https://youtu.be/wTDYZA9lnjk?si=NLB6uK2fgVZIwCmd
- Is 25, 6-10
- Sal 22
- Flp 4, 12-14. 19-20
- Mt 22, 1-14
En la liturgia de hoy, el Señor nos invita a cultivar la esperanza en el banquete de la Eucaristía, el cual nos ayudará a comprender que Dios nos espera y nos quiere, desea nuestra felicidad, nos pide que abramos el corazón a su presencia, que nos dejemos inundar de su paz, su amistad y su amor desinteresado. Dejémonos encontrar, solo tengamos preparado el traje del encuentro, el vestido de fiesta.
En el texto de la primera lectura el Señor a través del Profeta Isaías nos dice que “enjugará las lágrimas de todos los rostros y borrára de toda la tierra la afrenta de su pueblo”. Es así como el Señor nos transmite esperanza, una virtud teologal, una fuerza, que cuando se arraiga en nuestro interior, dota de orientación y sentido a todo lo que hacemos.
“Aquí esta nuestro Dios…alegrémonos y gocemos con la salvación que nos trae”. Con esta frase, el Señor que siempre esta cuidando de nosotros y busca por todos los miedos salvarnos, nos invita a vivir la esperanza, pues el El confiamos y de El recibimos solo Amor. Sabemos que la esperanza nace de la afectividad y del bien querer. No podemos sino esperar lo bueno y lo mejor de aquel que como nos dice el Salmo, “nos guía por el sendero recto, nos unge la cabeza con perfume”, y su bondad y misericoridia nos camparán todos los día de nuestra vida.
“Todo lo puedo en aquel que me da fuerza”. El secreto del cristiano para lograr una vida consistente, es que Cristo viva su vida a través de nosotros; es alguien entregado por amor a la noble causa de aquel en quien has puesto tu confianza. Jesús se entregó con un corazón sin división a la misión que el Padre le confío por amor.
“Mi Dios remediará con esplendidez todas las necesidad de ustedes” Así San Pablo expresa su agradecimiento a quienes le han socorrido en la dificultad. Un problema serio de nuestro tiempo es el no saber ser agradecidos. Esta falta de agradecimiento suele traducirse en orgullo y arrogancia, en una sobrevaloración de uno mismo que incapacita para el encuentro con los demás y para la vida comunitaria. La acción de gracias nos abre al diálogo con los demás y nos dispone a contemplar la creación como un paisaje fascinante y maravilloso.
Del texto del Evangelio , nos explica el Papa Francisco: “Un cristiano es uno que está invitado. ¿Invitado a qué? ¿A una tienda? ¿Invitado a dar un paseo? El Señor nos quiere decir algo más: ‘¡Tú estás invitado a la fiesta!’ El cristiano es aquel que está invitado a una fiesta, a la alegría, a la alegría de ser salvado, a la alegría de ser redimido, a la alegría de participar de la vida con Jesús. ¡Ésta es una alegría! ¡Tú estás invitado a la fiesta! Se entiende, una fiesta es una reunión de personas que hablan, ríen, festejan, son felices.”
Jesús nos muestra al rey (el Padre), invitando —por medio de sus “siervos” (los profetas)— al banquete de la alianza de su Hijo con la humanidad (la salvación). Primero lo hizo con Israel, «pero no quisieron venir». Ante la negativa, el Padre no deja de insistir: «Mirad mi banquete está preparado, (…) y todo está a punto; venid a la boda». Pero ese desaire, de escarnio y muerte de los siervos, suscita el envío de tropas, la muerte de aquellos homicidas y la quema de “su” ciudad, Jerusalén.
Así es que, otros “siervos” (los apóstoles) —fueron enviados a ir por «los cruces de los caminos». «Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas...», dirá más tarde el Señor Jesús en Mt 28,19— y así fuimos invitados nosotros, el resto de la humanidad, es decir, «todos los que encontraron, malos y buenos, y la sala de bodas se llenó de comensales», la Iglesia.
En la Iglesia falta una verdadera cultura de invitación. En la parábola que escuchamos hoy el rey (el Señor) manda a los criados (los discípulos) a salir a los cruces de los caminos (dónde está la gente) a invitar a todo hijo de vecino (conocidos y desconocidos) al banquete (el Reino de los cielos.) Tú y yo somos enviados por el Señor a invitar a tus familiares, amigos y conocidos a la Iglesia (si es bueno para tí, es bueno para ellos). Si van o no van ya es cosa suya.
¿A cuántas personas conocidas o desconocidas has invitado a tu parroquia el último año? ¿y durante tu vida?. Si pasases el tiempo que pasas en la Iglesia, digamos… en una cafetería, ¿cuántos familiares, amigos y conocidos tuyos habrían pasado ya por esa cafetería que te gusta tanto?
Aun así, la cuestión no es sólo estar en la sala de bodas por la invitación, sino que tiene mucho que ver también el «traje de boda».
El punto de Jesús es que Dios nos quiere a todos en el banquete, por lo que hizo posible que todos tengamos sin cargo, porque no tenemos para pagar por ello, todo lo que necesitamos para estar allí. No somos justos por nosotros mismos, somos justos solo en Cristo. Podemos creerlo o no, pero eso es lo que Dios dice que ha hecho. Si lo creemos, daremos la bienvenida, aceptaremos y recibiremos el traje de bodas, la justicia de Jesucristo que nos es imputada. Si no lo creemos, si no aceptamos a Dios por lo que él es, el Padre de Jesucristo, por medio de quien ha salvado y justificado al mundo, entonces seguiremos viviendo como siempre lo hemos hecho, cortándonos del gozo de la verdadera vida que nos está esperando en el banquete de Dios.
Jesús está diciéndonos que en el Reino de Dios las personas que creen que son justas por sí mismas no son bienvenidas. Son los pecadores los que son bienvenidos, las personas que saben que son pecadoras y que confían que Dios las perdonó y las hizo justas en Cristo. Las que creen que se lo merecen más, o son más aceptables, o menos pecadoras que otras, que se obstinan por justificarse a sí mismas, que llevan su vestido en lugar de aceptar el que Dios les ha dado gratuitamente en Cristo, no pueden quedarse.
Término esta reflexión con la Aclamación del Evangelio tomada de Ef 1, 17-18: “Que el Padre de Nuestros Señor Jesucristo, ilumine nuestras mentes, para que podamos comprender cuál es la esperanza que nos da su llamamiento”
Fuentes:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.comuniondelagracia.es/que-es-el-vestido-de-bodas-que-el-invitado-no-llevaba-puesto/
- https://www.blueletterbible.org/Comm/guzik_david/spanish/StudyGuide_Phl/Phl_4.cfm
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2023/10/15/cultura-de-invitacion/
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/pautas/
- http://es.catholic.net/op/articulos/29596/se-casa-el-hijo-del-rey.html#modal
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
Palabra de Vida Mes de Octubre 2023
“Pues lo del César devuélvanse lo al César y lo de Dios a Dios.” Mt22, 21 https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida. Octubre 2023
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Octubre 2023.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.