?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
https://youtu.be/eDcWDaKJfQA
- Ex 12, 1-8. 11-14
- Sal 115
- 1 Cor 11, 23-26
- Jn 13, 1-15
La liturgia del Jueves Santo nos introduce en el triduo pascual, que culminará con la celebración de la resurrección del Señor, aquella sin la cual, como dice la Escritura, vana es nuestra fe. Y se nos introduce desde una triple dimensión: el cumplimiento definitivo de la Pascua (la liberación de Egipto, es decir, de la esclavitud y del pecado); la Eucaristía (el modo que tiene Jesús de entregarse a nosotros cada día y ser alimento para nuestro camino al Cielo); y el sacerdocio (el ministerio de mediación que Cristo instituyó para repartir sus dones y su gracia, los sacramentos).
Se podría hablar años de cada una de estas dimensiones, pero, profundizando en las mismas, encontramos un gran elemento común que sostiene a las tres y, en definitiva, a toda vida cristiana: la humildad. La humildad de todo un Dios que se fija en la aflicción del pueblo y se abaja para liberarlo; la humildad de un Dios que, ya no sólo se encarna, sino toma forma de pan y vino para darse a nosotros; la humildad de todo un Dios que, para poder entregarse a los hombres, suplica de ellos una respuesta de amor, de libertad, a través del ‘sí’ que supone -o debería suponer- el ministerio sacerdotal.
En el lavatorio de pies que habitualmente hacemos en la liturgia de hoy recordamos a Jesús que, siendo el más grande, se pone en medio del grupo como el que sirve. Haciendo un mínimo ejercicio de empatía, debemos reconocer que es muy normal que los discípulos se quedaran perplejos ante la subversión que supone que el Maestro les lave los pies. Pero es que es ahí donde han de comprender: si Pedro y los demás quieren –queremos- seguir formando parte del grupo de íntimos del Señor, deberán aceptar el misterio de la entrega divina, de la humildad extrema, del sacrificio, que es lo que constituye el núcleo del cristianismo. Jesús viene a decir que sin humildad nadie puede seguirle. En este sentido, la humildad exige romper con la pretensión del hombre de que todo sea como él quiere. Antes bien, hemos de inclinarnos ante la majestad de Dios. Más aún, sobre todo ante su humildad.
Aquí la figura de Judas, a quien Jesús lava los pies y entrega su cuerpo y su sangre, nos desenmascara a todos. ¿Acaso alguno está libre de cometer cualquier pecado? Humildad es reconocer que, sin la mano protectora de Dios, todo mal es posible, que si no caemos más y logramos perseverar es por pura misericordia. Nunca por méritos exclusivamente nuestros. Pero la humildad requiere un paso más: ponernos en manos del Señor y pedirle que jamás permita que nuestra traición diaria adquiera consistencia en nuestro interior. Dejar que Él nos modele, que nos lave los pies.
Nos dice el Papa Francisco en la Homilia de hoy, que “la palabra de Jesús tiene el poder de sacar a la luz lo que cada uno tiene en su corazón, que suele estar mezclado, como el trigo y la cizaña. Y esto provoca lucha espiritual. Al ver los gestos de misericordia desbordante del Señor y al escuchar sus bienaventuranzas y los “¡ay de ustedes!” del Evangelio, uno se ve obligado a discernir y a optar. En este caso su palabra no fue aceptada y esto hizo que la multitud, enardecida, intentara acabar con su vida. Pero no era “la hora” y el Señor, nos dice el Evangelio, «pasando en medio de ellos, se puso en camino» (Lc 4,30).”
Pidamos al Señor la humildad de reconocerle como el único fundamento de nuestra existencia. Como único regazo seguro. Como única mano que jamás decepciona y que merece la pena. Sólo Dios basta. Pidamos la valentía de mirarle a los ojos con valentía y reconocer en ellos, aunque estén exhaustos por la Cruz, la llamada eterna de amor del Padre. Amor purificado, amor crucificado.
Palabra de Vida Mes de Abril 2021
Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas” (Juan 10, 11) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida
Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
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Recopilado por Rosa Otárola D, /
Abril 2021
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.