https://youtu.be/Pf2IeKjh23I
- Heb 2, 5-12
- Sal 8
- Mc1, 21-28
La liturgia de este día nos habla de que Jesús es el mismo Dios Todopoderoso y por eso sus Palabras tienen Autoridad.
La aclamación del evangelio 1 Tes 2, 13, “Reciben la Palabra de Dios, no como palabra humana, sino como Palabra Divina, tal como es en realidad”.
Nos explica el Papa Francisco que “una de las características de la Palabra de Dios es que realiza lo que dice. Porque la Palabra de Dios corresponde a su voluntad. En cambio, nosotros con frecuencia pronunciamos palabras vacías, sin raíz, o palabras superfluas, palabras que no corresponden a la verdad
El evangelista Marcos relata que Jesús, siendo aquel día un sábado, fue inmediatamente a la sinagoga y se puso a enseñar. Esto hace pensar en la primacía de la Palabra de Dios, Palabra que hay que escuchar, Palabra que hay que acoger, Palabra que hay que anunciar.
Al llegar a Cafarnaún, Jesús no posterga el anuncio del Evangelio, no piensa primero en la disposición logística, ciertamente necesaria, de su pequeña comunidad, no se detiene en la organización. Su preocupación principal es la de comunicar la Palabra de Dios con la fuerza del Espíritu Santo. Y la gente en la sinagoga permanece asombrada, porque Jesús “les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas”
Habla con autoridad. Actúa con autoridad. Salva con autoridad. No es la autoridad del que tiene el poder, la potestad, o el mando, ni menos la autoridad del que ejerce ostentación, dominio, presión, temor o amenaza, no es ni si quiera la autoridad del que custodia la ley, o del que representa al supremo legislador.
Es su autoridad, única, inconfundible, intransferible, incomparable (de las ocho definiciones de autoridad del diccionario, la única que se acerca un poco a la suya es la de “crédito o fe que se le da a una persona”)
Es la autoridad del Amor, del amor de verdad, del amor eterno, del amor radical, del amor sin tapujos, del amor sin límites, del amor de Dios.
Es la autoridad que obedecen la naturaleza de las cosas (Mt. 8, 8ss), y los poderes de todo tipo, benignos o malignos (Mt. 12, 28), y el corazón de todo hombre, tarde o temprano, ante la verdad.
Es la autoridad que desconcierta: “¿Con que autoridad hace estas cosas?” (Mt. 12, 21-23).
Es la autoridad que libera al hombre del yugo de la ley (Mc. 2, 28), de la esclavitud del pecado (Mt. 9, 6ss), de las enfermedades del cuerpo (Mt. 8,8ss), y del corazón humano más terco y obstinado rescatado por su mirada y su consejo, pues no ha venido a condenar sino a salvar (Cf: Jn. 3, 17).
Si, El, que predica con autoridad, la puede ejercer sobre el cielo y la tierra, pero no como nosotros ejercemos nuestra ridículo y robado poder, ni como El mismo será tentado en el desierto a utilizarla (Lc. 4, 5ss), sino como sólo sabe ejercerla el Amor: Porque el Maestro y Señor ha venido para servir y dar la vida (Mc.10, 42), y porque se ha hecho esclavo nuestro en la Cruz, finalmente toda rodilla se doblara delante de El (Fil. 2,5-11).
No temas su mirada, cara a cara. No temas mirarle a los ojos ni escuchar su Palabra: no seas esclavo de los poderes sutiles de este mundo, ni del poder de tu propia ceguera e insensatez.
Confiemos en El y su poder y agradezcamos su Amor; hoy nos muestran el inmenso valor que tenemos a sus ojos y del que tantas veces no somos conscientes, pues como nos dice, la primera lectura y el Salmista. “”Que es el hombre para que te acuerdes de él, ese pobre ser humano, para que de él te preocupes”. Y es que, tantas veces, vivimos tan inmersos en nuestras propias preocupaciones, nos preguntamos cuál el sentido del sufrimiento, porqué nos toca a nosotros ciertas situaciones que nos provocan tanto dolor… y sólo hay una respuesta. Cristo. Mirando a Jesucristo, cómo ama a cada ser humano, que conoce cada corazón, mirándole a Él que vivió en obediencia al Padre, y no dudó en entregar su vida por aquellos que amaba…ahí vemos el sentido de nuestro sufrimiento, ahí vemos cuánto hemos sido amados, y que no estamos llamados a otra cosa si no a amar, a dar en las pequeñas cosas de cada día, todo lo que somos, nuestras fortalezas y nuestros límites, confiando siempre en Aquel que nos creó y nos sigue amando.
Cuando nos dejamos mirar por Cristo, cuando permitimos que Él entre en nuestro interior y sane nuestras heridas, cambia nuestra vida. Es lo que le ocurría a tanta gente que pasaba por su lado, que tocaba su manto, que se dejaban mirar profundamente por Jesús, quedaban sanados. Este es el fruto de su autoridad.
Él es el Rey del universo, y quiere reinar también en cada uno de nosotros. Quiere reinar sobre el pecado en nuestra vida, reinar sobre nuestros miedos y sobre nuestros vacíos, Él quiere llenarnos de amor y alegría para que podamos amar a los demás como Dios mismo nos ama.
Con la Oración Colecta, pidiendo a nuestro buen Dios, fuente de toda sabiduría, que acompañe con celestial piedad, los anhelos y súplicas que le presentamos, para que llevemos a cabo con firmeza lo que hemos conocido.
Bibliografía:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2023/01/10/martes-11-de-enero-de-2023-ensenaba-con-autoridad/
- http://es.catholic.net/op/articulos/12110/manda-hasta-a-los-espritus-inmundos-y-le-obedecen.html#modal
Palabra de Vida Mes de Enero 2023
«Aprendan a hacer el bien, busquen la justicia» (Is 1, 17). https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Enero 2023.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.