https://youtu.be/Ehsa29CGb24
- Hch 11, 1-18
- Sal 41
- Jn 10, 11-18
Hoy, día del trabajador, los cristianos tenemos claro que Jesús vino a traernos la salvación a toda la humanidad y para ello claro está necesitamos un trabajo digno.
En la liturgia de hoy nace en nosotros la necesidad de que nos dejemos guiar por el Espíritu Santo y como los primeros cristianos creyendo en el Señor tengamos la certeza de que Dios nos ha dado a todos dones como a nosotros.
Acabamos de leer en el texto de los Hechos de los Apóstoles, la escena el binomio: Oración – Voluntad de Dios, indisolubles en nuestro crecimiento espiritual. Y es que la oración es el medio ordinario por el cual Dios va comunicando su voluntad a sus hijos, de manera que una persona que ora todos los días y que busca con todo su corazón al Señor, sin lugar a dudas que, aun en la más oscura de las noches, encontrará el camino seguro; en medio de la crisis, caminos de solución; en la pena y el dolor, la consolación y sobre todo, en todo momento, irá descubriendo la voluntad de Dios para cada uno de sus proyectos e iniciativas.
La oración es el “mileu” o lugar en el cual el Espíritu se manifiesta, concediendo a sus fieles abundantes dones, carismas y consolaciones.
Oremos al Señor como el Salmista para que nos envíe su luz y su verdad y por ello nos dejemos guiar. Entonces sabremos que todos pertenecemos por igual al rebaño del Señor quien es nuestro Pastor, como nos lo indica el evangelio en el que Jesús nos dice: «Yo soy el buen pastor» (Jn 10,11). Comentando santo Tomás de Aquino esta afirmación, escribe que «es evidente que el título de “pastor” conviene a Cristo, ya que de la misma manera que un pastor conduce el rebaño al pasto, así también Cristo restaura a los fieles con un alimento espiritual: su propio cuerpo y su propia sangre». Todo comenzó con la Encarnación, y Jesús lo cumplió a lo largo de su vida, llevándolo a término con su muerte redentora y su resurrección. Después de resucitado, confió este pastoreo a Pedro, a los Apóstoles y a la Iglesia hasta el fin del tiempo.
A través de los pastores, Cristo da su Palabra, reparte su gracia en los sacramentos y conduce al rebaño hacia el Reino: Él mismo se entrega como alimento en el sacramento de la Eucaristía, imparte la Palabra de Dios y su Magisterio, y guía con solicitud a su Pueblo. Jesús ha procurado para su Iglesia pastores según su corazón, es decir, hombres que, impersonándolo por el sacramento del Orden, donen su vida por sus ovejas, con caridad pastoral, con humilde espíritu de servicio, con clemencia, paciencia y fortaleza. San Agustín hablaba frecuentemente de esta exigente responsabilidad del pastor: «Este honor de pastor me tiene preocupado (…), pero allá donde me aterra el hecho de que soy para vosotros, me consuela el hecho de que estoy entre vosotros (…). Soy obispo para vosotros, soy cristiano con vosotros».
El Papa Francisco, pidió en una de sus Audiencias, a los sacerdotes que se hagan a menudo la pregunta “¿A dónde se orienta mi corazón?, ¿En dónde se fija mi corazón, a dónde apunta, cuál es el tesoro que busca?”.
En respuesta a las dos preguntas, aseguró que “los tesoros irremplazables del Corazón de Jesús son dos: el Padre y nosotros.
Y explicó las características que deben tener los sacerdotes para ser verdadera imagen del Buen Pastor y cómo deben actuar, prestando especial atención a “buscar, incluir y alegrarse”.
El corazón del Buen Pastor no es sólo el corazón que tiene misericordia de nosotros, sino la misericordia misma” puesto que ahí “resplandece el amor del Padre; ahí me siento seguro de ser acogido y comprendido como soy; ahí, con todas mis limitaciones y mis pecados, saboreo la certeza de ser elegido y amado”, dijo el Papa.
El corazón del Buen Pastor, nos dice que su amor no tiene límites, no se cansa y nunca se da por vencido”. En él vemos su continua entrega sin algún confín; en él encontramos la fuente del amor dulce y fiel, que deja libre y nos hace libres; en él volvemos cada vez a descubrir que Jesús nos ama ‘hasta el extremo’, sin imponerse nunca.
El corazón del Buen Pastor está inclinado hacia nosotros, ‘polarizado’ especialmente en el que está lejano; allí apunta tenazmente la aguja de su brújula, allí revela la debilidad de un amor particular, porque desea llegar a todos y no perder a nadie.”
Y la Palabra de Vida de este mes de mayo, nos insta a vivir la vida cristiana como una realidad en la que predomina el amor, un amor gratuito e ilimitado con el que Dios ha colmado nuestros corazones y que, de nuestra parte, nosotros donamos a los demás. Un amor comunitario donde quienes pertenecen a la comunidad cristiana se aman porque son miembros los unos de los otros, que tienen como única deuda el amor, que se alegran con quienes están alegres y lloran con quienes lloran, no juzgan y no son causa de escándalo.
Hoy día del trabajador unamos nuestros ruegos a Jesús el Buen Pastor para ayudarnos entre nosotros; que olvidemos un poco el egoísmo y sintamos en el corazón el “nosotros”, pueblo que quiere ir adelante. Señor Jesús, a Ti no te faltó el trabajo, danos trabajo y enséñanos a luchar por el trabajo digno y bendícenos con prosperidad todos nosotros.
¡Felices Pascuas de Resurrección!
Bibliografía:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://ciudadnueva.com.ar/wp-content/uploads/2023/04/PV-05-2023_doble.docx
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=01-05-2023
- https://www.aciprensa.com/noticias/asi-debe-ser-un-sacerdote-para-asemejarse-al-buen-pastor-segun-papa-francisco-78824
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
Palabra de Vida Mes de Mayo 2023
“ Ámense cordialmente con amor fraterno, estimando a los otros como más dignos.” (Romanos 12, 10) https://ciudadnueva.com.ar/wp-content/uploads/2023/04/PV-05-2023_doble.docx
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Mayo 2023.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.