https://youtu.be/XagyAGlbeH4
- 1 Re 12, 26-32;13, 33-34
- Sal 105
- Mc 8, 1-10
La primera lectura de hoy nos invita a reflexionar si como Jeroboan utilizamos la religión en servicio propio
Acabamos de leer como este rey utiliza lo religioso en provecho propio, y quebranta la Ley al construir templos, poner imágenes o nombrar como sacerdotes a gente de la plebe; no se convirtió de su conducta que le llevó a la destrucción de la dinastía y al exterminio de la tierra.
Entonces debemos meditar: Y yo; ¿Utilizo mis oraciones solo para beneficio propio, y no soy coherente con su mensaje?
Emulando la acción de Jeroboán: ¿En nuestra sociedad puede darse la utilización política de lo religioso para manipular la educación, promover ideologías o valores que olvidan a la persona?
Es bueno que recordemos como fruto de la meditación del evangelio que el Señor siempre se preocupa por el bienestar del ser humano y que conoce mejor que nadie nuestras debilidades y también nuestras necesidades, antes de que se las pidamos y que El se encargará, pues Jesús no se limita a compadecerse de la multitud hambrienta, sino que reúne a sus discípulos y les informa de esa inquietud. Porque Jesús antes que necesitar nuestra actividad quiere suscitar en nosotros sus mismos sentimientos. Es una cuestión de corazón. Quiere que también nosotros sintamos cómo nuestro corazón se compadece por la necesidad ajena.
Los discípulos plantean una objeción y junto con ella la magnitud del problema. Se trata de algo imposible, ¿quién podría dar de comer a una multitud hasta saciarla en un lugar despoblado? Una vez hecha esta pregunta ya brota espontánea la respuesta en nuestro interior: “para los hombres es imposible, pero nada es imposible para Dios”. Quien, además, como siempre, no hace nada sin contar con nosotros. En este caso pide que le traigan todos los panes que tienen los discípulos; con esto también nos enseña que nuestros cálculos o mejor dicho nuestra lógica no es suficiente para describir su modus operandi en nuestra vida; porque lo que Dios pide para lograr milagros en la vida de sus discípulos no es ni mucho ni poco, sino sencilla y llanamente… “todo”, aunque pueda parecer insuficiente. Y cuando a un Dios que le da todo, el hombre le responde dándolo todo a su vez, entonces sucede el milagro, una vez más la sobreabundancia: todos comieron y se saciaron y aún recogieron siete cestos con sobras.
Es así como nos lo explica el Papa Francisco: “Jesús razona según la lógica de Dios, que es la de compartir. Cuántas veces nosotros miramos hacia otra parte para no ver a los hermanos necesitados. Y este mirar hacia otra parte es un modo educado de decir, con guante blanco, «arreglaos solos». Y esto no es de Jesús: esto es egoísmo. Si hubiese despedido a la multitud, muchas personas hubiesen quedado sin comer. En cambio, esos pocos panes y peces, compartidos y bendecidos por Dios, fueron suficientes para todos. ¡Y atención! No es magia, es un «signo»: un signo que invita a tener fe en Dios, Padre providente, quien no hace faltar «nuestro pan de cada día», si nosotros sabemos compartirlo como hermanos.
Hoy, tiempo de inclemencia y desasosiego, también Jesús nos llama para decirnos que siente «compasión de esta gente» (Mc 8,2). Hoy, con la paz en crisis, puede abundar el miedo, la apatía, el recurso a la banalidad y a la evasión: «No tienen qué comer».
¿A quién llama el Señor? Dice el texto: «A sus discípulos» (Mc 8,1), es decir, me llama a mí, para no despedirlos en ayunas, para darles algo. Jesús se ha compadecido —esta vez en tierra de paganos— porque también tienen hambre.
Hoy, el Señor nos pregunta, simplemente, cuántos panes tenemos. Los que sean, ésos necesita. El texto dice «siete», símbolo para paganos, como doce era símbolo para el pueblo judío. El Señor quiere llegar a todos —por eso la Iglesia se quiere reconocer a sí misma desde su catolicidad— y pide tu ayuda. Dale tu oración: ¡es un pan! Dale tu Eucaristía vivida: ¡es otro pan! Dale tu decisión por la reconciliación con los tuyos, con los que te han ofendido: ¡es otro pan! Dale tu reconciliación sacramental con la Iglesia: ¡es otro pan! Dale tu pequeño sacrificio, tu ayuno, tu solidaridad: ¡es otro pan! Dale tu amor a su Palabra, que te da consuelo y fuerza: ¡es otro pan! Dale, en fin, lo que Él te pida, aunque creas que sólo es un poco de pan.
Bibliografía
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2022/02/12/el-signo-de-la-sobreabundancia/
- https://www.vaticannews.va/es/evangelio-de-hoy.html
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
Palabra de Vida Mes de Febrero 2022
«Al que venga a mí no lo echaré fuera» (Jn 6, 37) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Febrero 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.