?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
https://youtu.be/_aK1uMUe5e4
- Baruc 1, 15-22
- Sal 78
- Lc 10, 13-16
El profeta Baruc comienza en este pasaje con una confesión: El Señor, nuestro, Dios es justo. De Él se desprende la bondad y la misericordia infinitas. No hay que partir del temor para confesar a Dios, hay que partir de su justicia para comprender qué es lo que Dios quiere de nosotros. Sin embargo, es el peso de la vergüenza o de la culpa la que abruma al pueblo, nos comenta Fray Alexis Gonzalez de León O.P, y continua; El resto de la lectura, el profeta Baruc considera lo que el Señor reprueba. Sobre todo, sitúa aquí la desobediencia: el pueblo ha rehusado obedecerle, dice el texto. Baruc, nos muestra que el mayor pecado del pueblo es la desobediencia, el rechazo de Dios, de su palabra, de su acción liberadora. Dios propuso unos mandatos que hemos rechazado. El error fue seguir nuestros malos deseos poniéndonos al servicio de otros dioses, realizando lo que reprueba el Señor.
Esta lectura, nos recuerda que sólo el que reconoce su debilidad puede pedir a Dios la fuerza para superarla; quien se siente perfecto vivirá siempre en la oscuridad de su pecado. Y esto no quiere decir que nos encontremos peor que cuando conocimos a Jesús, sino que nos hace darnos cuenta que aún nos falta mucho; que si ciertamente hemos superado muchas de nuestras debilidades, son todavía muchas más las que continúan estorbando en nuestro camino de santidad.
El Salmista nos invita a pedir al Señor que nos Salve y nos perdone los pecados, luego de revisar nuestro corazón y nuestra vida y dejar que la luz de Dios ilumine nuestro interior, y no permitir que el orgullo y la soberbia nos impidan crecer en humildad y en gracia.
“La fe en Dios pide renovar cada día la elección del bien respecto al mal, la elección de la verdad respecto a la mentira, la elección del amor del prójimo respecto al egoísmo, nos explica el Papa Francisco. Quien se convierte a esta elección, después de haber experimentado el pecado, encontrará los primeros lugares en el Reino de los cielos, donde hay más alegría por un solo pecador que se convierte que por noventa y nueve justos (cfr. Lc 15, 7). Pero la conversión, cambiar el corazón, es un proceso, un proceso que nos purifica de las incrustaciones morales. Y a veces es un proceso doloroso, porque no existe el camino de la santidad sin alguna renuncia y sin el combate espiritual.[…] Pero todo este grande camino, y aún el compromiso concreto más pequeño, no se pueden hacer sin la gracia. La conversión es una gracia que debemos pedir siempre: “Señor dame la gracia de mejorar. Dame la gracia de ser un buen cristiano”.
Y es que como leí en uno de los comentarios: Lo contrario a la fe no es el ateísmo, sino la idolatría. Porque siempre hay algún dios al que adorar, sea bípedo, cuadrúpedo, de color rojo, blanco o verde, con bigote o con calva… Cuando se deja de creer en Dios enseguida se cree en cualquier cosa. Estas ideas, que tomo prestadas de Chesterton, nos sirven de telón de fondo para el evangelio de hoy en que Jesús lamenta la incredulidad de dos pueblos (llamarlas ciudades se antoja hipérbole): “¡Ay de ti, Corozaín; ay de ti, Betsaida! Pues si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, vestidos de sayal y sentados en la ceniza”.
Los signos y milagros requieren interpretación, pero cuando es el propio Mesías quien los hace y los explica, el delito de la incredulidad aumenta exponencialmente. Si no cambian, si no siguen la voz de la Verdad, es porque es más fácil vivir de la idolatría en las seguridades humanas y de los planteamientos a ras de suelo. Todo ello es paja que se lleva el viento, construcciones humanas que no soportan el paso del tiempo. Pero mientras se viva con una apariencia de seguridad en esas insustanciales creencias, ¿porqué cambiarlas?
“Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha” Estas palabras con las que concluye el Evangelio son una llamada a la conversión y traen esperanza, y nos indica el Rev. D. Jordi SOTORRA i Garriga que, si escuchamos la voz de Jesús aún estamos a tiempo. La conversión consiste en que el amor supere progresivamente al egoísmo en nuestra vida, lo cual es un trabajo siempre inacabado.
Y definitivamente, Santa Teresita de Lisieux, Doctora de la Iglesia, a quien recordamos hoy, descubrió el modo seguro de ello: encontró el amor de Dios y, apoyándose en él siempre, mantener viva la llama de la vocación y de la entrega.
Entonces, la propuesta de Jesús es la escucha a los enviados de Dios, porque así escucharán a Jesucristo, y del mismo modo escucharan a Dios, que los ha enviado. Es una escucha que fundamentalmente se acoge y se transmite. Debemos hoy responder responsablemente al llamado que se nos hace de asumir al Señor en nuestro corazón, a corregir aquello que no nos deje ser buenos cristianos y a que demos testimonio convincente para que sepan quién es el Señor.
Palabra de Vida Mes de Setiembre 2021
“El que quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos” (Marcos 9, 35) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida
Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
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Recopilado por Rosa Otárola D, /
Setiembre 2021
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.