https://youtu.be/3N7r8SqCsGM
- 1 Cor 3, 18-23
- Sal 23
- Lc 5, 1-11
La liturgia de hoy nos trae dos mensaje importantes: no creernos demasiado sabios y no caer en el pesimismo.
Algunos ante esta sociedad tan llena de razonamientos y de tecnología, a veces se creen demasiado sabios, como decimos popularmente, los dueños de la verdad. Sin embargo, hoy la primera lectura nos insta a no engañarnos, muchos necesitamos hacernos ignorantes, para alcanzar la verdadera sabiduría. “Dios hace que los sabios caigan en la trampa de su propia astucia.”
En nuestro mundo cientista (tal como el auditorio de Pablo en Corinto), es fácil deslumbrarse por la ciencia y dejar de lado la sabiduría. No dejemos que el encanto de la ciencia nos haga verdaderamente ignorantes de la única verdad que nos puede hacer plenamente felices: “Dios”. Si realmente quieres ser sabio, date tiempo para tu oración diaria, para la lectura y la meditación de la Palabra.
El sabio como lo entiende Pablo es el primero que descubre lo mucho que le falta para serlo. La humildad se acerca hasta casi igualarse con la sabiduría. Además, como viene a indicar la lectura, lo que tengamos de sabio no se debe a nuestro exclusivo esfuerzo; es don de Dios.
Por otro lado, hoy con frecuencia, oímos expresiones que describen un mundo en continuo deterioro y un futuro poco promisorio: “Esto ya no es lo que era”; “todo tiempo pasado fue mejor”; “nada como nuestra generación”; “los jóvenes de ahora no son como los de antes y en general vemos actitudes y declaraciones de pesimismo por todo lado.
El Papa Francisco, comentando el evangelio, nos invita a ahuyentar “el pesimismo y la desconfianza” entrando mar adentro con Jesús, para ser testigos de una “pesca milagrosa”.
El pontífice eligió para la reflexión dos acciones de Jesús: la primera, sube a la barca y, luego, invita a ir mar adentro. Explicando esta primera acción, el Papa señaló que Jesús sube a la barca de Simón para enseñar. “Pide precisamente esa barca, que no está llena de peces, sino que ha regresado a la orilla vacía, tras una noche de trabajo y decepción. Es una bella imagen para nosotros también”, indicó Francisco.
“Cada día la barca de nuestra vida abandona la orilla de nuestro hogar para adentrarse en el mar de las actividades cotidianas; cada día intentamos ‘pescar mar adentro’, cultivar sueños, llevar adelante proyectos, vivir el amor en nuestras relaciones”, señaló. Pero a menudo, como Pedro, precisó el Papa, experimentamos la “noche de las redes vacías”, la decepción de esforzarse tanto y no ver los resultados deseados. “Cuántas veces también nosotros nos quedamos con una sensación de derrota, mientras la decepción y la amargura surgen en nuestros corazones”
Jesús elige subirse a nuestra barca. Desde allí quiere anunciar el Evangelio al mundo. “Precisamente esa barca vacía, símbolo de nuestra incapacidad –subrayó– se convierte en la ‘cátedra’ de Jesús, en el púlpito desde el que proclama la Palabra. Esto es lo que le gusta hacer al Señor: subir a la barca de nuestra vida cuando no tenemos nada que ofrecerle; entrar en nuestros vacíos y llenarlos con su presencia; servirse de nuestra pobreza para proclamar su riqueza, de nuestras miserias para proclamar su misericordia”. Recordemos esto, Dios no quiere un crucero, le basta con una pobre barca “destartalada”, siempre que lo acojamos, aseguró.
“A veces nos sentimos indignos de Él porque somos pecadores. Pero esta es una excusa que no le gusta al Señor, porque lo aleja de nosotros. Es el Dios de la cercanía: no busca el perfeccionismo, sino la acogida. También a ti te dice: ‘Déjame subir a la barca de tu vida, tal como es’”.
En segundo lugar, el Papa reflexionó sobre cómo el Señor reconstruye la confianza de Pedro. Tras subir a su barca, después de predicar, le dice: “Rema mar adentro”. “No era una hora adecuada para pescar, pero Pedro confía en Jesús. No se apoya en las estrategias de los pescadores, que conocía bien, sino en la novedad de Jesús”.
“Lo mismo ocurre con nosotros, si acogemos al Señor en nuestra barca, podemos ir mar adentro. Con Jesús se navega por el mar de la vida sin miedo, sin ceder a la decepción cuando no se pesca nada, y sin ceder al ‘no hay nada más que hacer'”, aseguró. “Siempre, tanto en la vida personal como en la vida de la Iglesia y de la sociedad, se puede hacer algo que sea hermoso y valiente. Siempre podemos volver a empezar, el Señor siempre nos invita a volver a ponernos en juego porque Él abre nuevas posibilidades”.
El Santo Padre concluyó su alocución alentándonos a aceptar la invitación de Jesús que nos dice: “ahuyentemos el pesimismo y la desconfianza y entremos mar adentro con Jesús. Incluso nuestra pequeña barca vacía será testigo de una pesca milagrosa”
Bibliografía:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=01-09-2022
- https://aica.org/noticia-francisco-dejar-que-jesus-suba-a-nuestra-barca-para-ir-mar-adentro
Palabra de Vida Mes de Setiembre 2022
“Siendo libre, me hice esclavo de todos, para ganar al mayor número posible” (1 Corintios 9, 19) https://ciudadnueva.com.ar/setiembre-2022/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Setiembre 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.