?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
https://youtu.be/ByeSj7_6MsI
- Is 50, 4-7
- Sal 22
- Fl 2, 6-11
- Mt 26, 14. 27-66
Con la celebración del Domingo de Ramos comienza la Semana Santa. Los ritos del Domingo de Ramos reflejan el júbilo del pueblo que espera al Mesías, pero, al mismo tiempo, se caracterizan como liturgia “de pasión” en sentido pleno. En efecto, nos abren la perspectiva de la Pasión y Muerte del Señor, que leemos en la narración del Evangelio de San Mateo. El estribillo del Salmo responsorial (“Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”) nos permite contemplar la Agonía de Jesús en la Cruz.
El centro de la Liturgia de la Palabra es siempre Cristo. Hoy lo contemplamos en los momentos más trascendentales de su vida terrena, lo que nos hace comprender que, abriendo nuestro corazón a la Voluntad del Padre entendemos, que el amor de Cristo no tiene límite y por eso, sintámonos invitados a dejarnos envolver por el misterio de Dios que se nos ira revelando durante esta semana.
El Papa Francisco nos dice en la homilia: …Jesús «se despojó de sí mismo tomando la condición de esclavo»(Flp 2,7). Con estas palabras del apóstol Pablo, dejémonos introducir en los días santos, donde la Palabra de Dios, como un estribillo, nos muestra a Jesús como siervo: el siervo que lava los pies a los discípulos el Jueves santo; el siervo que sufre y que triunfa el Viernes santo (cf. Is 52,13); y mañana, Isaías profetiza sobre Él: «Mirad a mi Siervo, a quien sostengo» (Is 42,1). Dios nos salvó sirviéndonos. Normalmente pensamos que somos nosotros los que servimos a Dios. No, es Él quien nos sirvió gratuitamente, porque nos amó primero. Es difícil amar sin ser amados, y es aún más difícil servir si no dejamos que Dios nos sirva..
Examinémonos interiormente. Si somos sinceros con nosotros mismos, nos daremos cuenta de nuestra infidelidad. Cuánta falsedad, hipocresía y doblez. Cuántas buenas intenciones traicionadas. Cuántas promesas no mantenidas. Cuántos propósitos desvanecidos. El Señor conoce nuestro corazón mejor que nosotros mismos, sabe que somos muy débiles e inconstantes, que caemos muchas veces, que nos cuesta levantarnos de nuevo y que nos resulta muy difícil curar ciertas heridas. ¿Y qué hizo para venir a nuestro encuentro, para servirnos? Lo que había dicho por medio del profeta: «Curaré su deslealtad, los amaré generosamente»(Os 14,5). Nos curó cargando sobre sí nuestra infidelidad, borrando nuestra traición. Para que nosotros, en vez de desanimarnos por el miedo al fracaso, seamos capaces de levantar la mirada hacia el Crucificado, recibir su abrazo y decir: “Mira, mi infidelidad está ahí, Tú la cargaste, Jesús. Me abres tus brazos, me sirves con tu amor, continúas sosteniéndome… Por eso, ¡sigo adelante!”.
La traición. Jesús sufrió la traición del discípulo que lo vendió y del discípulo que lo negó. Fue traicionado por la gente que lo aclamaba y que después gritó: «Sea crucificado» (Mt 27,22). Fue traicionado por la institución religiosa que lo condenó injustamente y por la institución política que se lavó las manos. Pensemos en las traiciones pequeñas o grandes que hemos sufrido en la vida. Es terrible cuando se descubre que la confianza depositada ha sido defraudada. Nace tal desilusión en lo profundo del corazón que parece que la vida ya no tuviera sentido. Esto sucede porque nacimos para amar y ser amados, y lo más doloroso es la traición de quién nos prometió ser fiel y estar a nuestro lado. No podemos ni siquiera imaginar cuán doloroso haya sido para Dios, que es Amor….
El abandono. En el Evangelio de hoy, Jesús en la Cruz dice una frase, sólo una: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» (Mt 27,46). Es una frase dura. Jesús sufrió el abandono de los suyos, que habían huido. Pero le quedaba el Padre. Ahora, en el abismo de la soledad, por primera vez lo llama con el nombre genérico de “Dios”. Y le grita «con voz potente» el “¿por qué?”, el porqué más lacerante: “¿Por qué, también Tú, me has abandonado?”. En realidad, son las palabras de un salmo (cf. 22,2) que nos dicen que Jesús llevó a la oración incluso la desolación extrema, pero el hecho es que en verdad la experimentó. Comprobó el abandono más grande, que los Evangelios testimonian recogiendo sus palabras originales.
¿Y todo esto para qué? Una vez más por nosotros, para servirnos…
Hoy, en el drama de la pandemia, ante tantas certezas que se desmoronan, frente a tantas expectativas traicionadas, con el sentimiento de abandono que nos oprime el corazón, Jesús nos dice a cada uno: “Ánimo, abre el corazón a mi Amor. Sentirás el consuelo de Dios, que te sostiene”.
Mes de Abril
Intención de oración universal
Recemos por laS adicciones
Recemos para que todas las personas bajo la influencia de las adicciones sean bien ayudadas y acompañadas.
Palabra de Vida .
“¡Felices los que creen sin haber visto!” (Juan 20, 29)
Jesús quiere decirte que no estas en desventaja con respecto a los que vieron, pues tenemos fe, y este es el nuevo modo de “ver” a Jesús. Estas palabras, son una llamada a reavivar tu fe, a creer en su Amor.” Chiara Lubich
https://ciudadnueva.com.ar/abril-2020/
Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
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Recopilado por Rosa Otárola D, /
Abril 2020
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.