?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
- Iss 52, 13-53, 12
- Sal 39
- Lc 22, 14-20
Sagrado Corazón de Jesus en vos confío porque sé que me amas. Iniciemos la meditación de hoy, diciendo con el Salmo, “aquí estoy asesor para hacer tu Voluntad.
La liturgia de este día, en que celebramos en la Iglesia a Jesucristo sumo y Eterno Sacerdote, nos presenta esta hermosa lectura en la que se profetizaba la muerte dolorosa del Mesías. Esto me trae a la mente cada vez que celebramos la misa y que el sacerdote dice, en el momento de la consagración: Esto es mi cuerpo… esta es mi sangre, lo está haciendo no en el nombre de Jesucristo” sino en la persona de Cristo”. Es por ello que el sacerdote vive una vida sacrificada, que es la que lo identifica con Cristo víctima y sacerdote.
El Papa Francisco, nos exhorta: “¿Cómo vivimos nosotros la Eucaristía? ¿Cómo vivimos la Misa, cuando vamos a Misa los domingos? ¿Es sólo un momento de fiesta? ¿Es una tradición bien establecida, que se hace? ¿Es una ocasión para encontrarnos o para sentirnos bien, o es algo más?
¿La Eucaristía que celebro, me lleva a sentirlos de verdad a todos, como hermanos y hermanas? ¿Crece en mí la capacidad de alegrarme con los que están alegres y de llorar con los que lloran? ¿Me empuja a ir hacia los pobres, los enfermos, los marginados? ¿Me ayuda a reconocer en ellos el rostro de Jesús? Todos vamos a misa porque amamos a Jesús y queremos compartir su Pasión y su Resurrección en la Eucaristía ¿Pero amamos, como Jesús quiere que amemos a aquellos hermanos y hermanas necesitados?
A veces alguien pregunta: “¿Por qué hay que ir a la iglesia, si los que participan regularmente en la Misa son pecadores como los demás?”. ¡Cuántas veces hemos oído esto! En realidad, quien celebra la Eucaristía no lo hace porque cree o quiere aparentar más que los demás, sino porque se reconoce siempre con la necesidad de ser aceptado y regenerado por la misericordia de Dios, hecha carne en Jesucristo. ¡Si cada uno de nosotros no se siente con la necesidad de la misericordia de Dios, no se siente un pecador, es mejor que no vaya a misa!
No debemos olvidar nunca que la Última Cena de Jesús tuvo lugar “la noche en que fue traicionado” (1 Cor 11,23). En el pan y el vino que ofrecemos y en torno al cual nos reunimos se renueva cada vez el don del Cuerpo y la Sangre de Cristo para la remisión de nuestros pecados. Debemos ir a Misa humildemente, como pecadores y el Señor nos reconciliará.
La Eucaristía no es algo que hacemos nosotros; no es una conmemoración nuestra de lo que Jesús dijo e hizo. No ¡Es propiamente una acción de Cristo! ¡Es Cristo quien los realiza, que está en el altar! Y Cristo es el Señor. Es un don de Cristo, que se hace presente y nos reúne en torno a Él, para alimentarnos con su Palabra y con su vida. A través de la Eucaristía, Cristo quiere entrar en nuestra existencia e impregnarla de su gracia, para que en cada comunidad cristiana haya coherencia entre liturgia y vida.
Vivamos la Eucaristía con espíritu de fe y de oración, de perdón, de penitencia, de alegría en común, de preocupación por las necesidades de tantos hermanos y hermanas, con la certeza de que el Señor cumplirá lo que ha prometido: ¡la vida eterna!”
Mes de junio
Sirve a los demás como a ti mismo
Conviértete en un mayordomo de tu propia vida. Trátate con cariño, eres un hijo de Dios. Alimenta tu alma y espíritu con cosas sanas y sírvete del mejor plato: el Amor de Dios.
- Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
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Recopilado por Rosa Otárola D, /
Abril 2019
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.