristiana. Esta virtud teologal se fundamenta en la Bondad y en el Poder de Dios. La resurrección es la expresión culminante del Poder de Dios. La resurrección expresa más y mejor el Poder de Dios que incluso la propia creación de la nada. Porque en la resurrección de Jesús todos los hombres son llamados e invitados a la vida para siempre. Pues bien, esta es la razón por la que la esperanza cristiana y la Resurrección de Jesús están íntimamente relacionadas. La expresión petrina es vigorosa: “Por medio de la Resurrección de Jesucristo nos ha reengendrado a una esperanza vivificante”.
En el texto del evangelio vemos como Jesús se aparece a los discípulos y les muestra sus llagas. Afirma el Papa Francisco que las llagas de Jesús son un escándalo para la fe, pero son también la comprobación de la fe. Por eso, en el cuerpo de Cristo resucitado las llagas no desaparecen, permanecen, porque aquellas llagas son el signo permanente del amor de Dios por nosotros, y son indispensables para creer en Dios. No para creer que Dios existe, sino para creer que Dios es amor, misericordia, fidelidad. San Pedro, citando a Isaías, escribe a los cristianos: “Sus heridas nos han curado”.
Mucho podemos aprender de esta escena tan entrañable de la aparición del Resucitado a los suyos: a veces pensamos que fuera de la Iglesia, o viviendo una espiritualidad individualista, o eligiendo como en un supermercado lo que nos interesa o no nos interesa de la doctrina, podemos encontrarnos plenamente con Cristo. Y no es así: sólo en la comunidad cristiana, sólo junto a nuestros hermanos, sólo en el seno de la Iglesia podemos empaparnos de la vida sobrenatural que Jesús ha venido a traernos. Tomás no estaba y por eso se perdió ese momento. Se alejó de la Iglesia y no se encontró con Jesucristo cuando Jesucristo se hizo presente.
Me gusta también el enfoque del Pontífice cuando dice que Jesús se apareció de nuevo en el cenáculo, en medio de los discípulos: Tomás también estaba; se dirigió a él y lo invitó a tocar sus llagas. Y entonces, aquel hombre sincero, aquel hombre acostumbrado a comprobar personalmente las cosas, se arrodilló delante de Jesús y dijo: “Señor mío y Dios mío”.
Tomás experimenta y cree. Pero una cosa palpa y otra cree. Paradójicamente el acto de fe de Tomás es el más perfecto de todo el evangelio: Señor mío, y Dios mío. En cierto modo, es la cima de todo el relato joánico que busca este acto de fe en la presencia de Dios en la humanidad: “la palabra se ha hecho historia en Jesús”. La encarnación que fue donación gratuita y generosa de Dios se convirtió en un obstáculo para los hombres que no podían ir más allá para encontrarse con la Palabra, con el Unigénito de Dios. Tomás nos empuja y nos indica el camino para el encuentro de fe: a partir de la experiencia humana de Jesús es necesario y gozoso encontrarse con su verdadera identidad.
Con la Oración Colecta expresemos al Señor nuestra necesidad de que aumente en nosotros los dones de su gracia, para que comprendamos mejor la excelencia del bautismo que nos ha purificado, la grandeza del Espíritu que nos ha regenerado y el precio de la Sangre que nos ha redimido.
¡Felices Pascuas de Resurreción!
Bibliografía
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/pautas/
- https://www.dominicos.org/predicacion/homilia/19-4-2020/comentario-biblico/gerardo-sanchez-mielgo/
- https://es.catholic.net/op/articulos/14720/cat/566/tu-tambien-te-llamas-tomas.html#modal
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2023/04/16/el-resucitado-en-la-iglesia/
Palabra de Vida Mes de Abril 2023
“ Tengan el pensamiento puesto en las cosas celestiales y no en las de la tierra.” (Col 3,2) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Abril 2023.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.