https://youtu.be/FyHfsIpVZZ8?si=egvxy8cYBQjaVQkM
- 1 Re 12, 26-32; 13, 33-34
- Sal 105
- Mc 8, 1-10
Hoy la liturgia nos lleva a reflexionar sobre la importancia de la Asistencia Divina. Jesús en el Evangelio nos da un claro ejemplo de ello pues al sentirse conmovido por la gente que llevaban tres días a su lado realiza el milagro de la multiplicación de los panes. El Señor es así, El siempre está pendiente de nosotros, conoce nuestras debilidades y nuestras necesidades y está atento a brindarnos su ayuda y protección, a suplirnos solo necesita que onfiemos en El.
A la par del milagro de la multiplicación, quizás el milagro más grande que podríamos encontrar, para aplicar a nuestra vida, es vencer el egoísmo y dar incluso lo único que se tiene para comer. Cuando uno actúa de esta manera, es increíble cómo el segundo milagro se da por añadidura y como pasó con el bote de harina en el pasaje de Eliseo, nunca más se vuelve a agotar la comida. Vence tu egoísmo, comparte lo que tienes con los necesitados, confía en Dios y verás que nunca volverá faltar el pan en tu casa.
Nos dice el Papa Francisco: “Recordémoslo siempre: sólo cuando se es capaz de compartir, llega la verdadera riqueza; todo lo que se comparte se multiplica. Pensemos en la multiplicación de los panes de Jesús. La medida de la grandeza de una sociedad está determinada por la forma en que trata a quien está más necesitado, a quien no tiene más que su pobreza
No así en la historia de la primera lectura en la que como acabamos de leer, Jeroboam quien aprovechando las circunstancias, quiere reforzar el reino de Israel. Jeroboam no era fiel porque era mucho más político que religioso.
Para ello hizo dos becerros de oro que colocó uno en Betel y otro en Dan. Edificó ermitas en los altozanos, puso sacerdotes a gente de la plebe que no pertenecía a la tribu de Leví. Instituyó una fiesta el quince del mes de octubre… todo ello para enaltecer el reino de Israel.
Si Jeroboam hubiera sido fiel a Dios, habría tenido la plena seguridad de un reinado firme, pero por su falta de fe en Dios y pensando humanamente, buscó la manera de confirmar su reino. Y como nos dice esta primera lectura Jeroboán no se convirtió de su torcida conducta y todo acabó mal. “Este proceder llevó al pecado a la dinastía de Jeroboán y motivó su destrucción y exterminio de la tierra”.
Tantos hombres simplemente no pueden aprender que los caminos de Dios son perfectos y los humanos son muy defectuosos.
Si tan solo comprendiéramos acerca de la asistencia divina y recordáramos como un día Jesús sació el hambre del cuerpo para que supiéramos donde está el verdadero alimento del alma.
Jesucristo, en el Evangelio, nos recuerda esta realidad: el cuerpo necesita alimentarse, pero con más razón, el alma tiene necesidad de alimento. Somos cuerpo y alma, y si no estamos plenamente desarrollados si no hacemos crecer ambas cosas… En lo físico, las dos piernas del hombre crecen a la vez; ¡Pobre hombre, aquel que tuviese una pierna de 60 centímetros y otra de 40! Del mismo modo, nuestra alma ha de crecer, igual que se desarrolla nuestro cuerpo. Pero, ¿qué alimento le podemos dar? Jesucristo nos responde: el pan de Dios que es el que baja del cielo y da la vida al mundo, o sea, Él mismo.
Nuestra alma se desarrolla y crece cuando recibimos a Cristo en la comunión, cuando le dejamos entrar en un rato de oración, cuando le acogemos amando a nuestros hermanos, cuando somos testigos alegres de un cristianismo vivido con amor y generosidad.
Fuentes:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://legionariosdecristo.org/mas-alla-del-hambre/
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=10-02-2024
- http://es.catholic.net/op/articulos/49008/www.messt.org#modal
Palabra de Vida Mes de Febrero 2024. “Hagan todo con Amor” (1 Cor 16, 14) https://www.focolare.org
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Febrero 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.