https://youtu.be/0EVCUTkIfLs
- 1 Re 21, 1-16
- Sal 5
- Mt 5, 38-42
“Al que te pide, dale”, nos invita la liturgia de hoy, pues como afirma el Salmista “Tu no eres un Dios al que pudiera la maldad agradarle “ que es lo que nos presenta la conducta de Jezbel y Ajaz en la primera lectura.
Hoy podemos ver, con gran tristeza, reflejadas muchas de nuestras estructuras sociales, desde las familiares hasta las de los gobiernos en los cuales no está presente la gracia y el amor de Dios. Vemos cómo este tipo de incidentes se verifican diariamente en el despojo de tierras, de haciendas, de personas; simplemente por ambición; despojos en los que se trama con gran cautela todo el plan, el embuste, la trampa. Y los mismos sentimientos que emergen en este relato bíblico, con frecuencia nos invaden cuando sabemos de este tipo de injusticias, de atropellos, de maldad en nuestra sociedad.
Podemos, ante esto, quedarnos con este mal sentimiento y engendrar odio y rencor contra quienes han actuado tan vilmente, con lo cual demostraremos no ser mejores que ellos, o bien, podemos orar por ellos para que Dios toque su corazón, podemos ponernos a trabajar para que el Evangelio pueda penetrar todas las estructuras y todos los corazones, esto nos revelará realmente como hijos de Dios, herederos del Reino.
Hoy Jesús nos enseña que el odio se supera en el perdón. Nos invita al perdón, esta virtud tan fuera de moda, y que sin embargo es la clave en las relaciones humanas. No obstante, el perdón debe acompañarse con la verdad. No perdonamos tan sólo porque nos vemos impotentes o acomplejados. A menudo se ha confundido la expresión “poner la otra mejilla” con la idea de la renuncia a nuestros derechos legítimos. No es eso. Poner la otra mejilla quiere decir denunciar e interpelar a quien lo ha hecho, con un gesto pacífico pero decidido, la injusticia que ha cometido; es como decirle: «Me has pegado en una mejilla, ¿qué, quieres pegarme también en la otra?, ¿te parece bien tu proceder?». Jesús respondió con serenidad al criado insolente del sumo sacerdote: «Si he hablado mal, demuéstrame en qué, pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?» (Jn 18,23).
Vemos, pues, cuál debe ser la conducta del cristiano: no buscar revancha, pero sí mantenerse firme; estar abierto al perdón y decir las cosas claramente.
También nos motiva hacia la generosidad, tan desfasada en una sociedad en el que el tener y el aparentar son el criterio último por el que se mide el valor de las personas.
Al servicio, una palabra que ni entra dentro de nuestro vocabulario habitual, pero que es la expresión más grande del amor.
A la humildad, como reconocimiento tanto de nuestra personal miseria como de nuestra dignidad de hijos de Dios. Ante este panorama, no sé si estamos dispuestos a dejar que Cristo trastoque nuestra vida hasta tal punto…
Afirma el Papa Francisco: “Jesús cita la antigua ley: “Ojo por ojo, diente por diente” (cf. Mt 5,38; Ex 21,24). Sabemos lo que significaba: a quien te quita algo, le quitarás lo mismo… Sin embargo, Jesús va más allá, mucho más lejos: “Pero yo les digo que no hagan frente al que les hace mal” (Mt 5,39). Pero, ¿cómo, Señor? Si alguien piensa mal de mí, si alguno me lastima, ¿no puedo pagarle con la misma moneda? “No”, dice Jesús. Nada de violencia, ninguna violencia… Estamos llamados a amar; perdonados, a perdonar; tocados por el amor, a dar amor sin esperar a que comiencen los otros; salvados gratuitamente, a no buscar ningún beneficio en el bien que hacemos.”
Jesús nos pide que seamos sencillos y que nos opongamos, por todos los medios, a la violencia. No hay más que ver las noticias o leer la prensa para darnos cuenta de la cantidad de injusticias y violencias que dominan el mundo, y así la convivencia pacífica resultará imposible, y solo se conseguirá que el egoísmo, la incomprensión y, por tanto, la maldad sean los que gestionen nuestras vidas.
¿Intentamos valorar si nuestros métodos son a costa del abuso hacia los demás?
¿El fin justifica los medios?
¿Seguimos la recomendación de Jesús de ser Mansos y Humildes como Él?
En este día que recordamos a San Antonio Padúa, Virgilio Gamboso, franciscano conventual, gran conocedor y estudioso del santo, escribe: «Antonio vivió una serie interesante y muy numerosa de desplantes y trasplantes, comenzando por su ruptura con el ambiente familiar perplejo y hostil. Lo vemos capaz de firmeza unida a diplomacia, no sólo cuando se aleja sin dejar residuos de conflictos insuperables con los jóvenes padres y sus proyectos sobre el dotadísimo primogénito; cuando deja la canónica de San Vicente para pasar a la de Santa Cruz, cuando abandona esta forma de vida religiosa para unirse a la entonces discutida orden franciscana; cuando se exilia hacia la aventura de Marrakech, que se presentaba cruenta, y así sucesivamente».
Bibliografia:
- Folleto La Misa de Cada Dia
- PildorasdeFe.com
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/san-antonio-de-padua/
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2022/06/13/la-nueva-ley-del-amor-2/
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
Palabra de Vida Mes de Junio 2022
«Tú eres mi Señor, mi bien, nada hay fuera de ti» (Sal 16, 2) https://www.focolare.org/espana/es/news/category/parola-di-vita/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Junio 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.