https://youtu.be/f22z82g4i0E
- Jer 17, 5-8
- Sal 1
- 1 Cor 15,12. 16-20
- Lc 7, 17. 20-26
La liturgia de hoy nos lleva a reflexionar sobre cómo Dios se acerca continuamente a nosotros y derrama su Amor y su Misericordia sobre nuestra vida. Para ello nos llama siempre para que acojamos su presencia y le abramos el corazón, como le pedimos en la Oración Colecta.
El primero de todos los salmos expresa un deseo íntimo del hombre de todos los tiempos: el anhelo de felicidad. Este salmo armoniza perfectamente con las lecturas de este sexto domingo.
Quien confía en Dios por encima de todo, y quien medita y vive su ley —mi ley es el amor, ¡nos recuerda Jesús! — ese gozará de una vida plena, hermosa, profunda. Una vida que no estará exenta de dificultades ni de dolor, porque vivir con autenticidad es ir a contracorriente y nos toparemos con la burla, la oposición y la incomprensión de muchos. Incluso nuestros seres queridos o más cercanos pueden rechazarnos por querer vivir poniendo a Dios en el centro de nuestra vida. Pero la recompensa será grande… y no sólo en el más allá, sino donde comienza el cielo, aquí en la tierra.
Continúa el Papa Francisco, “preguntémonos de qué lado estamos: ¿del cielo o de la tierra? ¿Vivimos para el Señor o para nosotros mismos, para la felicidad eterna o para alguna satisfacción ahora? Preguntémonos: ¿realmente queremos la santidad? ¿O nos contentamos con ser cristianos sin pena ni gloria, que creen en Dios y estiman a los demás pero sin exagerar? El Señor «lo pide todo, y lo que ofrece es la verdadera vida, la felicidad para la cual fuimos creados» En resumen, ¡o santidad o nada! Es bueno para nosotros dejarnos provocar por los santos, que en esta vida no han tenido medias tintas y nos «animan» para que tengamos el valor de elegir a Dios, la humildad, la mansedumbre, la misericordia, la pureza, y para que nos apasionemos por el cielo más que por la tierra.”
Jesús contrapone las Bienaventuranzas con los “ayes”, o maldiciones. No se trata de alegrarse por ser pobre, o por estar hambriento, o por llorar, tampoco se trata de resignarse. ¡Dios no quiere la pobreza! La dicha que brota de estas Bienaventuranzas tiene su base en que Dios está al lado de esas personas que se inspiran en ellas y que su Reino les pertenece aquí y ahora. Por el contrario, los “ayes” que Jesús dirige a continuación nos advierten para que no nos dejemos seducir por las riquezas, etc. y para que no olvidemos a los más necesitados.
Bibliofrafia
- https://www.vaticannews.va/es/evangelio-de-hoy.html
- http://vivirsalmos.blogspot.com/2010/02/dichoso-el-que-confia-en-el-senor.html
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2022/02/13/ocupado-en-agradar-a-dios-y-despreocupado-de-la-opinion-de-los-hombres/
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/comentario-biblico/miguel-de-burgos-nunez/
Palabra de Vida Mes de Febrero 2022
«Al que venga a mí no lo echaré fuera» (Jn 6, 37) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Febrero 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.