- Ez 12, 1-12
- Sal 77
- Mt 18, 21-19, 1
La liturgia del hoy nos invita a reflexionar sobre las alternativas que tenemos en nuestra vida, podremos elegir ser rebeldes, como en el texto de la primera lectura, en el que el Señor habla de ese pueblo rebelde, tiene ojos para ver y no ven, oídos para oír y no oyen y como el siervo malvado que suplicó por misericordia, pero no tuvo la misma actitud con quién se la pidió; o perdonar siempre como le dice el Señor a Pedro.
No es raro en la literatura profética el encontrarnos, como en el pasaje de la primera lectura de hoy, escenificaciones que buscan ilustrar al pueblo con imágenes lo que no han querido entender con las palabras. El profeta les hace ver que, de la misma forma como él ha salido de Jerusalén, así saldrán también todos ellos empezando por el Rey.
Ante estas palabras, creo que debemos preguntarnos: ¿No será suficiente, todo lo que estamos viendo hoy en el mundo, para que entendamos que hemos diluido el Evangelio de Jesús; que nuestra vida dista mucho de ser lo que el Señor nos invitó a vivir en su Iglesia? No parece que las predicaciones tengan gran impacto en el pueblo, y la mayoría de nuestros hermanos bautizados, caminan por el camino de la oscuridad, del hedonismo, del materialismo, y algunos, de cosas peores.
Eco de Dios, son las palabras de Ezequiel, en medio de este tiempo donde nos parece vivir en una casa rebelde. Los ojos han perdido la capacidad de ver y se conforman con una mirada superficial que busca tranquilizar conciencias. Los oídos, aunque oyen, sólo buscan satisfacción en palabras de conveniencia. Oyen lo que les interesa oír, pero no saben escuchar; hoy la presencia del cristiano debe de ser un testimonio vivo de un hogar nuevo. Señal, aunque no quieran verlo, de una casa donde se vive en paz, porque Dios habita en ella.
El evangelio nos habla de la Palabra de Vida de este mes: “Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?”
No se trata de perdonar a una persona que ofende continuamente, sino de perdonar repetidamente en nuestro corazón. El perdón verdadero, el que nos hace sentirnos libres, por lo general se da gradualmente. No es un sentimiento, no es olvidar: es la opción que el creyente tendría que realizar, no solamente cuando la ofensa se repite, sino cada vez que nos vuelve a la memoria. Por ello es necesario perdonar setenta veces siete.
Escribe Chiara Lubich (fundadora del Movimiento Los Focolares): “Jesús apuntaba sobre todo a las relaciones entre cristianos, entre miembros de la misma convicción. Y antes que nada con los demás hermanos en la fe debes comportarte así: en la familia, en el trabajo, en la escuela o, si formas parte de ella, en tu comunidad religiosa. Sabes cuán a menudo se quiere compensar con un acto, con una palabra, la ofensa sufrida. Sabes que por diferencias de carácter o por nerviosismo u otras causas, las faltas de amor son frecuentes entre personas que conviven. Y bien, debes recordar que solamente una actitud de perdón, permanentemente renovado, puede preservar la paz y la unidad entre los hermanos. Tenderás siempre a pensar en los defectos de tus hermanos, a recordar su pasado, a pretender que sean diferentes de cómo son. Es necesario que tú te acostumbres a verlos con ojos nuevos, aceptándolos siempre y enseguida, en profundidad, incluso si no se arrepienten”.
Nos explica el Papa Francisco: “Desde nuestro bautismo Dios nos ha perdonado, perdonándonos una deuda insoluta: el pecado original. Pero, aquella es la primera vez. Después, con una misericordia sin límites, Él nos perdona todos los pecados en cuanto mostramos incluso solo una pequeña señal de arrepentimiento. Dios es así: misericordioso. Cuando estamos tentados de cerrar nuestro corazón a quien nos ha ofendido y nos pide perdón, recordemos las palabras del Padre celestial al siervo despiadado: «siervo malvado, yo te perdoné a ti toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No deberías tú también compadecerte de tu compañero, del mismo modo que yo me compadecí de ti?». Cualquiera que haya experimentado la alegría, la paz y la libertad interior que viene al ser perdonado puede abrirse a la posibilidad de perdonar a su vez.”
Jesús les contesta con la lección de la paciencia. En realidad, los dos colegas coinciden cuando dicen: «Ten paciencia conmigo». Mientras la intemperancia del malvado, que ahogaba al otro por poca cosa, le ocasiona la ruina moral y económica, la paciencia del rey, a la vez que salva al deudor, a la familia y sus bienes, engrandece la personalidad del monarca y le genera la confianza de la corte. La reacción del rey, en labios de Jesús, nos recuerda aquello del libro de los Salmos: «Mas el perdón se halla junto a ti, para que seas temido» (Sal 130,4).
Sólo vive este evangelio quien quiere vivir el evangelio contracorriente, sobre todo contra la corriente del hombre viejo que siempre llevamos dentro, del “mal espíritu” del que hablaba San Ignacio de Loyola.
Y sólo vive este evangelio quien se empeña en hacer del perdón un hábito, no sólo una heroicidad puntal y pasajera. Por eso al perdón le podríamos aplicar aquella sentencia llena de sabiduría sobre los hábitos del filósofo Tyron Edwards: “Tus pensamientos te llevan a tus propósitos, tus propósitos a tus acciones, tus acciones a tus hábitos, tus hábitos a tu carácter, y tu carácter determina tu destino”.
Bibliografía:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.vatican.va/content/francesco/es/angelus/2017/documents/papa-francesco_angelus_20170917.html
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2022/08/11/jueves-10-de-agosto-de-2022/
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
- https://ciudadnueva.com.ar/wp-content/uploads/2022/07/PV-08-2022_doble.doc
Palabra de Vida Mes de Julio 2022
“Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?” (Mateo 18, 21) https://ciudadnueva.com.ar/agosto-2022/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Agosto 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.