https://youtu.be/wohOv-xbOE8
- Heb 3, 7-14
- Sal 94
- Mc 1, 40-45
“Oigamos lo que dice el Espíritu Santo.” Cuatro lecciones concretas nos presenta en la liturgia de hoy:
- Escuchen la voz del Señor. Escuchar con precisión la voz de Dios es algo en lo que crecemos a medida que maduramos en la fe. Durante nuestro tiempo diario de oración deseamos y pedimos oír la voz del Señor. Pero, quizá, con demasiada frecuencia nos preocupamos de llenar ese tiempo con palabras que nosotros queremos decirle, y no dejamos tiempo para escuchar lo que el Buen Dios nos quiere comunicar. Velemos, por tanto, para tener cuidado del silencio interior que —evitando las distracciones y centrando nuestra atención— nos abre un espacio para acoger los afectos, inspiraciones… que el Señor, ciertamente, quiere suscitar en nuestros corazones. Cabe aclarar también que, a veces las personas, afirman haber escuchado la voz de Dios diciéndoles que hagan algo cuando tal vez fue la voz de su propia mente hablando.
La forma principal en que Dios nos habla hoy es a través de Su Palabra escrita. - Anímense mutuamente cada día. Uno de los peligros latentes de nuestra comunidad cristiana es lo que se podría llamar: El riesgo de la normalidad. Esto es, el pensar que nuestra vida “no es tan mala”, que no somos grandes pecadores pues no matamos, no robamos bancos, vamos a misa los domingos.
Todo esto es, claramente, una forma de endurecer el corazón. Dios nos ha llamado a ser SANTOS, la mediocridad en la vida espiritual, sobre todo en nuestra relación con Dios, enfría el corazón y lo endurece. Por ello, el autor de esta carta invita a la comunidad a animarse mutuamente para que ningún pecado llegue a endurecer su corazón. - Mantengamos hasta el fin nuestra firmeza inicial.La comunidad a la que Pablo se dirige, está tentada por el cansancio, por un cierto desaliento. Se han olvidado ya del entusiasmo con que acogieron la Palabra de Dios. No viven con intensidad y orgullo el hecho de ser cristianos. Se contentan con lo que tienen, con seguir tirando, sin preocuparse en seguir avanzando en el camino de la salvación. La vida cristiana no es un campo de juego, sino un campo de batalla”. Estamos en una lucha por mantener la posición que Dios nos ha dado.
- Si quieres puedes sanarme. Sí quiero. Porque, ¿quién es el leproso de hoy? ¿el indefenso, el que no cuenta porque no aporta o no vota? ¿el que no vive en la sociedad del bienestar, pasa hambre y muere de desnutrición? ¿el enfermo que en su país no cuenta con una cobertura sanitaria suficiente, o el que está en el corredor de la muerte en un país donde está vigente la pena capital? ¿el que, como aún no ha nacido, no va a poder exigir su derecho a vivir? ¿el vagabundo que perdió el tren de la competitividad, y con ello el trabajo, la familia, la autoestima y hasta la vida en una fría noche de invierno en la calle? ¿el enfermo o el anciano que luchan por vivir, pero es “sedado” para siempre porque otros deciden que no tiene ya suficiente calidad de vida? Este texto del evangelio nos enseña que que debemos tener entrañas de misericordia y de compasión con todas las lepras de hoy que marginan a quienes las padecen. Que como él debemos estar al lado de los leprosos de hoy, sin miedo, sin temor a “cambiar de acera” en el camino, porque hay abismos que nos separan a los que nos creemos que estamos limpios de los que creemos que están contagiados de algún mal incurable… Nos explica el Papa Francisco: “El corazón de Cristo manifiesta la compasión paterna de Dios por aquel hombre, acercándose a él y tocándolo. Este particular es muy importante. Jesús ‘tiende la mano, lo toca… y en seguida la lepra desaparece y Él lo purifica”. La misericordia de Dios supera cada barrera y la mano de Jesús toca al leproso. Él no pone una distancia de seguridad y no actúa delegando, sino que se expone directamente al contagio por nuestro mal. Y así justamente nuestro mal se vuelve el lugar del contacto: Él, Jesús, toma de nosotros la humanidad enferma y nosotros de Él su humanidad sana y que cura. Esto sucede cada vez que recibimos con fe un sacramento: el Señor Jesús nos ‘toca’ y nos da su gracia. En este caso pensamos especialmente al sacramento de la Reconciliación, que nos cura de la lepra y del pecado
Bibliografía:
- Folleto La Misa de Cada Día.
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=12-01-2023
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://www.compellingtruth.org/Espanol/escuchar-la-voz-de-Dios.html
- https://llamadademedianoche.org/mensages/como-estar-firmes-en-el-senor-(filipenses-41).html
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2023/01/12/jueves-13-de-enero-de-2023-quien-es-el-leproso-hoy/
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
- https://es.catholic.net/op/articulos/27141/cat/337/senor-si-quieres-puedes-curarme.html#modal
Palabra de Vida Mes de Enero 2023
«Aprendan a hacer el bien, busquen la justicia» (Is 1, 17). https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Enero 2023.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.