Desde el punto de vista espiritual, hay dos tipos de enfermedades: las estructurales y las funcionales. Es decir, las que corresponden a lesiones orgánicas o a vicios de construcción de las distintas partes que componen el cuerpo, y las que son debidas un mal funcionamiento de la maquinaria interior
Pero los males debidos al mal funcionamiento de la maquinaria orgánica son producto de la actual vida y podemos curárnoslos nosotros mismos rectificando nuestros errores. Entre esos males cabe apuntar, en primerísimo lugar, los de tipo nervioso. La neurosis, la sicopatía, los complejos, la histeria, etc. son debidas a la no utilización de fuerzas que Dios ha puesto a nuestra disposición para edificar el universo.
En efecto, el Creador ha delegado en cada uno de nosotros parte de sus poderes para que le ayudemos a construir su mundo. Esas fuerzas actúan, en primer lugar, sobre nuestra MENTE, dándole energías para que produzca pensamientos positivos, para que imagine y transforme el mundo con su actividad realizadora. Si esas fuerzas no consiguen que el intelecto se mueva; si nuestra mente está anclada en los lugares comunes, manejando ideas ya digeridas, viejas, convertidas en axiomas, en prejuicios, entonces esos pensamientos nos impulsan a la acción, a sobrepasar la norma y desear más de lo que la moral permite. Si los Deseos consumen las energías destinadas a la Mente, cabe esperar de la persona actuaciones inmorales, antisociales, erróneas, esto es el producto de la mente negativa
Es cuando las energías creadoras no han conseguido mover ni el intelecto ni los deseos, que descienden al cuerpo físico, perturbando su funcionamiento y produciendo la enfermedad, una enfermedad que sería debida a la incapacidad del individuo de responder mental o emotivamente.
En principio me gustaría recordar algunos hechos crudos, que nos tocan al menos bastante cerca. Después de lo que se llaman los epidemiólogos, las gentes que estudian el desarrollo de las enfermedades, una de cada 4 personas está destinada a sufrir cáncer, hecho que por lo menos no inspira tranquilidad.
Usted sabe qué es el cáncer, es una célula que se multiplica de forma irracional y que no tiene lo que se llama una inhibición de contacto. Las células cuando se desarrollan, y tocan otras células se detienen en su desarrollo, por supuesto para no proliferar mucho. Mientras que las células un poco locas, anormales, continúan desarrollándose.
Pero las defensas de nuestro cuerpo, de nuestro sistema inmunitario, destruyen estas células anómalas en el individuo sano.
¿Qué hacer entonces para recuperar la salud?
Una persona nos pregunto, si podría librarse de su angustia practicando deportes. Evidentemente, la práctica del deporte es una manera de liquidar esas energías no utilizadas que parasitan nuestro organismo, de modo que mediante los ejercicios deportivos se puede curar una histeria. Pero no deja de ser triste que unas fuerzas que nos han sido dadas para aportar a nuestros hermanos la sabiduría, el orden celestial, la ternura, la bondad, el amor, tengamos que utilizarlas andando en bicicleta y a veces ni siquiera en una de verdad sino en esas estáticas, de salón, que emplea mucha gente para mantenerse en forma, con un cuenta kilómetros incorporado para contar la distancia que han recorrido… en el gimnasio.
Se han establecido pruebas, de la influencia de los estados emocionales en la condición física, y la enfermedad. Así mismo en nuestra investigación sobre la multiplicación de las células, deseo, de todo corazón, podamos ampliar nuestro campo de conciencia para incluir en ella, la posibilidad de que al interior de nuestro espíritu exista una fuerza, que pueda frenar o activar la evolución de esta enfermedad”
Fuertemente impresionado por esta declaración y por tal idea, un radiólogo americano que trataba el cáncer con rayos, el doctor Simonton, paciente de cáncer a los 17 años. Hizo, durante muchos años trabajos cuyo resultado ha sido un método. Método no convencional que utiliza en el tratamiento, además dela radiación, es la relajación, meditación y el estímulo de la fantasía. <Mediante esta técnica motiva a los pacientes para mejorar y desarrollar una actitud positiva fundamental en este proceso.
Estudió sobretodo lo que va a llamar las personalidades cáncer. Parece que hay una tipología, una persona tipo que tiene cáncer.
Las características de las personalidades proclives al cáncer.
Primera cosa, tiene la peor imagen de si misma,. Sabe qué es la imagen de sí, es una idea que se hace uno de sí mismo. Todo el mundo tiene una imagen de sí que, al menos en ciertas áreas, puede ser negativa o malsana.
Segunda cosa, en forma general, la falta de objetivos en la vida. Son frecuentes las personas que no tienen objetivos en la vida, o que no los tienen suficientemente. Una de las experiencias más espectaculares que se haya podido hacer sobre el cáncer , más exactamente en la leucemia, el cáncer de sangre, fue con ratas. Se advirtió que cuando se ponían dos ratas juntas, había una lucha entre ellas, por tener la supremacía, dos ratas afectadas de leucemia. Pasaban su tiempo alborotando, y, no hubo más leucemia.
En otros términos, tan pronto se encontraba un objetivo, bastante adecuado para ellas. Experimentaban su agresividad, lo que podría ser otra razón, en ellas.
La tercera cosa determinante es que hay una tendencia replegarse sobre sí mismo. El replegarse quiere decir también sentirse responsable, desechar la responsabilidad de la enfermedad, sobre los otros, sobre la fatalidad, sobre todo un montón de cosas.
Por último, cuarta cosa: un resentimiento permanente, éste ligado a lo que acabamos de ver, una incapacidad crónica para amar a otros, incapacidad para amar a los otros y perdonarles. En este punto se recuerdan las enseñanzas filosóficas antiguas y las religiosas.
En las personas que están afectadas por esta enfermedad, hay quienes se curan, hay quienes cortan la enfermedad por años, y hay quienes la enfermedad se los lleva consigo, muy rápido.
El Dr Simonton también advirtió que habían características psicológicas.
Aquellos que tienen menos riesgo de la enfermedad y que la cortan más fácilmente en caso de padecerla, parecen tener una personalidad mas fuerte y mayor resistencia al estrés. El estrés es el efecto de la alarma creada en nuestro interior por un conjunto de estímulos.
Las personas que poseen esta personalidad, expresan alta confianza en sí mismos. Ya vimos hace poco la importancia de la confianza en sí. También son flexibles en sus sistema de creencias, es decir, son abiertos a nuevas ideas. Cosa ésta muy interesante.
Son más tolerantes, autónomos, tienen menos necesidad de relaciones interpersonales, lo que dice de su mayor autonomía.
Hay muchos factores tratados que son importantes en la cura del cáncer. El primero es la enfermedad y el cómo uno la ve.
El segundo factor es el tratamiento así cómo, la relación al tratamiento: cómo ve el tratamiento.
El tercer factor es la capacidad de curar y cómo el enfermo ve esta capacidad de curar
El Dr Simonton notó que para la mayoría de los enfermos, el cáncer particularmente , es algo muy potente y El Dr. Simonton entonces desarrolló un contra-sistema de ideas sanas, a saber:
La célula cancerosa es una célula muy débil que normalmente puede ser destruida por organismos sanos. Se sabe que si se inyectan células cancerígenas en organismos sanos, éstos las eliminan.
Por lo tanto, es necesario comprender que: el cáncer no es una cosa terrible, tampoco algo tan fuerte que vaya a aniquilar obligatoriamente a la persona, sino por el contrario es preciso recordar que las células cancerígenas son débiles.
Segunda cuestión, el tratamiento es benéfico, los efectos secundarios no son en absoluto necesarios. En el caso del cáncer, los vómitos, la pérdida del cabello, etc. Etc. Hay ciertamente efectos secundarios que son normales, pero se sabe de numerosos casos en que no se presentan.
Los pacientes del Dr Simonton, son gentes que frecuentemente no presentan efectos secundarios.
También muchos estudios han establecido que el clásico pacientes de cáncer, muestra una fuerte tendencia a guardar rencor y se niega a PERDONAR, además se inclina hacia la autocompasión. También, se ha investigado que el amor incondicional es un estimulante muy poderoso, mediante el cual el sistema inmunitarios se fortalece, elevando el nivel de glóbulos inmunes de la sangre o de células T destructoras de células anormales tales como células productoras de cáncer o radicales libres.
Entonces si a este nivel sabemos
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QUE EL CANCER NO VIENE DE AFUERA, SINO DESDE DENTRO,
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LAS CELULAS DEL CANCER NO SON TOPODEROSAS, SINO DEBILES,
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NO INVADEN SINO QUE SE ABREN CAMINO Y SON INCAPACES POR SI MISMAS DE ATACAR. LAS CELULAS DEL CANCER SON GRANDES, PERO TORPES Y CONFUSAS.
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QUE SI SABEMOS USAR NUESTRA MENTE PODEMOS INVERTIR EL PROCESO Y REGENERAR NUESTRO CUERPO, LA AUTOCURACION ES UN HECHO COMPROBADO.
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QUE EL CANCER NO VIENE DE AFUERA, SINO DESDE DENTRO,
Vamos a la tarea, de dar el primer y principal paso: PERDONAR
El perdón se vive en 4 dimensiones:
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PERDONAR Mt 7,3
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PERDONARSE Mt 18,21-29
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PEDIR PERDON Salmo 51
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RECONCILIARSE CON QUIENES SE OFENDIERON. Mt 5,23
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PERDONAR Mt 7,3
Pascual Foresi, teólogo, cofundador del Movimiento los Focolares, en su libro Conversaciones Teológicas a propósito del tema de Jesús en medio nos dice: …”Se comprende por qué es necesario para llevar la ofrenda al altar, que estemos reconciliados con el hermano, porque yo y el hermano somos el mismo cuerpo de Cristo. Yo, sí, soy un individuo, y mantengo mi personalidad e individualidad incluso en el ir a Dios; pero el prójimo y yo estamos tan unidos por la linfa divina, por la vida sobrenatural, por la vida de Dios, que somos una única realidad.
Por lo tanto, no sólo debo hacer las paces con los demás a quienes he ofendido, sin también con los que no ofendí. Para que otro pedazo de mí mismo venga conmigo a Dios. De otro modo voy a Dios sin una parte de mí mismo.
Mercedes Barquero nos dice:
“Perdonar es uno de los grandes dones de la vida espiritual. Nos permite liberarnos de las penas del pasado y alivia nuestro corazón de…..
Perdonar es obtener la reconciliación con uno mismo o con los demás, y ayuda a recobrar la paz. Perdonar es eliminar totalmente del corazón y de la mente todo sentimiento de odio, rabia, ira, amargura, venganza o dolor en relación con alguien que nos ocasionó un daño; o con uno mismo.”
El perdonar nos permite vivir el presente, romper con las cadenas del pasado y labrar un futuro de felicidad.
Antony de Mello nos dice: “Cuando San Juan de la Cruz habla de la purificación de la memoria, se refiere a purificarla de toda emoción. No anclarse en los recuerdos, ni sufrir de nostalgia, ni de añoranzas. Liberarse de las emociones del pasado; liberar la memoria de toda emoción para recibir limpiamente todo lo nuevo. Cuando te encuentro, para percibirte con claridad, he de dejar atrás todo lo pasado para estar abierto a tu presente sin relacionarte con ninguna imagen, sino con la realidad de este presente.
El Padre Ignacio Larrañaga nos dice: “Pocas veces somos ofendidos; muchas veces nos sentimos ofendidos.
Perdonar es abandonar o eliminar un sentimiento adverso contra el hermano.
¿Quién sufre: el que odia o el que es odiado? El que es odiado vive feliz, generalmente, en su mundo. El que cultiva el rencor se parece a aquel que agarra una brasa ardiente o al que atiza una llama. Pareciera que la llama quemara al enemigo; pero no, se quema uno mismo. El resentimiento solo destruye al resentido.
El amor propio es ciego y suicida: prefiere la satisfacción de la venganza al alivio del perdón. Pero es locura odiar: es como almacenar veneno en las entrañas. El rencoroso vive en una eterna agonía.
No hay en el mundo fruta más sabrosa que la sensación de descanso y alivio que se siente al perdonar, así como no hay fatiga más desagradable que la que produce el rencor. Vale la pena perdonar, así como no hay fatiga más desagradable que la que produce el rencor. Vale la pena perdonar, aunque sea solo por interés, porque no hay terapia más liberadora que el perdón.
NO es necesario pedir perdón o perdonar con palabras. Muchas veces basta un saludo, una mirada benevolente, una aproximación, una conversación. Son los mejores signos de perdón.
A veces sucede esto: la gente perdona y siente el perdón; pero después de un tiempo, renace la aversión. NO asustarse. Una herida profunda necesita muchas curaciones. Vuelve a perdonar una y otra vez hasta que la herida quede curada por completo.”
También debemos recordar que el perdón incluye el perdonarse a sí mismo. ¿Cuánto daño nos causamos por no perdonarnos? Es que se nos olvida que no somos dioses, solo seres humanos y que como nos dice Pablo ese es el aguijón con el que tenemos que vivir todos los días, pero que Dios es tan sabio que contando con eso nos deja su Divina Misericordia.
Al respecto nos habla Randall Urbina, servidor del Ministerio Renuévame, en su folleto La Misericordia de Dios:
“El perdonar es uno de sus rasgos predilectos. Para El, perdonar es comprender y comprender es ser. El sabe que el hombre muchas veces, hace lo que no quiere y deja de hacer aquello que le gustaría hacer.
En Efesios dice:”Ojalá conozcan lo alto, lo ancho, y lo profundo del amor de Dios” De manera entonces, si Dios es el que nos ha moldeado, nos ha hecho de barro, El sabe quienes somos y que es lo que realmente necesitamos, razón por la cual, nos bendice.”
Por esto no le cuesta perdonar y el perdón va acompañado de ternura y a esto lo llamamos MISERICORDIA.
Alfonso Aguiló al respecto del perdonarse uno mismo nos dice:
Todos sabemos que, muchas veces, perdonar es difícil. Pero quizá para algunos sea especialmente difícil perdonarse a uno mismo. Y están tristes porque no se perdonan sus propios fracasos, porque alimentan sus errores dándoles vueltas en su memoria, porque parece que se empeñan en mantener abiertas sus propias heridas. Son como cadenas que se ponen a sí mismos, cárceles en las que se encierran voluntariamente.
A lo mejor están tristes y sienten dentro del corazón como una especie de lanzada que les amarga la existencia, porque cargan con una responsabilidad que no les corresponde, por un fracaso que no es suyo, al menos en su totalidad.
La falta de perdón para uno mismo suele generar tristeza, y una y otra tienen su origen en el orgullo. Y así como el orgullo del que es simplemente vanidoso, o de quien está pagado de sí mismo, es el más corriente y menos peligroso; en cambio, pasarse la vida dando vueltas a los propios errores suele ser señal de un orgullo más refinado y destructivo.
Un punto medio. Es preciso aprender a aceptarse serenamente a uno mismo. Aceptarse, que nada tiene que ver con una claudicación en la inevitable lucha que siempre acompaña a toda vida bien planteada, sino que es encontrar un sensato equilibrio entre exigirse y comprenderse a uno mismo.
Conociéndose un poco es fácil saber cómo hacer frente a esos desánimos que acompañan a los propios errores y fracasos. Son instantes de hundimiento y de desazón, bajones de ánimo que pretenden ganarnos la partida de la vida.
El perdón empieza con una decisión del corazón. El perdón es la puerta que te abre el amor hacia ti mismo. Comprende que dentro de ti, hay una capacidad muy grande de amar. El perdón es la llave que llevas siempre contigo para encontrar tu felicidad. Deja ya de sufrir y decide hoy amar. Deja todo lo que detiene ese amor; el odio es un amor equivocado, que solo te hace daño. La falta de perdón te estanca, te ata, te encierra y mira hacia atrás. Deja tu pasado, suelta tu dolor, tu resentimiento, decide hoy por el amor.
El pasado, ya pasó, no existe, no tiene fuerza en ti si tú no se la das: Decide hoy por ti, tú lo mereces, tú eres digno de amar, tú mereces amar y ser amado. Tu eres bueno en esencia.
El Salmo 103: 4-5, Salmo 145:8. En ella se nos hace un llamado, a ser transformados por el Señor
Termino con las palabras de una recopilación titulada EN BUSCA DEL EQUILIBRIO DEL SER HUMANO A TRAVES DE SU MENTE.
“Utilizamos el tratamiento físico junto con el enfoque psicológico para ayudar al organismo a destruir las células perniciosas, por e el creyente de buenos principios morales, tiene mayor posibilidad de curarse. Se interpreta la enfermedad como un problema de conjunto de la persona, su fe, su optimismo. La terapia, no se concentra solo en la enfermedad, sino que se dirige a la totalidad del ser humanos, desde un punto de vista religioso, se esta creando una curación que es un milagro.
Se trata de un enfoque multidimensional u holístico que incorpora diversas estrategias terapeúticas, como el tratamiento medico convencional, la visualización de la enfermedad, la relajación y meditación, el asesoramiento psicológico y por supuesto la fe y el optimismo del paciente expresada por medio de oraciones, plenamente seguro de que Dios escucha las plegarias dichas con alegría y optimismo. DIOS NO QUIERE SERES HUMANOS TRISTES.
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Recopilado por Rosa Otárola D, /
Mayo 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.