Hoy queridos lectores celebramos la Fiesta de la Sagrada Familia, y en este contexto quisiera compartirles algunas ideas importantes para reflexionar en este día.
En un artículo de Indira Ramírez Terán, Comunicadora Social, en el que nos habla acerca de que la familia no es algo importante, la familia lo es todo. Y afirma que quien entiende esta premisa y la practica, tiene garantizado el éxito. Se trata del pilar más importante de la sociedad y nuestro núcleo. Sin la familia, seríamos seres solitarios y careceríamos de ese apoyo tan necesario.
Imparcialidad, amor, tolerancia, respeto, comunicación; todos estos son valores que desarrollamos en familia. Sin embargo, este concepto de familia ha variado y hoy día debemos entenderlo en su máxima expresión.
En un artículo de la Universidad Católica de San Toribio de Mogrovejo (USAT), nos comenta que situaciones difíciles como las que vivimos ahora, en el mensaje de esperanza que la familia debe transmitir está basado en el reconocimiento de la fragilidad del ser humano, por lo que una de sus tareas es acompañar, consolar y atender a quienes la pasan mal. Como dijo Jesús: “es parte de ser comunidad de hermanos, capaces de compartirlo todo en el amor”.
Además, es indispensable que los integrantes de las familias tengan mucha fe en Dios y la manifiesten con actitudes concretas basadas en la misericordia, por ejemplo, ayudando a sus propios parientes, pero también, a otras personas que necesiten con urgencia un momento de diálogo para encontrarse con Cristo Jesús.
Finalmente, la familia, con lo mucho o poco que tiene, debe valorar lo que Dios le ha brindado durante este tiempo de emergencia. Esta actitud la ayudará a formar una actitud solidaria con quienes más necesitan, a evitar el despilfarro, y a ser más humanos y empáticos con sus semejantes.
Sin duda, la familia es un elemento base para lograr grandes resultados a nivel personal y social. Luchemos para que su valor siga intacto con el paso de los años y generaciones, de manera que, las grandes misiones que tiene puedan contribuir con el desarrollo de un mundo mejor.
“Salvar a la familia – escribió el gran escritor Igino Giordani, cofundador del Movimiento Los Focolares, – es salvar la civilización. La nación está compuesta por familias; si éstas perecen, también aquella vacila” Y añadió: “Los esposos se hacen colaboradores de Dios en el dar a la Humanidad vida y amor. […] Amor que de la familia se extiende a la profesión, a la ciudad, a la nación, a la Humanidad, propagándose como una onda en círculos concéntricos que llegan al infinito. Desde hace veinte siglos arde un anhelo revolucionario, encendido por el Evangelio, y pide amor”.
Un Evangelio que se propone como una doctrina caída de lo alto y no entra en la “carne” de esta vida cotidiana, nos explica el Papa Francisco, corre el riesgo de quedarse en una bella teoría y, a veces, de ser vivido como una obligación moral. Estamos llamados a acompañar, a escuchar, a bendecir el camino de las familias; no sólo a trazar la dirección, sino a hacer el camino con ellas; a entrar en los hogares con discreción y con amor, para decir a los esposos: la Iglesia está con ustedes, el Señor está cerca de ustedes, queremos ayudarles a conservar el don que han recibido
El Santo Padre precisa que, es fundamental anunciar el Evangelio acompañando a las personas y poniéndonos al servicio de su felicidad: así podemos ayudar a las familias a caminar de una manera que responda a su vocación y misión, conscientes de la belleza de los vínculos y de su fundamento en el amor de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. “Cuando la familia vive bajo el signo de esta Comunión divina, que he querido explicitar en sus aspectos existenciales en Amoris laetitia, entonces se convierte en palabra viva de Dios-Amor, hablada al mundo y para el mundo”. En efecto, la gramática de las relaciones familiares -es decir, de la conyugalidad, de la maternidad, de la paternidad, de la filialidad y de la fraternidad- es la vía por la que se transmite el lenguaje del amor, que da sentido a la vida y calidad humana a toda relación.
Acerquémonos, concluye el Pontífice, a este misterio del amor con asombro, discreción y ternura. Y comprometámonos a salvaguardar sus preciosos y delicados vínculos: hijos, padres, abuelos… Necesitamos estos vínculos para vivir y vivir bien, para hacer la humanidad más fraterna”.
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Diciembre 2021.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.