https://youtu.be/w9JPzynC678
- Hch 4, 13-21
- Sal 117
- Mc 16, 9-15
Hoy nuevamente vemos como los que antes estaban apocados y encerrados, bien cerradas las puertas por el miedo, demuestran un valor inaudito frente a los que detentan el poder en Israel. El Espíritu recibido de Jesús en este día de Pascua, impulsa, ilustra, sostiene y guía gestos y palabras, de modo que ven cómo se cumple lo que se les había anunciado: se os darán palabras tales, que nadie podrá rebatirlas.
Eso es lo que ocurre, cuando los ponen ante la prohibición de hablar en nombre de Jesucristo. Denuncian el error de querer colocarse en el lugar de Dios y el fallo endémico en el que viven: no escuchan ni a Dios ni el clamor del pueblo de Dios. Tratan los asuntos y cosas del Señor sin el Señor de todo cuanto existe. Por eso Pedro los encara: ¿Es justo que os obedezcamos a vosotros más que a él?
No tienen modo de responder a esa pregunta. Carecen de recursos y completamente desarmados ante la presencia del que ha sido curado en el Nombre de Jesús, solo tienen una salida, inútil por cierto, reiterar la prohibición, seguramente convencidos de haber perdido toda autoridad. Ya se lo habían advertido: se os quitará lo que tenéis para darlo a aquellos que producirán fruto. Ellos no se enteran, pero se dan cuenta del que el pueblo de Dios si reconoce en esos signos la cercanía de Dios que vela por ellos.
Hoy, confiando en Jesús resucitado, hemos de redescubrir el Evangelio como una “buena nueva”. El Evangelio no es una ley que nos oprime. Alguna vez hemos podido caer en la tentación de pensar que los que no son cristianos están más tranquilos que nosotros y hacen lo que quieren, mientras que nosotros tenemos que cumplir una lista de mandamientos. Es una visión de las cosas meramente superficial.
“El gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y abrumadora oferta de consumo, es una tristeza individualista que brota del corazón cómodo y avaro, de la búsqueda enfermiza de placeres superficiales, de la conciencia aislada”. Por lo tanto, la humanidad tiene una gran necesidad de aprovechar la salvación que nos ha traído Cristo. Los discípulos son los que se dejan aferrar cada vez más por el amor de Jesús y marcar por el fuego de la pasión por el Reino de Dios, para ser portadores de la alegría del Evangelio. Todos los discípulos del Señor están llamados a cultivar la alegría de la evangelización. […] En muchas regiones escasean las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada. A menudo esto se debe a que en las comunidades no hay un fervor apostólico contagioso, por lo que les falta entusiasmo y no despiertan ningún atractivo. La alegría del Evangelio nace del encuentro con Cristo y del compartir con los pobres. Por tanto, animo a las comunidades parroquiales, asociaciones y grupos a vivir una vida fraterna intensa, basada en el amor a Jesús y atenta a las necesidades de los más desfavorecidos. Donde hay alegría, fervor, deseo de llevar a Cristo a los demás, surgen las verdaderas vocaciones.”
“Te doy gracias, Señor, porque me escuchaste”, nos dice el Salmista. Durante toda la cuaresma se nos ha reiterado la invitación-mandato de “escucha”. Escuchadlo se nos dijo en el Tabor. Ahí tienen a Moisés y Elías, que los escuchen. No endurecer el corazón. No cerrarse a la voz del Señor. Ello lleva a reconocer que siempre somos escuchados por el Señor, pues todo el que busca encuentra, el que pide recibe y al que llama se le abre. Dios siempre está dispuesto a acoger, escuchar y acompañar. Por ello da gracias el salmista y nosotros con él.
Pidámosle al Señor que en esta Pascua nos aumente la fe en su Resurrección. A veces perdemos de vista que Él vive y está a nuestro lado, que desde dentro nos hace más fuertes, que nos sostiene en los momentos difíciles, que nos da su gracia de manera sobreabundante. No dudemos de su continua presencia en nuestra vida. Cuando vengan personas a nuestro lado que nos anuncien la alegría de creer en Cristo, no pensemos que no saben lo que dicen. Contagiémonos de ellas. No seamos desconfiados cuando el ímpetu apostólico de corazones enamorados quiera transmitirnos el gozo de la Resurrección. Auméntanos, Señor, la fe. Que nunca puedas reprocharme la duda ni la dureza de corazón. Fallaré, porque soy pecador, pero te sé y te siento dentro de mí.
¡Felices Pascuas de Resurrección!
Bibliografía:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2023/04/15/sin-dudas-ni-durezas-de-corazon/
- https://es.catholic.net/op/articulos/14717/cat/566/vayan-por-todo-el-mundo-y-prediquen-el-evangelio.html
Palabra de Vida Mes de Abril 2023
“ Tengan el pensamiento puesto en las cosas celestiales y no en las de la tierra.” (Col 3,2) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Abril 2023.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.