https://youtu.be/6mneYAU4mzg?si=X5bFSZ90P0lmK6T6
- 1 Sam 3, 3-10. 19
- Sal 39
- 1 Cor 6, 13-15. 17-20
- Jn 1, 35-42
Segundo domingo del tiempo ordinario, una vez más, los textos bíblicos nos sorprenden. Tres palabras podrían titular cada uno de estos textos por su contenido: llamada (en la primera lectura); cuerpo (en la segunda lectura ); encuentro (en el evangelio.
Tres palabras que hablan de lo que somos y cómo serlo. Cada uno, presencia: cuerpo. La importancia y necesidad del otro que reconoce: llamada. Fraternidad, comunidad, humanidad: encuentro: “… ¡glorificad a Dios con vuestro cuerpo!”
San Pablo, escribe este texto de la segunda lectura, seguramente porque algunos convertidos al cristianismo no veían inconveniente en participar en esos ritos sagrados de la sexualidad, y por ello afronta la cuestión desde la clave más profunda de la fe cristiana: la resurrección de los cuerpos, que volverá a afrontar en el capítulo 15 de esta misma carta. La sexualidad forma parte de nuestro ser; si la entregamos al comercio y a lo irracional, pierde todo el valor positivo que el Creador ha puesto en ella; la reducimos a la animalidad
Esta es nuestra realidad. No andemos con dicotomías: ahora soy cuerpo, ahora soy espíritu, sería un juego irresponsable, justificación de las incoherencias. Como afirma Louis-Marie Chauvet, “lo más espiritual no sucede sino por mediación de lo más corpóreo”. ¿No sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que recibís de Dios y habita en vosotros?”
Y para tomar conciencia de la propia realidad se precisa de los demás. La llamada del hermano, del otro, confirma y afirma quién soy, soy otro, necesidad de esa llamada para esa identificación.
El texto de Samuel relata el hecho de la llamada del Señor y de la respuesta de Samuel: “Habla, que tu siervo escucha”… “Samuel crecía, y el Señor estaba con él”
¿Tiene algo que ver el hecho de ser llamado y el hecho de crecer? Tiene que ver. Nos realizamos, crecemos, en la relación, la convivencia, el compartir con los demás. Cada uno es alguien, y cada alguien tiene su nombre. El que llama reconoce la presencia del llamado, la singularidad. La diferencia es riqueza de la humanidad. Vivir en armonía la diferencia y así profundizar en lo más humano.
Tiene gracia que Jesús, en el texto del Evangelio, esté caminando, aunque para Él era lo habitual, y de repente lo cazan estos dos discípulos, pero Él inmediatamente pregunta: ¿qué buscáis? Es la pregunta trascendental, pues es clave preguntarse de vez en cuando, ¿qué busco en mi vida espiritual?
El Papa Francisco inició su pontificado criticando duramente el clericalismo de los que tienen las manos consagradas y van buscando puestos de responsabilidad en la Iglesia por el placer de verse con poder. Lo dijo una vez, es doloroso encontrar en algunos despachos parroquiales la “lista de precios” de los servicios sacramentales al modo de supermercado. O la Iglesia es el pueblo fiel de Dios en camino, o termina siendo una empresa de servicios variados. Y cuando los agentes de pastoral toman este segundo camino la Iglesia se convierte en el supermercado de la salvación y los sacerdotes meros empleados de una multinacional. Es la gran derrota a la que nos lleva el clericalismo. Y esto con mucha pena y escándalo (basta ir a sastrerías eclesiásticas en Roma para ver el escándalo de sacerdotes jóvenes probándose sotanas y sombreros o albas y roquetes con encajes)”.
Nos cuenta San Juan en el evangelio que “Juan y Andrés, los dos mozos pescadores, fueron con Él, «vieron dónde vivía y se quedaron con Él aquel día». Entusiasmado por el encuentro, Juan podrá escribir: «La gracia y la verdad se han hecho realidad por Jesucristo» (Jn 1,17b). ¿Y Andrés? Correrá a buscar a su hermano para hacerle saber: «Hemos encontrado al Mesías»… «Y le llevó donde Jesús. Jesús, fijando su mirada en él, le dijo: ‘Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas’, que quiere decir “Piedra”».
¡Piedra!, ¿Simón, una piedra? Ninguno de ellos está preparado para comprender estas palabras. No saben que Jesús ha venido a levantar su Iglesia con piedras vivas. Él tiene ya escogidos los dos primeros sillares, Juan y Andrés, y ha dispuesto que Simón sea la roca en la que se apoye todo el edificio.
Caminar juntos al encuentro del Hijo de Dios, la Nueva Humanidad. “Rabí, ¿dónde vives?” , antes de subir al Padre, nos dará la respuesta: Bendiciendo a su Iglesia dirá: «Yo estaré con vosotros cada día hasta el fin del mundo» (Mt 28,20).
Por eso, hoy es día de acordarnos cuándo iniciamos nuestra aventura con el Señor y cómo la vivimos ahora. Cuánto de pobreza hemos incorporado y cuánto de verdad lucimos aún
“Espera en el Señor, con gran confianza”, es la invitación que nos hace el Salmista.
Fuentes:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/comentario-biblico/miguel-de-burgos-nunez/
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2024/01/14/recuerdas-el-dia-y-la-hora-de-tu-primer-encuentro/
- https://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
Palabra de Vida Mes de Enero 2024. Amarás al Señor, tu Dios… y a tu prójimo como a ti mismo.” (Lucas 10, 27) https://www.focolare.org/conosur/news/2023/12/31/palabra-de-vida-enero-2024/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Enero 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.