?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
- 1 Re 11, 29-32; 12,19
- Sal 80
- Mc 7, 31-37
Hoy, la primera lectura, nos muestra como la infidelidad siempre tiene consecuencias negativas en la vida del hombre. Cuando, seducidos por el pecado, olvidamos nuestra alianza bautismal y nos enrolamos en la vida mundana, nuestra vida se divide de la misma manera que se dividió el reino de Israel, y como producto de esta división se pierde la paz y la armonía interior, lo que tarde o temprano terminará por extinguir en nosotros la felicidad. Y es que, como diría Jesús, no podemos servir a dos amos, pues con alguno de ellos se quedará mal.
En una vida dividida no se puede ser feliz. Sin embargo, a pesar de nuestra infidelidad, Dios no cancela el compromiso de amor que hizo con nosotros el día de nuestro bautismo y continúa manifestándose lleno de misericordia para conducirnos de nuevo a ÉL. Y así, de la misma manera que dejó una tribu a la casa de David, así también el Señor con su gracia, que nunca se extingue en nosotros, nos mueve a la conversión.
El Evangelio nos presenta un milagro de Jesús: hizo volver la escucha y destrabó la lengua a un sordo. La gente se quedó admirada y decía: «Todo lo ha hecho bien» (Mc 7,37).
Esta es la biografía de Jesús hecha por sus contemporáneos. Una biografía corta y completa. ¿Quién es Jesús? Es aquel que todo lo ha hecho bien. En el doble sentido de la palabra: en el qué y en el cómo, en la sustancia y en la manera. Es aquel que sólo ha hecho obras buenas, y el que ha realizado bien las obras buenas, de una manera perfecta, acabada. Jesús es una persona que todo lo hace bien, porque sólo hace acciones buenas, y aquello que hace, lo deja acabado. No entrega nada a medias; y no espera a acabarlo después.
Hoy el Señor pronuncia sobre nuestra sordera y tartamudez la misma orden que al enfermo que le llevaron “Effeta”, ábrete, y es que como nos dice el padre Yepes en el audio, tantos andamos sordos por la vida debido, sobre todo a que: solo oímos, no escuchamos, eso se realiza con el corazón, cuando mostramos empatía; o cuando tenemos prejuicios, juicios previos porque etiquetamos a las personas y entonces generamos un bloqueo mental para escuchar y respetar al otro. Y por ultimo, porque a veces no abrimos nuestro corazón para la escucha del dolor del otro, y es que para ello debemos desnudar nuestra cabeza de nuestros pensamientos, nuestros corazón de nuestros sentimientos y adentrarnos así en el misterio del otro.
Así nos afirma el Papa Francisco: …”Este Evangelio nos habla también de nosotros: a menudo nosotros estamos replegados y encerrados en nosotros mismos, y creamos muchas islas inaccesibles e inhóspitas. Incluso las relaciones humanas más elementales a veces crean realidades incapaces de apertura recíproca: la pareja cerrada, la familia cerrada, el grupo cerrado, la parroquia cerrada, la patria cerrada… Y esto no es de Dios. Esto es nuestro, es nuestro pecado.
Sin embargo, en el origen de nuestra vida cristiana, en el Bautismo, están precisamente aquel gesto y aquella palabra de Jesús: «¡Effatá! – ¡Ábrete!». Y el milagro se cumplió: hemos sido curados de la sordera del egoísmo y del mutismo de la cerrazón y del pecado y hemos sido incorporados en la gran familia de la Iglesia; podemos escuchar a Dios que nos habla y comunicar su Palabra a cuantos no la han escuchado nunca o a quien la ha olvidado y sepultado bajo las espina de las preocupaciones y de los engaños del mundo.”
Con el salmista escuchemos para concluir esta meditación la voz de Dios que nos dice “Ojalá que mi pueblo me escuchara”
Mes de Febrero
Intención de oración universal
Escuchar los gritos de los migrantes.
Recemos para que el clamor de los hermanos migrantes víctimas del tráfico criminal sea escuchado y considerado.
Palabra de Vida .
“Creo, ayúdame porque tengo poca fe’” (Marcos 9, 24)
El Evangelio presenta una paradoja: reconocer nuestra debilidad, los límites y las fragilidades como punto de partida para entrar en relación con Dios y participar con él en la tarea más grande, la fraternidad universal.
Dios confía en el hombre y no actúa sino con su contribución, su libre sí.
Creer y sentirse mirados y amados por Dios es saber que toda oración nuestra, toda palabra o gesto, todo advenimiento triste, alegre o indiferente, toda enfermedad… todo es visto por Dios. Y si Dios es amor, la confianza en él es la lógica consecuencia.
Y luego, a fuerza de amar, nuestra fe se volverá inquebrantable, muy sólida. No solo creeremos en su amor, sino que lo sentiremos de manera tangible en nuestro ánimo y veremos realizarse ‘milagros’ a nuestro alrededor”.
https://ciudadnueva.com.ar/febrero-2020/
Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
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Recopilado por Rosa Otárola D, /
Febrero 2020
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.