https://youtu.be/a2Hp8LxOfRs
- 1 Pe 1, 10-16
- Sal 97
- Mc 10, 28-31
La liturgia de hoy, nos muestra el camino para ser santos como el Señor, para ello es necesario aplicar la Palabra a nuestro diario vivir, a cultivar la esperanza en el don de la Gracia que nos salva y a vivir conforme a ella. Es decir, vivir a fondo nuestro ser hijos de Dios, ser santos. Esto significa reorientar nuestro deseo, haciendo nuestro el deseo de Dios, su voluntad de tal manera que todo lo que pensamos, decimos y hacemos vaya siendo transformado y guiado, desde dentro, por el Espíritu de Dios, por los sentimientos de Cristo y por el amor del Padre.
Que en toda situación de prueba o de dificultad, la salvación a la que Dios nos llama y que nos regala gratuitamente en Cristo, nos ayude a caminar cada día con esperanza.
La respuesta de San Pedro al Señor es todo un programa de vida: “lo hemos dejado todo y te hemos seguido”. Es la invitación del Evangelio de hoy. Debemos volver una y otra vez sobre ello. No es lección que se aprenda en dos días. Sabemos muy bien el significado de dejar todas las cosas en años de Dios, «harina de otro costal» es hacerlo. Hemos de aprender cada día a realizarlo. Cada día recomenzamos a dejarlo todo en sus manos. Quizá nos pueda ayudar adquirir el hábito, cada mañana, de comenzar la jornada ofreciendo al Señor cuanto hagamos y haciendo un acto de abandono, que ha cada uno nos parezca. Luego, durante la jornada, nuestro ángel custodio nos podrá recordar en el momento oportuno aquel acto de abandono y la oportunidad de hacerle realidad en ese momento. Nos es tarea fácil, porque todos tenemos la tendencia a querer tener todo amarrado. Por eso le damos tantas vueltas a las cosas. Nos decimos: hay que tenerlo todo previsto, hay que estar preparados para cualquier cosa. Y no es que no hay que hacerlo, pero sin olvidar que la Providencia de Dios está detrás de todas las cosas. Eso no ayudará a vivir con más paz y serenidad. Cuando no nos abandonamos en las manos de Dios es, tantas veces, por falta de fe, de confianza en que Dios tiene todas cosas previstas, a Él no le sorprende nada ¡Dios no tiene despistes! Sólo podremos seguir de verdad al Maestro si le permitimos que Él disponga de todo lo nuestro. Nuestros bienes – muchos o pocos -, nuestros proyectos e ilusiones, también la salud… ¡Y la vida! Sabernos en cada momento siendo objeto de la solicitud de Dios, de su Providencia amorosa, nos permitirá vivir todas las circunstancias de nuestra vida de otra manera. Saber que detrás de aquella enfermedad, de aquel acontecimiento que te hace sufrir, de aquellas a necesidades que no sabes cómo podrás atender… Detrás de todo está la Providencia de Dios que quiere o permite todo ello para tu bien y para bien de todos. Asó podremos afrontar las dificultades con audacia, sin dejarnos vencer por la tristeza o el desánimo que engendran desconfianza.
Desprenderse implica también renunciar. “El que no renuncia a todos los bienes no puede ser discípulo mío” – Lc 14, 33 -. Para pasar de ser «admirador» de Cristo a ser su discípulo, hay que renunciar a todos los bienes. Renunciar, que no es “vender” – literalmente -, porque tú estás en medio del mundo y eres “como” los demás; pero sí se trata de renunciar realmente. ¿Tienes todas las cosas como si no fueran tuyas? ¿Las tienes o te tienen? ¿Son tus bienes – medios materiales, cualidades y virtudes, … – tu punto de apoyo, tu seguridad, la fuente de tu alegría? … Luego la contrapartida: “luego vente conmigo”. No: sígueme, estate cerca de mí, … ¡No! … La contrapartida a esta renuncia por Cristo es ¡” Vente conmigo!”, la llamada definitiva a estar con El, … ¡En El!
Y la respuesta de Jesús, nos explica el Papa Francisco, es clara: “Yo os digo: no hay ninguno que haya dejado todo sin recibir todo”. No hay término medio: Ya lo ves, nosotros hemos dejado todo, recibiréis todo. Hay sin embargo. Esa medida desbordante con la que Dios da sus dones: “Recibiréis todo. Nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madres, padres, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio, que no reciba ya ahora en este tiempo quedará sin recibir cien veces más en casas, hermanos, hermanas, madres, campos, y la vida eterna que vendrá”. Todo. El Señor no sabe dar menos de todo. Cuando Él dona algo, se dona a sí mismo, que es todo.”
Jesús es realista y no quiere engañar. Ser discípulo suyo, si lo somos de verdad, nos traerá dificultades, problemas. Pero Jesús considera las persecuciones y las dificultades como un premio, ya que nos ayudan a crecer, si las sabemos aceptar y vivir como una ocasión de ganar en madurez y en responsabilidad. Todo aquello que es motivo de sacrificio nos asemeja a Jesucristo que nos salva por su muerte en Cruz.
Siempre estamos a tiempo para revisar nuestra vida y acercarnos más a Jesucristo.
Bibliografía
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2022/03/01/para-ganar-hay-que-desprenderse/
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://www.vaticannews.va/es/evangelio-de-hoy.html
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
Palabra de Vida Mes de Febrero 2022
«Al que venga a mí no lo echaré fuera» (Jn 6, 37) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Febrero 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.